El G7 pide unidad frente a las amenazas mundiales

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Josep Borrell. Foto: AFP

Londres reunió por primera vez en dos años presencialmente a los ministros de Exteriores de los países del G7, en un encuentro para acordar respuestas conjuntas a las amenazas mundiales y la recuperación de la pandemia del coronavirus. Una reunión que sentó las bases de la cumbre de líderes prevista para junio en Cornualles. Los representantes de los miembros del grupo-Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y la Unión Europea- iniciaron sesiones de diálogo, ante los crecientes «desafíos y amenazas», en una referencia directa a Rusia y a China, que identifican entre las principales amenazas para ese orden global.

El Reino Unido ha querido usar la presidencia del G7 para realzar en cualquier caso su perfil internacional, desde su salida de la Unión Europa, con este encuentro previo de tres días en Londres al que asisten también los titulares de la India, Australia, Sudáfrica y Corea del Sur, un gesto que subraya la importancia geopolítica que ha cobrado la región del Indo-Pacífico.

Los líderes del G7 subrayaron, en esta cumbre, la necesidad de una postura común para hacer frente a las amenazas globales, en contraste con el creciente unilateralismo de los últimos años y el retroceso de las instituciones globales. La retirada de Afganistán, las relaciones con Irán, el futuro de la OTAN, la guerra en Siria y las acciones del régimen militar son algunos de los temas sobre la mesa en el encuentro del G7, con la recuperación postCOVID como telón de fondo, y con Rusia y China como grandes protagonistas.

La reunión se produjo en un contexto de creciente presión para mostrar más solidaridad. La expansión del virus ha exacerbado asimismo las desigualdades de género subrayaron los representantes del grupo, que han acordado medidas para financiar iniciativas que faciliten la incorporación de la mujer en el mundo laboral, así como para mejorar la educación de 40 millones de niñas en el próximo lustro.

No obstante, no hubo ningún anuncio sobre nuevos fondos para mejorar el acceso a las vacunas, a pesar de los repetidos llamamientos para que el G7 haga más por ayudar a los países más pobres. Varios activistas han instado al G7 a redoblar sus esfuerzos para hacer frente a las flagrantes desigualdades en la lucha contra la pandemia del coronavirus, mientras los países occidentales intensifican las campañas de vacunación y reabren sus economías. La recuperación de la pandemia de coronavirus requiere más que nunca preservar el actual sistema de normas internacionales, recalcaron los ministros de Exteriores del G7 en las conclusiones.

Los cancilleres del G7 reservaron sus críticas más duras a China y Rusia, a las que llamaron a cumplir con sus obligaciones en virtud de la legislación nacional e internacional. Dos países con los que existen intereses compartidos, pero que plantean importantes problemas de seguridad.

Las relaciones entre China y EE.UU. se deterioraron de forma dramática durante la era del expresidente Donald Trump con roces en planos como el comercial, el diplomático o el tecnológico, y aunque Biden ha prometido otro enfoque, su Gobierno no parece tener prisa por poner fin del todo a sus conflictos con Pekín.   Nada más iniciarse este encuentro, uno de los primeros desde que Joe Biden llegará a la Casa Blanca, el secretario de Estados Unidos, Tony Blinken, no perdió el tiempo y acusó abiertamente a Pekín de llevar a cabo ciberataques, de violar los derechos de la minoría musulmana de la provincia de Xinjiang, de los habitantes de la ciudad de Hong Kong y Taiwán y sobre  las prácticas de Pekín que van en contra de los «sistemas económicos libres y justos», en particular en los campos del «comercio, las inversiones y la financiación al desarrollo», así como el respaldo a «robos de propiedad intelectual».

Respecto a la erosión de los derechos humanos en Rusia también ocupan un lugar preeminente en las preocupaciones de los países del grupo, que critican la «represión sistemática de las voces opositoras», activistas, miembros de la sociedad civil «independiente» y periodistas. Asimismo, condenan las acciones «irresponsables» y «desestabilizadoras» de Moscú en la frontera con Ucrania, así como las «acciones maliciosas» del Gobierno ruso para tratar de desestabilizar a terceros países y su uso de la «desinformación».

Los esfuerzos para desmilitarizar Libia y los comicios de diciembre en ese país ocupan asimismo la atención de los ministros, así como la situación en Siria y sus países vecinos. A ese respecto, los ministros del G7 aspiran a presionar a Rusia en relación con la asistencia humanitaria en la región.

Durante la primera jornada del encuentro en Londres, Borrell y Blinken abordaron en una reunión bilateral a los márgenes de la cumbre ministerial del G7 en la que dialogaron sobre el pacto nuclear con Irán. Ambos diplomáticos analizaron vías para asegurar una «implementación completa y efectiva» de ese acuerdo. Los dos ministros hablaron del interés común en lograr la puesta en libertad de sus ciudadanos presos en Irán, mención especial a la ciudadana iraní-británica Nazanin Zaghari-Ratcliffe, al cabo de cinco años en prisión acusada de espionaje

Además de China, Rusia e Irán, los cancilleres amenazaron a la junta golpista de Birmania con nuevas sanciones sobre Birmania, se espera que los diplomáticos reunidos en Londres urjan en sus conclusiones al régimen militar que ha tomado el control del país a que cese su actividad. Durante la jornada se analizaron medidas para controlar la entrada de armas y limitar los flujos financieros de la junta gobernante.

Las siete potencias dejaron, no obstante, la puerta abierta a una futura cooperación y subrayaron la necesidad de una postura común para enfrentar los retos globales, en contraste con el creciente unilateralismo de los últimos años durante el mandato de Donald Trump en Estados Unidos.

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