Los socialistas y el centroderecha clásico se hunden en la irrelevancia en Francia
No por esperado deja de ser noticiable y llamativo el camino hacia la total irrelevancia que han tomado las dos formaciones representativas del centroderecha y del centroizquierda según se entienden en Europa en el panorama político de Francia. Tanto Los Republicanos como el Partido Socialista han cosechado unos nefastos resultados en las elecciones presidenciales este domingo en Francia, certificando de este modo su marginalidad y su muerte política de facto.
Las previsiones ya eran malas, pero los resultados alcanzados este domingo son aún peores de las más pesimistas proyecciones. La líder de Los Republicanos, Valérie Pécresse, no ha alcanzado siquiera el 5% de apoyo, según las proyecciones realizadas por la televisión pública francesa tras cerrarse las urnas. El partido que refundó Nicolas Sarkozy, cambiando el nombre de la UMP que, a su vez, había impulsado Jacques Chirac, que viene a ser el equivalente al PP en Francia, el centroderecha tradicional, ha visto cómo sus electores siguen huyendo cada vez en mayor número hacia el conservadurismo de cara cada vez más amable de Marine Le Pen, pero también hacia el centro que representa Emmanuel Macron, quien fuera ministro de Economía en el Gobierno socialista de François Hollande.
Precisamente el Partido Socialista ha firmado unos resultados poco menos que catastróficos, rozando un 2% de votos, lo que les convierte en una formación decididamente residual. Los socialistas quedan a años luz de la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon, La Francia Insumisa, que se convierte en la referencia siniestra en el espectro político galo superando el 20% de los votos. Pero es que también se quedan por detrás de Résistons! y del Partido Comunista. Sí han superado, al menos, al llamado Nuevo Partido Anticapitalista.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, íntima amiga de la ex primera edil de Madrid Manuela Carmena, tomó las riendas del Partido Socialista con la intención de impulsar un bloque unido en la izquierda, pero lo único que ha conseguido, tras fracasar en esa primera iniciativa, es en llevar al abismo a una histórica formación sobre la que ya se cierne la sombra de la disolución.
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