El Senado confirma a la jueza Amy Coney Barret para el Supremo y jura el cargo asegurando la mayoría conservadora
La senadora republicana, Susan Collins, ha votado en contra de la nominación.
Los demócratas en el Senado denuncian que Trump sólo ha escogido a quien ha prometido "poner fin" a la ley de atención médica.
No ha habido sorpresas y el Senado de Estados Unidos ha confirmado a la jueza Amy Coney Barrett como nuevo miembro del Tribunal Supremo, asegurando así una mayoría conservadora, 6-3, que desde el Partido Demócrata temen pueda suponer la eliminación de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, pos sus siglas en inglés), más conocida como ‘Obamacare’, así como el retroceso en otras cuestiones de derechos sociales.
La votación celebrada este lunes en el Senado, que se saldó con 52 votos a favor y 48 en contra, ha confirmado la entrada de Barrett en el Supremo menos de 40 días después del fallecimiento de la magistrada progresista Ruth Bader Ginsburg.
Ha sido esta celeridad en los plazos la principal crítica lanzada desde el Partido Demócrata, pues consideran que desde la Casa Blanca no se ha jugado limpio al haberse gestado su candidatura poco antes de las elecciones del próximo 3 de noviembre. El mes pasado, el candidato demócrata Joe Biden calificó como «abuso de poder» la polémica nominación de Barrett, pues se esperaba que tuviera lugar tras las presidenciales, ya que considera que la Administración Trump está pidiendo al Supremo que acabe con el ‘Obamacare’ en medio de la crisis del coronavirus.
El Partido Demócrata ha señalado durante las últimas semanas la «hipocresía» mostrada por los republicanos durante este caso, pues en el último año de la Presidencia de Barack Obama, en 2016, el Senado, de mayoría republicana, bloqueó el nombramiento de Merrick Garland para que ocupara la vacante surgida en el Supremo tras la muerte de Antonin Scalia por ser año electoral.
Barrett, quien trabajó a las órdenes de Scalia, ha insistido durante la últimas semanas en las sesiones celebradas en el Senado en su independencia y ha intentado desvincularse de la figura de su mentor ultraconservador. «Todo lo que ha dicho el juez Scalia no es necesariamente algo con lo que estaría de acuerdo o haría», dijo Barrett durante la tercera sesión celebrada el pasado 14 de octubre, después de que se declarara el día anterior como «no hostil» al ‘Obamacare’.
Barrett es el tercer nombramiento del presidente, Donald Trump, para el Supremo. Desde Ronald Reagan (1981-1989), precisamente fue él quien nominó al juez Scalia en 1986, ningún inquilino de la Casa Blanca había propuesto a tantos nominados para el Alto Tribunal estadounidense.
La mayoría con la que cuentan los republicanos en el Senado ha sido suficiente para la confirmación de la juez Barrett, por lo que la votación ha sido un mero trámite, y aunque en las últimas semanas algunas senadoras republicanas mostraron su disconformidad con el movimiento de Trump, solo Susan Collins ha votado en contra.
Finalmente, Barrett ha contado con la objeción de los 45 demócratas del Senado, dos independientes y la de Collins. La senadora por el estado de Maine ha considerado inapropiada que la nominación haya tenido lugar poco antes de las presidenciales y ha recordado la negativa republicana a la nominación de Obama, el juez Merrick Garland, antes de los comicios de 2016. «Esta nominación es parte de un esfuerzo de décadas para inclinar los tribunales hacia el camino de lograr a través de los tribunales lo que los republicanos nunca podrían lograr a través del Congreso», ha afirmado el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Summer.
«El presidente Trump prometió elegir solo a los jueces que ‘den por terminada’ nuestra ley de atención médica», ha escrito Summer en Twitter, remarcando así el principal temor de los demócratas ante una deriva conservadora en el Supremo, que suponga nuevas restricciones en materias como el aborto, las libertades de la comunidad LGTBI, o una mayor laxitud en las políticas relacionadas con el control de armas.