Cuba acusa al «imperialismo» de «métodos sucios» contra Lula para hundir también a Rousseff

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Raúl Castro junto a Lula da Silva en 2011. (Foto: AFP)

Luiz Inazio Lula da Silva ha encontrado destacadas muestras de apoyo tras el registro de sus propiedades y su detención por unas horas el pasado viernes, empezando por el de la actual presidenta, Dilma Roussef, pero también desde fuera de Brasil. La última procede de Cuba. Su Ministerio de Exteriores, obviando la investigación en curso sobre las presuntas prácticas corruptas del ex mandatario, ha hecho público un comunicado en el que condena el «ataque a la Constitución y la democracia».

Para el régimen de Raúl Castro, tanto el anterior como el actual equipo en el poder y sobre todo sus primeros responsables se han convertido en «blanco de acciones judiciales y parlamentarias injustificables y desproporcionadas», que, continúa la nota, persiguen «desacreditar y criminalizar a un líder emblemático, descalificar a una de las organizaciones políticas más combativas de la región (en alusión al Partido de los Trabajadores), derrocar al gobierno legítimo y liquidar el proceso progresista regional».

Por descontado, La Habana culpa de lo acontecido al «imperialismo», señalando los «métodos sucios» de los «aparatos legislativos y judiciales de algunos estados en estrecha alianza don grupos transnacionales de la comunicación y las oligarquías, que pretenden imponer por la fuerza a los pueblos lo que no han sido capaces de ganar en las urnas». El documento no incluye ni una línea en relación con las pruebas en manos de la Fiscalía que apuntan a Lula como «uno de los principales beneficiarios de la trama» delictiva.

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