‘Pesadilla en la cocina’: Chicote, impactado por la respuesta del cocinero de ‘El Cantábrico’
Chicote no da crédito en 'Pesadilla en la cocina'
‘Pesadilla en la cocina’ se ha convertido en uno de los programas indispensables de La Sexta. Alberto Chicote, junto a todo su equipo, viajó hasta Cádiz para ayudar, por primera vez, a un bufé libre como es ‘El Cantábrico’. Lo que no imaginaba era lo mal que lo iba a pasar al tratar de ayudarles.
Este local llevaba 70 años de historia y estaba pasando por un mal momento. Los jefes son Francisco y Mariluz, dos hermanos. No dudaron en contar a ‘Pesadilla en la cocina’ que su familia contaba con una larga y gran tradición hostelera. No querían verse en la obligación de tener que cerrar ‘El Cantábrico’.
‘El Cantábrico’, buffet libre, está en manos de Francisco y Mariluz, dos hermanos con una larga tradición hostelera #PesadillaCantábrico https://t.co/zhxEliuxlz pic.twitter.com/pimqALOE3D
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Como era de esperar, la primera imagen que tuvo Alberto Chicote del establecimiento fue negativa y desastrosa. No solamente destacó su mala ubicación, sino que aseguró que se parecía al “hotel de El Resplandor”. Además, el chef identificó uno de los principales problemas del negocio. No solamente se trata de la calidad de las preparaciones, sino del mal estado que tienen las cocinas.
Con lo cual, todo esto derivaba a una falta clarísima de autocrítica por parte de la plantilla. Ese factor es completamente esencial para que Alberto Chicote pueda ayudarles de manera efectiva. Fue entonces cuando el presentador de ‘Pesadilla en la cocina’ escribió en una pizarra los nombres de los trabajadores de ‘El Cantábrico’ y, con puntos rojos, los fallos que mostraban.
Francisco y Antonio se han repartido los tapones rojos #PesadillaCantábrico https://t.co/zhxEliuxlz pic.twitter.com/ihRMApt348
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Los comensales no dudaron en hacer comentarios negativos de la comida. Antonio, uno de sus cocineros, se negaba a reconocer cualquier error: “A mí ya me dan igual las quejas. Que les den por cul*”. Esa fue su respuesta cuando aseguraron que su comida era “grasienta, insípida y pasada”. ¡Nada más y nada menos!
Francisco, como jefe de ‘El Cantábrico’ y Alberto Chicote pidieron al cocinero que probara la comida que había elaborado. Lo que no esperaban, en absoluto, era su respuesta: “Yo no pruebo mi comida. No me gusta. Me gusta más la de mi madre y la de mi mujer”. Fue entonces cuando el presentador le espetó lo siguiente: “¡Vaya cocinero de los cojon*s!”.
Antonio, el cocinero de ‘El Cantábrico’, deja ojiplático a @albertochicote al reconocerle que no prueba su propia comida porque no le gusta. 🤯 #pesadillacantábrico https://t.co/BJOuS3nvNf
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Pablo Carbonell visita ‘Pesadilla en la cocina’
El humorista quiso acompañar a Alberto Chicote en este programa. Su fin era probar la oferta que ofrecía ‘El Cantábrico’. En un primer instante, empezaron a probar platos fríos y se dieron cuenta de algo al instante: Muchos de los productos ofrecidos eran congelados. Pablo Carbonell, con toque de humor, quiso hacer una crítica al respecto: “Esto es lo contrario a la felicidad”. Chicote también quiso comentar lo ocurrido: “Plato tras plato, se te va quedando el estómago pegado porque es aceite y grasaza”.
Fue entonces cuando tanto el cocinero como el actor decidieron entrar en cocinas. Les asombró ver cómo las freidoras estaban negras y, por si fuera poco, los utensilios estaban muy sucios. “No sé qué película de terror me está viniendo a la mente viendo esto de aquí. ¿Ni siquiera se friegan los cuchillos?” espetó el presentador de ‘Pesadilla en la coicna’, para luego añadir: “El aceite está más negro que la conciencia de Voldemort”.
🍽 Pablo Carbonell se somete a la experiencia Pesadilla en la Cocina y la vive con todas las consecuencias al probar la comida de ‘El Cantábrico’. #pesadillacantábrico https://t.co/uBehlwb9Ox
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Reapertura de ‘El Cantábrico’ en ‘Pesadilla en la cocina’
El servicio comenzó, en un primer instante, con buen pie. Eso sí, Gema (una de las cocineras) se vio absolutamente desbordada cuando tuvo que hacer las tortillas en el momento. Había muchos clientes esperando y le agobió mucho. Fue entonces cuando pidió ayuda a Francisco, su jefe, que acabó tomando las riendas de la situación. Comenzó a organizar, y lo hizo con éxito. Los comensales terminaron dándoles la enhorabuena y, lejos de que todo quede ahí, aplaudieron a todos los trabajadores.