La diplomacia humanitaria o cómo Turquía utiliza el ‘soft power’ para recuperar el liderazgo perdido en Europa 

Recep Tayip Erdogan Turquía
Recep Tayip Erdogan

El Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) define el concepto de diplomacia humanitaria como “el conjunto de actividades que llevan a cabo las organizaciones humanitarias con el fin de obtener por parte de actores estatales y no estatales – tales como gobiernos, militares, grupos armados, u otro tipo de autoridades comunitarias -, el espacio necesario para poder funcionar con integridad”.  Sin embargo, en etapas de pandemia, este concepto adquiere unas dimensiones diferentes. Durante las últimas semanas, el Gobierno de Turquía, liderado por el presidente Recep Tayyip Erdogan ha estado ejerciendo su influencia en la región, a través de las ayudas para frenar el impacto de la COVID-19.

El ‘soft power’ turco no entiende de pandemias, ni de fronteras en muchas ocasiones.  En diciembre de 2019 apareció en Wuhan (China) un patógeno que cambiaría el orden internacional, tal y como lo conocíamos hasta entonces. El coronavirus ha puesto a prueba el sistema sanitario de gran parte de los países del mundo, incluso de los más desarrollados. Esta pandemia también ha puesto en la cuerda floja al sistema de ayuda humanitaria internacional. Durante este período, algunos de los principales países donantes están sufriendo el impacto de esta pandemia y se han convertido en receptores, como es el caso de España o Italia.

En este contexto, Turquía ha expandido sus redes de ‘soft power’, al tratar de responder a las peticiones de ayuda de varios países.  La nación euroasiática también está sufriendo las consecuencias de una pandemia que ha provocado la muerte de al menos 2.017 personas en el país.  Turquía confirmó este domingo que el número total de registrador por coronavirus aumentó a 86.306, según ha recogido la agencia de noticias turca Anadolu. El deseo de liderazgo regional de Turquía ha provocado que las autoridades de este país hayan dejado de lado las necesidades de su propia nación, para prestar ayuda a países como Reino Unido, España o Italia.

El ministro de Asuntos Exteriores de este país, Mevlüt Çavuşoğlu informó este fin de semana durante una entrevista con la emisora privada NTV de que Turquía prestaba apoyo a 44 países de los 116 que han solicitado suministros médicos desde que la pandemia azotó al mundo, de acuerdo con el reconocido periódico turco Hürriyet.  “Turquía también está luchando contra este brote”, subrayó Çavuşoğlu durante esta entrevista. La diplomacia humanitaria se ha convertido en uno de los pilares de la política exterior turca durante los últimos años y, ejemplo de ello, son las ayudas que están recibiendo decenas de países durante esta pandemia.

Mientras tanto, los líderes de los principales partidos de la oposición — quienes normalmente no se oponen a este tipo de estrategias—han criticado durante las últimas semanas que el Gobierno se dedique a ayudar a otras naciones, mientras el propio país sufre la escasez de equipos médicos, explican en el diario Hürriyet. Además, también han juzgado la falta de transparencia del Gobierno a la hora de anunciar qué envíos eran donaciones y cuáles eran productos que estaban a la venta.

Turquía está intentando reconstruir su reputación en Europa.  A mediados del pasado mes de marzo, Ankara entregó equipos a Italia y España, dos de los países más afectados por la COVID-19 en el viejo continente.  Según han recogido varios medios locales de la región, Turquía encontró en esta pandemia la oportunidad de agradecer a ambos países sus actuaciones para proteger el espacio aéreo turco contra un posible ataque del régimen sirio. “España todavía tiene un contingente patriota en Turquía, mientras que los italianos retiraron su sistema a finales de 2019”, explican desde el diario Hürriyet.

Por otro lado, la cooperación de Turquía con Reino Unido, apenas tres meses después de que este país abandonase oficialmente la Unión Europea, ha servido para estrechar los lazos entre Londres y Ankara, dos países no pertenecientes a la UE y con intereses comunes en algunas regiones de Oriente Medio.  Durante los últimos meses, Turquía ha sido un actor protagonista en el conflicto de Libia y en de Siria. La crisis del coronavirus ha obligado a las partes beligerantes a cambiar sus prioridades para que el impacto de esta pandemia sea menor en sus países. Mientras tanto Turquía ha encontrado en este escenario, la oportunidad perfecta para reconstruir su imagen mediante el uso de la diplomacia humanitaria y el ‘soft power’.

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