El primer ministro de Australia reconoce que «se podría heber gestionado mejor» la crisis de los incendios
El primer ministro australiano, Scott Morrison, ha reconocido este domingo que hay cosas que «se podrían haber gestionado mucho mejor» en relación con los incendios que llevan días asolando parte del país y que han causado la muerte de al menos 27 personas.
Morrison ha sido muy criticado por la falta de respuesta a las peticiones de las comunidades afectadas y la ausencia de una respuesta más decidida ante la crisis climática.
Ha sido criticado por la falta de respuesta a las comunidades afectadas
«Son entornos sensibles, muy emotivos. Los primeros ministros son de carne y hueso tamibén en cómo se relacionan con esta gente», ha afirmado Morrison en una entrevista con la cadena australiana ABC. Su intención es proponer ahora al Gobierno una «comisión real» para investigar la crisis que examine la respuesta de las autoridades y el apoyo a los afectados.
En cuanto a las protestas que exigen una accion más ambiciosa en la lucha contra el cambio climático, Morrison ha asegurado que el Gobierno «seguirán evolucionando nuestras políticas para cumplir con los objetivos» del Acuerdo de París.
«Queremos reducir las emisiones y hacer lo mejor que podamos para ser cada vez mejores», ha indicado, aunque ha defendido una «política equilibrada» que «reconozca el interés nacional económico y social de Australia».
Morrison ha sido muy criticado por sus vacaciones familiares en Hawái antes de Navidad, cuando el país ardía, aunque finalmente las acortó para volver a Australia. «No habría hecho ese viaje sabiendo lo que sé ahora», ha argumentado.
Las protestas tuvieron lugar días después de que la Agencia de Meteorología del país señalara que Australia vivió en 2019 su año de mayor calor y sequía, algo que estaría relacionado con los incendios forestales.
Australia ha atravesado condiciones climáticas «extremas», con previsiones para el fin de semana que superaron los 40 grados centígrados y vientos de hasta 90 kilómetros por hora en muchas áreas rurales, situaciones que han dificultado la extinción de un fuego que ya ha devorado unos 10 millones de hectáreas en todo el país.
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