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Paleontólogos desconcertados: hallan una nueva especie desconocida de megaraptor con restos de su última presa

Megaraptor
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Un equipo internacional de investigadores ha confirmado el hallazgo de una nueva especie de dinosaurio carnívoro, bautizado como Joaquinraptor casali, en el sur de Argentina. La noticia ha dado la vuelta al mundo no sólo por tratarse de un fósil de megaraptor muy bien conservado, sino por un detalle casi único: el animal fue hallado con el húmero de un cocodrilo primitivo atrapado entre sus mandíbulas.

Los restos de Joaquinraptor aparecieron en sedimentos del Cretácico Superior, en una zona que alguna vez estuvo dominada por ríos, humedales y llanuras aluviales. Según explican los científicos, el fósil incluye fragmentos del cráneo, vértebras, costillas y, elementos de sus extremidades anteriores y posteriores. Lo sorprendente no es sólo el grado de preservación, sino el hecho de que tenga un húmero de crocodiliforme, el cual habría formado parte de su última comida.

¿Qué era un megaraptor?

@dinodataa NUEVO DINOSAURIO ARGENTINO!🦖🇦🇷 Investigadores del CONICET acaban de publicar un nuevo dinosaurio, el Joaquinraptor casali, un nuevo Megaraptor con un material que cambia lo que sabíamos sobre estos animales, encontrado en Chubut, con una antigüedad de 66 millones de años (Cretácico superior), con 7 metros de largo y una tonelada de peso. #noticias #dinosaurios #argentina #ciencia #paleontologia ♬ sonido original – Luca Spatola

Los megarraptóridos forman un grupo de dinosaurios terópodos que se caracterizan por tener dientes más pequeños que los de otros carnívoros de su tamaño y, sobre todo, unas extremidades anteriores muy desarrolladas, coronadas por garras en forma de hoz de gran tamaño. En Sudamérica, ocuparon el papel de superdepredadores en la cúspide de la cadena alimenticia.

En este contexto, Joaquinraptor casali es una pieza clave para entender la diversidad de depredadores de la Patagonia a finales del Cretácico. Con unos siete metros de longitud, era un cazador ágil y potente.

«La excepcional preservación de estos fósiles se explica por un rápido enterramiento del animal y de su presa. Lo más probable es que un río los arrastrara tras la muerte y los cubriera enseguida con sedimentos”, que probablemente utilizaba sus brazos armados con garras más que la potencia de su mordida para dominar a sus presas. Consideramos que es uno de los hallazgos más importantes de nuestro laboratorio», explica Gabriel Casal, geólogo y especialista en tafonomía).

Por su parte, Marcelo Luna, técnico en paleontología de la UNPSJB, explica lo siguiente: «hemos encontrado los restos de una gran variedad de organismos. En aquellas campañas, acampamos muy cerca de la excavación. Recuerdo pensar que éramos los primeros humanos en ver los huesos de un animal que había vivido hace 70 millones de años. Me sentí un privilegiado».

Una vida interrumpida a los 19 años

El estudio microscópico de los huesos de Joaquinraptor ha permitido estimar su edad en el momento de la muerte: unos 19 años, lo cual aporta información valiosa sobre el ciclo de vida del megareptor. Este hallazgo representa una oportunidad para comparar cómo distintas regiones del planeta desarrollaron depredadores con estrategias muy diferentes.

Mientras en Norteamérica el Tyrannosaurus rex tenía mandíbulas descomunales y una mordida capaz de pulverizar huesos, en el hemisferio sur los megarraptores evolucionaron hacia un modelo más ágil, con brazos poderosos y garras mortales. Ambos, sin embargo, tenían algo en común: eran de depredadores dominantes.

El valor de una ‘última comida’

Los paleontólogos subrayan que encontrar evidencias tan directas de la dieta de un dinosaurio es extremadamente infrecuente. Normalmente, las interpretaciones sobre qué comían los terópodos se basan en el estudio de sus dientes, su mandíbula o los posibles restos encontrados en las inmediaciones de los fósiles. En este caso, la presencia del hueso atrapado en la boca del depredador aporta una prueba tangible y difícil de cuestionar.

De confirmarse, estaríamos ante una de las poquísimas ocasiones en que un fósil captura el momento exacto de interacción entre dos especies del Cretácico. Este detalle, más que la anatomía del animal en sí, es lo que otorga al descubrimiento un valor científico incalculable.

Patagonia, tierra de gigantes

La Patagonia argentina ya ha demostrado en múltiples ocasiones ser un verdadero «cofre del tesoro» paleontológico. Aquí se han hallado desde los mayores dinosaurios herbívoros conocidos, como el Patagotitan mayorum, hasta depredadores como Mapusaurus o el Joaquinraptor casali.

La mayor parte de los hallazgos en esta zona de Argentina corresponden al período Cretácico, hace entre 145 y 66 millones de años, cuando esta región formaba parte de Gondwana. En aquel entonces, prosperaron los titanosaurios, gigantescos saurópodos que llegaron a superar los 30 metros de longitud.

Cada nuevo hallazgo en la Patagonia no solo añade una pieza al rompecabezas de la evolución de los dinosaurios, sino que también plantea nuevas preguntas. ¿Cómo era la interacción entre depredadores y presas? ¿Qué factores permitieron a los titanosaurios alcanzar tamaños descomunales? ¿Cómo influyó el aislamiento de Gondwana en la evolución de especies únicas en el hemisferio sur?

Con cada hueso desenterrado, la región reafirma su lugar en la historia natural del planeta Tierra.

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