La conquista de Melilla: la historia de la fortaleza en la costa norteafricana

Entre 1492 y 1510, España tenía un objetivo muy claro: conquistar algunas plazas fuertes en la costa norte de África para proteger el flanco sur de la península y evitar la expansión del Imperio Otomano. La conquista de Melilla en 1497 fue, por tanto, un hecho histórico que cambió el destino de este territorio.

A partir de entonces, hacia el año 1556, la ciudad de Melilla pasó a formar parte de la Corona de Castilla, en pleno reinado de Felipe II.

La historia

La historia de Melilla se remonta a la antigüedad, cuando fenicios y cartagineses se establecieron en la región. Con la llegada de los romanos, la ciudad adquirió importancia como puerto comercial y militar. Sin embargo, fue durante la época de dominio musulmán cuando Melilla se convirtió en una fortaleza importante en la región.

En el siglo XV, tras la Reconquista, los Reyes Católicos decidieron conquistar Melilla para asegurar el control de la costa norteafricana y proteger las rutas comerciales hacia el Mediterráneo. La primera conquista de Melilla tuvo lugar en 1497, pero no fue hasta 1556 cuando la ciudad quedó definitivamente bajo dominio español.

Durante los siglos siguientes, la ciudad se convirtió en un importante enclave militar y comercial en el norte de África, siendo objetivo de ataques por parte de potencias europeas y del norte de África. En el siglo XIX, la ciudad fue testigo de numerosos conflictos con las tribus bereberes de la región, así como de la Guerra de la Independencia española y la Guerra de África.

Comienzan las expediciones

Años antes de la toma de Melilla, entre 1492 y 1494, se hicieron varios viajes sobre la costa norteafricana que permitió obtener información valiosa sobre Melilla. Estos viajes exploratorios fueron coordinados por Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos.

El interés de los Reyes por la zona fue cada vez más intenso, al menos eso fue lo que se pudo constatar en una carta de Hernando de Zafra de 8 de julio de 1493. En dicha correspondencia, la reina le había ordenado que el corregidor Lorenzo de Padilla y el maestre Ramiro López que exploraran la costa durante el mes de agosto, y que informaran de su viaje al conde de Tendilla.

Tras varias expediciones en el territorio, en abril de 1494, Pedro Lezcano y Álvaro de Acosta, llegaron a Melilla y negociaron la cesión de la plaza con los jefes locales, previa expulsión del alcalde que representaba al sultán de Fez. No obstante, los informes de Lezcano y Acosta indicaban que las fortificaciones de la ciudad estaban en muy mal estado.

En 1495, el Rey ordena la misión de Martín Fernández Galindo a Melilla, con el único propósito de estudiar las posibilidades de ocupación. Por aquel entonces, la ciudad de Melilla ya estaba semiabandonada. Según algunos historiadores, la posible razón fue la destrucción de la ciudad por orden del sultán de Fez ante el alzamiento de sus habitantes. Otros investigadores se debaten entre si la destrucción se debió al abandono de su población o si fue a causa de la inminente llegada de la flota española.

La conquista de Melilla

La conquista de Melilla, finalmente, tuvo lugar el 17 de septiembre de 1497, cuando Pedro de Estopiñán conquistó la plaza de la ciudad. De esa forma se cumplía con la orden que los Reyes Católicos le habían hecho al Duque de la casa de Medina Sidonia, Don Juan de Guzmán.

Pedro Estopiñán, el contador mayor del Duque, habría sido enviado por diversas razones. La primera porque participó en la Guerra de Granada y había vencido recientemente a los piratas berberiscos que habían apresado a pescadores andaluces. Aparte de ello, enviaría tropas de su comarca y la expedición estaría compuesta por hombres de su mismo pueblo.

La ocupación de la fortaleza fue bastante fácil para Estopiñán, pues la ciudad se encontraba completamente despoblada. Estopiñán desembarcó en Melilla con una tropa de 1.500 soldados y trabajadores con el fin de reparar las deterioradas murallas y regresó a la península. Un año después, regresó a la ciudad con otras tropas para hacer frente a los ataques de los nativos del país.

El Duque Don Juan de Guzmán estuvo a cargo de la comisión, entre otras cosas, como modo de tener una punta de lanza en África para continuar ocupando territorios a los musulmanes. Probablemente, con la pretensión de conquistar la ciudad de Fez y todo su reino. No obstante, sólo se limitaron a ocupar Cazaza en 1515, que estaba ubicada al otro lado de la península de Tres Forcas y servía de puerto alternativo según los vientos permitieran desembarcar en uno u otro.

La actualidad

En la actualidad, Melilla conserva gran parte de su patrimonio histórico y cultural, con imponentes murallas y fortificaciones que recuerdan su pasado como ciudad fortificada. La ciudad también es conocida por su diversidad cultural, con una población que incluye a musulmanes, judíos y cristianos, así como por su gastronomía y tradiciones únicas.

La conquista de Melilla es un capítulo importante en la historia de España y de la región norteafricana, que ha dejado una huella imborrable en la ciudad y en su gente.

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