Sanders escenifica su apoyo a Clinton tras lograr que acepte gran parte de su programa

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Bernie Sanders, en su discurso de apoyo a Hillary Clinton, en Portsmouth (New Hampshire).

Bernie Sanders ha dadio un histórico discurso en Portsmouth (New Hampshire) para dar su apoyo a Hillary Clinton, hasta ahora su rival en la carrera demócrata por la candidatura a la Presidencia de Estados Unidos. «Haré todo lo que pueda para que sea la próxima presidenta de EEUU», ha gritado para dar por inicada su emocional alocución.

«Lo diré lo más claro posible, apoyo a Hillary Clinton como candidata a la Casa Blanca, y ahora os contaré por qué tiene que se nuestra próxima presidenta». Sanders ha hecho un repaso al programa acordado este fin de semana en Orlando por su candidatura y la de Clinton, en una negociación dura para unir a los demócratas, después de una campaña en la que el senador por Vermont, autodefinido como «socialista» forzó incluso hasta después de quedarse sin posibilidades matemáticas, para lograr un compromiso de Clinton «para presentar el programa más progresista de la historia del Partido Demócrata».

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La campaña del New Deal de Roosevelt incluyó todo tipo de marketing.

Lo que ha presentado Sanders se parece más al New Deal de Roosevelt que a cualquier programa político presentado en los últimos años. Aunque hay que tener la prevención habitual con el viejo senador: una cosa son sus discursos y otra lo que se lleve en realidad negro sobre blanco a las elecciones del 8 de noviembre

«He venido no a hablar del pasado, sino del futuro, un futuro que nos jugamos el próximo 8 de noviembre», ha dicho Sanders, quien ha contado que en su contacto con «millones de estadounidenses en este año y medio». En ese tiempo, dice que ha comprendido que «esta campaña no es entre Hillary y Trump, sino sobre las necesidades de los americanos y sobre la enorme crisis que vive nuestro país. Y para subsanar eso, Hillary es la mejor candidata posible».

La herencia recibida

Para Sanders, «es fácil olvidar lo que los republicanos quieren que olvidemos, dónde estábamos cuando llegó Obama a la presidencia hace siete años y medio». El viejo senador, ha descrito la situación que heredó el actual presidente tras los ocho años de George W. Bush: «Era el peor momento de EEUU desde la gran depresión. Hasta 8.000 personas persona perdían el trabajo cada semana, crecía el déficit sin parar y el sistema financiero estaban al borde del colapso».

Sanders ha agradecido al presidente Obama y al vicepresidente Biden «su liderazgo», pero el aspirante derrotado por la ex secretaria de Estado opina que «queda mucho por hacer».

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Bernie Sanders, en su discurso de apoyo a Hillary Clinton, en Portsmouth (New Hampshire).

«En el país más rico de la historia de la humanidad, hay demasiada pobreza y desesperanza. Hace unos días hablé con una mujer con un miedo mortal al futuro, que gana 10 dólares la hora… Estas elecciones son sobre esa mujer, y los millones en su misma situación».

«Hillary sabe»

En ese momento, ha empezado el cuerpo completo del discurso de Sanders. Un gran argumentario desgranado a partir de la frase «Hillary lo entiende», «Hillary sabe», «Hillary cree»… en contraposición con «Sin embargo, Trump», «Trump, por el contrario» o «Como todos los republicanos, Trump»

En una suerte de contrato social, al estilo del New Deal de Franklin Delano Roosevelt, Sanders ha vociferado en su habitual tono encendido, ése que lo ha llevado a una campaña mucho más viva y longeva de lo esperado, una serie de medidas que más parecían las suyas que las de la ‘aburrida’ Clinton. esa candidata sin carisma: «Hillary lo entiende, debemos lograr que la economía incluya a esas gentes, ella entiende que si alguien trabaja 40 horas a la semana en EEUU esa persona no puede vivir en la pobreza, ella cree y todos con ella, que debemos elevar el salario mínimo para vivir en justicia, y quiere crear millones de trabajos con reconstrucción de infraestructuras, carreteras, sistemas acuíferos, puentes…»

Sin embargo, «Trump tiene otra visión, cree que los estados tienen que poder bajar el salario mínimo de las personas. Si él gana, habrá sueldos de hambre a menos de siete dólares la hora. Así que las elecciones no son entre Trump y Clinton, sino entre el futuro justo y el futuro injusto para los americanos».

El senador por Vermont no ha resistido la tentación de vincular a los ricos con los fallos del sistema democrático de EEUU: «La mejor decisión es apoyar a Clinton, no apoyar a los milmillonarios que compran elecciones y secuestran nuestra democracia».

Derechos sociales

Dentro del programa progresista que ha logrado arrancar Sanders a Clinton a través de su durísima campaña, el viejo senador ha vendido el compromiso ya marcado por Hillary desde que se lanzó la primera a la carrera, en junio de 2015, la defensa de los derechos sociales. «Estas elecciones son sobre quién defenderá el derecho de las mujeres a decidir sobre sí mismas, los derechos de la comunidad LGTB, quién defenderá los derechos de los trabajadores, los inmigrantes y los poderes del Gobierno para defender el medio ambiente».

Y nuevamente, «si alguien cree que esto no es importante, que mire el programa republicano y los titulares atribuidos al señor Trump».

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Hillaru Clinton agradece su apoyo a Bernie Sanders, en Portsmouth (New Hampshire).

En ese momento es en el que a Hillary, que estaba de pie al lado de Sanders escuchando satisfecha, se le ha visto sonreír más, orgullosa de una lucha que lleva librando desde que hace 23 años llegó a la Casa Blanca como primera dama y revolucionó el papel, hasta entonces de florero, de la señora del presidente.

«Esta campaña trata de llevar a los EEUU a ser un país con seguridad social universal o no. Y a reducir el número de personas sin seguro o con un seguro insuficiente. Hillary quiere que todos tengamos la opción de elegir un seguro público de salud, lo que bajaría el coste para millones de personas. Y ella quiere que millones de americanos tengan, por fin, atención médica primaria, dental, mental y de desintoxicación de drogas».

En ese momento, sanders ha recordado que la idea de crear un seguro médico público universal, al estilo de las seguridades sociales europeas, es una idea impulsada desde la presidencia del demócrata Bill Clinton, esposo de la actual candidata, iniciada en 1993. «Suya fue la iniciativa, no se logró entonces, pero sí ha sido con otro demócrata en la Casa Blanca, y de la mano de Hillary»… ha bramado Sanders entre aplausos.

Hillary Clinton y Donald Trump, candidatos demócrata y republicano a la Casa Blanca. (Fotos: Reuters)
Hillary Clinton y Donald Trump, candidatos demócrata y republicano a la Casa Blanca. (Fotos: Reuters)

«¿Y Trump qué opina sobre esto? Quiere abolir la ley del Obamacare [como se conoce la normativa algo cercenada por el Congreso, que logró sacar adelante Barack Obama el 23 de marzo de 2010], perjudicando a los 20 millones de personas que han accedido a un seguro médico gracias a él. Nada nuevo de lo que los republicanos han defendido siempre».

Y, finalmente, como en cada apartado, el viejo senador socialista ha estirado el chicle hacia sus posiciones, cerrando el asunto de la sanidad universal con un palo a la industria farmacéutica. «Hillary y yo estamos de acuerdo en que se deben renegociar los precios de las medicinas con los laboratorios y aumentar el uso de genéricos. No puede ser que las farmacéuticas se hagan ricas mientras millones de americanos mueren sin posibilidad de acceder a sus tratamientos».

Ricos y pobres

«Hay algo fundamentalmente mal en este país. Y Hillary lo sabe. Que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres, mientras hay cada vez menos clases medias. Es la peor situación desde 1928. Los ricos de los ‘hedge funds’ no pagan ni un centavo en impuestos federales», ha gritado Sanders entre abucheos. «Pues bien, Hillary conseguirá que nuestros impuestos sean más justos y progresivos, mientras Trump lo que quiere es darle vacaciones fiscales a los ricos».

Una de las derivadas de las diferencias económicas y sociales en EUU se traduce en la desigualdad en el acceso a la educación. En el país de las oportunidades, acceder a ellas a veces se hace demasiado lejano, y eso es algo para lo que Sanders tiene una receta que ha compartido con Clinton: «Muchos jóvenes no pueden ir a la universidad, por falta de dinero. Están hundiéndose hasta la muerte por falta de formación. Hillary cree que rebajar las tasas y ponerlas gratis para las clases trabajadoras».

En este apartado, el viejo senador no ha hablado de Trump. Se ha limitado a azuzar la emoción de las masas que escuchaban en el auditorio de Portsmouth: «Piensen en ello: si cada persona, no importa su procedencia, supiera que trabajando duro podría ir a la universidad, ¿cómo mejoraría este país?».

Medio ambiente

Ésta es una de las temáticas que más encienden a los sectores progresistas del Partido Demócrata de EEUU. No en vano, es el mantra que más defendió, y defiende, Al Gore, candidato derrotado –aunque ganó en número de votos a nivel nacional– en las primera elecciones ganadas por George W. Bush, y vicepresidente con Bill Clinton. «Hillary escucha a los científicos y sabe que el planeta se está deteriorando. Debemos trabajar con el resto de países por aumentar las energías sostenibles e ir reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles».

Sin embargo, la idea del Partido Republicano se ha movido muy poco en este apartado en las últimas décadas: «Trump, como el resto de los republicanos, desprecia la ciencia, lo que nunca debería hacer un candidato a la Presidencia. Piensan que le calentamiento global es mentira y quieren aumentar la dependencia de los combustibles fósiles. Esto sería una tragedia para el planeta entero».

«Juntos somos más fuertes»

La última parte del discurso de Sanders en apoyo a Clinton ha girado en torno a la unidad del país. En plena efervescencia racial, tras los sucesos de Dallas y en un año en que las noticias se llenan de casos de policías blancos matando a sospechosos (o no) negros, el senador por Vermont ha reivindicado la diversidad de un país que se creó en el pasado por aluviones de inmigrantes y que ahora se cierra a ella: «Trump está ocupado en meterse con los musulmanes, mexicanos, afroamericanos… Pero Hillary cree en que la diversidad es uno de los mejores valores de los estadounidenses. Somos más fuertes todos juntos. Hombres y mujeres, inmigrantes y oriundos, negros y blancos… todos unidos somos más fuertes».

Y ha sido en ese clímax cuasi nacionalista en el que Bernie Sanders ha cerrado su discurso, de más de media hora: «Ahora, todo esto hay que llevarlo a un Senado controlado por los demócratas, una Cámara con mayoría demócrata y con Hillary Clinton en la Presidencia. ¡Iré a cada esquina del país para lograrlo!».

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