Al-Sisi promete derrotar el terrorismo tras la ofensiva en el noreste de Egipto

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Abdel Fattah al-Sisi. Foto: AFP

El presidente de Egipto, Abdel Fattah Al-Sisi, prometió acabar con el terrorismo tras el último ataque perpetrado por Daesh en la conflictiva península del Sinaí, en el noreste de Egipto; tras el cual murieron varios soldados egipcios, ocho, según las fuentes oficiales, y quince, según las estimaciones de la organización yihadista.

«Hoy el terrorismo brutal se vengó de varios de nuestros hijos virtuosos que sacrificaron sus vidas valiosas por esta patria», indicó Al-Sisi en la red social de Twitter.

El puesto de control de Tufaha, al sur de la localidad de Bear al-Abd, en el norte del Sinaí, fue el objetivo de la ofensiva lanzada por Daesh, que provocó, junto al fallecimiento de soldados, la muerte de dos civiles. Precisamente, el norte del Sinaí es zona de operaciones de Wilayat Sina, grupo terrorista adherido a Daesh y que ha materializado varios atentados en los últimos años.

«El cáncer del terrorismo todavía intenta secuestrar esta patria, pero resistimos. Luchamos contra ello con toda la fuerza y fe que tenemos, triunfaremos con el permiso de Dios», afirmó el máximo dirigente egipicio, quien expresó que la «batalla contra el terrorismo no acabará si no es con una voluntad popular que aspira a eliminar el terrorismo en todas sus formas».
La agencia de noticias Amaq, vinculada al grupo radical islamista, reivindicó la ofensiva y remarcó que más de quince efectivos del Ejército egipcio, entre ellos un oficial, habían muerto y que los insurgentes se habían llevado todo el armamento del puesto de control de seguridad; algo no contrastado todavía.

Mientras, fuentes de las Fuerzas Armadas de Egipto reconocieron que nueve soldados y un oficial fallecieron como consecuencia de combates contra radicales islamistas, aunque sin especificar si estas víctimas correspondían en su totalidad con el ataque de la península del Sinaí. Además, hasta quince supuestos terroristas murieron en bombardeos en la zona.

Desde 2018, la Policía y el Ejército egipcios mantienen una operación contra el terrorismo yihadista que ha acabado con unos 800 insurgentes y ha dejado decenas de miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado muertos, según informaciones oficiales.

En este punto, hay que destacar que el acceso a la provincia del norte del Sinaí no está permitido para los medios de comunicación y solamente llega información oficial facilitada por las autoridades, más los datos que aportan órganos de expresión afines a los terroristas que operan en la zona.

Este episodio llega después de que el Parlamento de Egipto aprobase en el mes de julio pasado un decreto presidencial para extender nuevamente durante un periodo de tres meses el estado de emergencia en la nación, tal y como ha hecho durante los últimos dos años.

Esta situación excepcional fue impuesta en abril de 2017 tras los atentados contra iglesias cristianas coptas en el norte del país, que se saldaron con 47 muertos. Desde entonces ha sido prorrogado en numerosas ocasiones por el presidente Abdel Fattah al-Sisi, otorgando amplias prerrogativas a las autoridades a la hora de investigar, arrestar y actuar contra cualquier sospechoso.

Según decreto oficial, «las Fuerzas Armadas y la Policía están encargadas de tomar todas las medidas necesarias para hacer frente a la amenaza del terrorismo y su financiación, mantener la seguridad en todo el país y proteger las propiedades públicas y privadas, así como a los ciudadanos».

La Constitución de Egipto solamente da luz verde a la aplicación del estado de emergencia durante seis meses consecutivos como máximo, por lo que ya el pasado año el Parlamento instauró un intervalo de varios días entre un periodo y otro para no incumplir esta normativa constitucional.

Centenares de personas, entre civiles y militares, han muerto en los dos últimos años de insurgencia islamista en Egipto, principalmente en la región del Sinaí, donde operan los comandos vinculados a Daesh.

Protestas en Egipto

Mientras tanto, se han sucedido las protestas en la capital de El Cairo y otras ciudades egipcias pidiendo la dimisión del presidente Abdel Fattah al-Sisi por acusaciones de corrupción, rechazadas por el mandatario, que las define como “calumnias”. Estas últimas manifestaciones han venido originadas por unas declaraciones del empresario y actor egipcio exiliado en España, Mohamed Ali, quien ha acusado a Al-Sisi de corrupción.

Las autoridades egipcias prohibieron desde 2013 todas las manifestaciones que no tuviesen permiso oficial, después de que Al-Sisi, por aquel entonces ministro de Defensa, dirigiera el derrocamiento del expresidente Mohamed Morsi. A partir de aquí, se entiende esta nueva oleada de protestas como una muestra de oposición pocas veces vista en suelo egipcio en los últimos años.

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