Vicente Gil: «María Jesús Montero es la mamporrera de Sánchez contra Ayuso»

Ya sabemos por qué María Jesús Montero ha ido escalando hasta ser la vicepresidenta primera del sanchismo. Ver codo con codo a la parejita Sánchez-Montero en el Congreso, este miércoles, desgañitándose e, incluso, amenazando a la oposición tipo Mónica García, expresa el estado de histerismo en el que están con el caso Koldo. El adelanto de las elecciones en Cataluña es lo que les faltaba. Salvador Illa, en el alero.
Lo de Sánchez hablando de Marcial Dorado, la petición de dimisión de Ayuso, sus gestos de la cara descontrolados… muestran que, efectivamente, la ciénaga de la corrupción koldoniana les tiene pillados a él, a su mujer, a Montero, a Illa, a Marlaska, a Torres, a Armengol, a Ábalos… y quién sabe si a Nadia Calviño, que salió por piernas. ¿Qué pasa con la fundación FIIAPP?
Hay indicios que apuntan a que el comisionista Víctor de Aldama podría estar intentando pactar con la Fiscalía a cambio -se supone- de «tirar de la manta». Salvo que el acuerdo con la Fiscalía de Sánchez sea, precisamente, el contrario: taparlo todo. Cualquier cosa puede pasar. Pero, para eso, Sánchez necesita seguir en La Moncloa manejando los resortes y cloacas del poder.
Aldama es la pieza clave junto a Juan Carlos Cueto. Hacienda (o sea María Jesús Montero) conoció la trama en julio de 2021 gracias a las declaraciones del IVA y el modelo 347 de la principal empresa implicada. Fue justo, qué casualidad, cuando Sánchez destituyó a Ábalos en el Gobierno y en el partido. Montero cesó el mes pasado a los dos funcionarios de la Agencia Tributaria que tuvieron la decencia de entregar al juez del Olmo las conclusiones del informe Koldo. En vez de premiarlos, María Jesús Montero los echó. ¿Entienden por qué está ahí y ha sido ascendida?
María Jesús Montero ha llegado a vicepresidenta primera porque es el más verdulero de los miembros del Gobierno y tiene ya experiencia en caradura y desparpajo supino para tapar la corrupción sistémica del PSOE. Montero estuvo en los gobiernos de los ERE en Andalucía. Mientras mandaban al paro a miles de andaluces, el PSOE se gastaba en putas, mariscadas y cocaína el dinero de los parados. Montero ayudó a tapar aquel escándalo con la misma soltura, sin vergüenza alguna, y palabrería dicharachera que hace ahora con el caso Koldo. Montero contribuyó a obstruir la labor de la juez Alaya para que no se supiera la verdad de los ERE hasta, casi, desquiciar a la magistrada.
Montero es esa señora que siendo consejera de Sanidad de Andalucía echó a la calle a 7.000 sanitarios mientras regaba (o sea, compraba) con 100 millones de euros en sobresueldos a los altos cargos políticos de la consejería. Lo publicó la Cámara de Cuentas de Andalucía. Pueden leerlo en El País, que, por entonces, ya era un panfleto sospechoso, pero con algún periodista decente. Después, como consejera de Hacienda, Montero dejó arruinadas las cuentas públicas de Andalucía y arruinada la región.
¿Qué son 100 millones de euros y 7.000 profesionales despedidos para Chiqui Montero? Nada. ¿Qué le suponía a ella dejar arruinada Andalucía si sirvió para crear un sistema clientelar de compra de votos con el que estar 40 años en el poder? Nada.
Esto es el PSOE. Esto es María Jesús Montero. La que, en su primer presupuesto del sanchismo, dijo aquello de «1.200 millones de euros no es ná … Chiqui… Eso te lo cuadro yo en una tarde».
Este es el bodrio que lleva las cuentas públicas de España. Con esa sensación que transmite de que el dinero público es suyo y que pone y quita miles de millones por aquí y por allá como si nada. Como si bailara una sevillana: «Cojo la manzana, me la como y la tiro». Montero es tan desvergonzada que, en los pasillos del Senado, contó lo del novio de Ayuso cuatro horas antes de que lo publicara la prensa oficial del régimen a la que se lo habían filtrado.
Con semejante currículum, en cualquier país europeo avanzado, Montero estaría invalidada para acercarse a un solo euro de dinero público y no podría ni montar un chino. Pero esto es España y el PSOE y Sánchez la llamó para ser ministra de Hacienda. ¿Entienden por qué? Porque no tienen vergüenza alguna. Ni uno ni otro. Porque les da igual todo. A uno y a otro. Sánchez es como Montero pero sin rizos. Hoy la ministra de Hacienda mascaba chicle en el Congreso. Le ha faltado hacer bolillas.
Sánchez y Montero son tal para cual porque el sanchismo quería ser el PSOE de Andalucía y de los ERE. Y lo ha conseguido. O mejor. Lo superará. Porque, si hay justicia, el caso Koldo llegará a enfangar la cama King Size de La Moncloa que se compraron Pedro y Begoña. Aquel informe de Hacienda (o sea de Montero) decía que las relaciones de Víctor de Aldama con determinada compañía relacionada, a su vez, profesionalmente, con la mujer de Sánchez, fueron el detonante, al llegar la pandemia, de la enorme estafa de las mascarillas y las comisiones ilegales millonarias mientras miles de españoles se morían asfixiados.
Y lo que queda por salir. El delcygate, que pudo ser un millonario fraude fiscal circulando por Barajas en maletas, está por medio. Hay un nuevo delcygate de 79 maletas más, en marzo pasado, enviadas por Maduro sin control fiscal o policial alguno en un avión de otra compañía rescatada por el sanchismo. Apesta todo, como mínimo, a fraude fiscal. ¿Entienden por qué Montero es ministra de Hacienda?
El PP ha presentado una denuncia contra Pedro Sánchez en la Oficina de Conflictos de Intereses por haber participado y votado en Consejo de Ministros decisiones que podían colisionar con las actividades profesionales de su mujer. Como llevamos días comentando aquí, el PP pide inhabilitar inmediatamente a Sánchez por 10 años. Si al destituir a Ábalos en julio de 2021, Sánchez, María Jesús Mentiras y todos los demás cargos implicados conocían las andanzas de la trama Koldo, Sánchez, María Jesús Mentiras y todos ellos cometieron un delito penado con cárcel.
El propio Salvador Illa reconoce en su libro sobre la pandemia que Montero «se implicó personalmente como central de compras de las mascarillas». Y ahí la tienen, al lado de Sánchez, pegando gritos, acosando al novio de Ayuso con los datos privados que conoce de él y amenazando en plan barriobajero a la oposición. «¡Cuidado!», les ha dicho este miércoles con cara de macarra y señalando con el dedo. Montero está a la altura, simplemente, de los votantes del PSOE.
¿Entienden por qué van a aprobar este jueves la amnistía de Puigdemont y después lo que haga falta con tal de seguir blindados en el Gobierno? ¿Entienden ustedes que no es sólo el enfermizo afán de un narcisista patológico por mantenerse en el poder? ¿Entienden ustedes que Sánchez, Begoña, Montero, Illa, Armengol etc., necesitan protegerse, personalmente, bajo el escudo del poder, por si, de la investigación, se derivan en el futuro responsabilidades penales castigadas con cárcel?
Este jueves van a aprobar una amnistía que es pura corrupción política y económica porque quedarán sin devolver los millones y millones de euros robados desde los Pujol hasta Puigdemont y el dinero público que malversaron.
No le den más vueltas. Este es el acuerdo de Sánchez con Puigdemont: «Yo te doy impunidad, Carles, y tú me das tiempo extra en La Moncloa para estar seguros de que Begoña o yo mismo, no terminamos, juntitos todos, contigo, en Alcalá-Meco». Eso sí. El 12 de mayo hay elecciones en Cataluña. Está por ver que Puigdemont, una vez amnistiado, cumpla lo pactado.