Protesta de los agricultores: «Para que tú comas tengo que poner dinero de mi bolsillo»
«Por un kilo de estas preciosas naranjas, al agricultor le pagan 12 céntimos. Producirlas cuesta 24 céntimos el kilo. Tengo que poner dinero de mi bolsillo para que tú comas», denuncia Víctor desde su campo de naranjas en Villareal. Es la triste realidad por la que desde hace años atraviesa el sector primario y uno de los motivos que llevará a miles de agricultores a movilizarse este domingo en Madrid.
El agricultor, al igual que muchos de sus compañeros consultados por este periódico, denuncian que el problema reside en la sobreproducción de países extracomunitarios con los que España tiene acuerdos. «Todas las frutas y verduras están afectadas por una sobreoferta de productos que entran de países extracomunitarios con los que la Unión Europea ha firmado tratados comerciales internacionales. No los ha firmado con países que nos abran mercado y donde podamos nosotros exportar. Los ha firmado con países que producen lo mismo que nosotros pero con un bajísimo coste de producción, porque sus salarios son 10 veces inferiores a nuestros, se pagan pocos impuestos y existe una laxa normativa medioambiental», denuncia.
Asimismo, los agricultores observan otra problemática en la Ley de la Cadena Alimentaria. Esta norma prohíbe la venta de productos por debajo del coste de producción. Víctor relata que esta ley «no sirve de nada, es una entelequia». Afirma que al tratarse de una ley nacional, la norma no tiene jurisprudencia en Europa. En segundo lugar, «al estar abiertas las fronteras para estos países extracomunitarios, el comprador- que no está obligado a comprarnos a nosotros que hemos marcado precio por encima del coste de producción-, comprará a esos países mucho más barato y lo venderá en la Unión Europea».
Límite a terceros países
La única solución, según Víctor, «es que se ponga límite a la entrada de los productos que vienen de esos terceros países». Para ello, incide, «lo primero que hay que hacer es activar las salvaguardas que están previstas en los tratados. En segundo lugar, revisar esos acuerdos comerciales, extraer de ellos la parte agrícola perjudicada y a partir de allí establecer defensas comerciales, cupos y aranceles. Del mismo modo que están establecidos para China, para el sector de la industria, el sector farmacéutico, etc».
Víctor lamenta que en numerosas ocasiones la agricultura se convierta en «la moneda de cambio para todo». «Hace falta una revolución y esa revolución va a comenzar el día 23 de enero en Madrid», reivindica. El próximo domingo distintas asociaciones de agricultores y ganaderos han convocado una movilización en la capital para denunciar las condiciones laborales que atraviesa el sector desde hace años.