Erdogan manifiesta su intención de mejorar la relación con la OTAN

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Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía. Foto: AFP

El presidente turco no tiene alternativa. Debe ampliar su alianza y buscar el apoyo de otros países para mantenerse al frente del país, ya que un cambio de rumbo no parece viable y la situación económica agravada por el coronavirus tampoco ayuda.

Asimismo, y a la luz de la nueva Administración Biden que no será tan complaciente con el país eurasiático como fue la anterior Administración Trump, Turquía parecía estar dispuesta a volver a la senda del centrismo y retomar sus relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, manifestó el sábado por la noche su deseo de desarrollar las relaciones entre Turquía y Estados Unidos, mientras que numerosas disputas han envenenado en los últimos años las relaciones entre los dos aliados de la OTAN. «Queremos reforzar nuestra cooperación con la nueva Administración norteamericana sobre una base de beneficio mutuo», dijo en un vídeo difundido por la Presidencia turca en Twitter.

La política exterior de Ankara ha ido evolucionando hasta configurarse como una compleja red de alianzas y enemistades -y, en ocasiones, alianzas y enemistades al mismo tiempo- en gran parte de los teatros geopolíticos más relevantes de la región del Mediterráneo oriental, su zona de influencia.

Durante los últimos meses, la región del Mediterráneo oriental se ha convertido en un foco de tensión no sólo con los países europeos que allí se encuentran, como Grecia y Chipre, con los que los desencuentros son más habituales, sino con otros con los que no lo son tanto, como Francia o Alemania. La injerencia turca en el conflicto libio, sobre el que hay una misión europea para velar por el cumplimento del embargo de armas, ha ocasionado varios encontronazos entre la Armada turca y la francesa o la alemana. La retórica desde entonces entre el mandatario turco y el presidente francés ha ido en ascenso, provocando un problema de calado en el seno de la OTAN y, en menor medida, en la Unión Europea.

La relación entre Estados Unidos y Turquía ha ido experimentando diversas etapas a lo largo de su historia. En la actualidad se puede llegar a afirmar que la relación entre ambos se encuentra en un punto de inflexión. Pero, a pesar de las muchas fricciones que puedan existir entre ambas potencias, tanto el país heleno como el país euroasiático son conscientes de que se necesitan de una forma u otra.

El jefe de Estado turco también se mostró convencido de que «los intereses comunes de Turquía y Estados Unidos superan sus diferencias»

Turquía había acogido la elección de Joe Biden con cierta desconfianza, temiendo la dureza estadounidense en muchos temas.

Aún así, Estados Unidos acoge este gesto con cautela ya que no es la primera vez que Turquía pretende acercar posturas con Washington, pero es verdad, que la grave situación que enfrenta la economía turca ha obligado a Erdogan a recular y dejar de lado la retórica frentista de los últimos meses para buscar una vuelta a la normalidad en lo que a la relación con la OTAN se refiere.

En efecto, fuera de sus fronteras, la situación no parece nada halagüeña para los intereses de Turquía. Si bien es cierto que Erdogan ha sabido tejer lazos estratégicos de cierta importancia a su alrededor, sus constantes vaivenes han provocado que las grandes potencias no vean a su país como un socio demasiado fiable. Puede que el ejemplo más claro sea la complicada relación que mantiene Ankara con la OTAN.

En el marco del regreso a la OTAN de Estados Unidos, Joe Biden, destacó que la base de la seguridad colectiva y la prosperidad común está construida en la colaboración entre Europa y EE.UU.: «Bajo mi punto de vista esto es y debe permanecer como un pilar de todo lo que queremos lograr en el siglo XXI, como hicimos en el siglo XX».

Agregó que el mundo se encuentra en un punto de inflexión ante las nuevas crisis y que por ello EE.UU. trabajará de cerca con sus socios de la Unión Europea.

Asimismo, reiteró su compromiso con la OTAN y dio la bienvenida a «la creciente inversión» de sus socios europeos en capacidades militares.

De momento, Turquía seguirá por la senda de rebajar la tensión para evitar nuevas sanciones de la Unión Europea y la OTAN, aunque las conversaciones no prometen ser fáciles. Mientras tanto, las autoridades turcas ya se preparan para un enfriamiento de la relación con Estados Unidos, ya que no se prevé que la nueva administración sea tan permisiva con Erdogan.

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