Conferencia Presidentes Autonómicos

Urkullu viajó hasta La Rioja sin decidir si asistiría a la Conferencia mientras chantajeaba a Sánchez

El Lehendakari Iñigo Urkullu ha decidido entrar el encuentro, pasadas las ocho de la mañana, cuando Moncloa ha confirmado que cedía a sus exigencias

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Joan Guirado

En coche, desde su domicilio en el País Vasco, de madrugada. Así se ha desplazado el lehendakari, Iñigo Urkullu, hasta el municipio riojano de San Millán de la Cogolla. El jefe del Ejecutivo vasco, que no había confirmado su asistencia a la reunión, se ha presentado en la Conferencia de Presidentes autonómicos para sorpresa de todos. Su equipo mandaba un mensaje a los periodistas, con él ya en el parking, a pocos segundos de que su paseíllo de entrada se reprodujera por las pantallas que daban la cobertura oficial del encuentro.

Urkullu había manifestado a Pedro Sánchez que no participaría en la reunión si antes el Gobierno no cedía a sus exigencias en materia fiscal y financiera. Ambos se cruzaron cartas con reproches a lo largo de toda la semana, sin dar ningún fruto. Hasta este jueves. Los dos presidentes mantuvieron una breve conversación telefónica, por la tarde, en la que acordaron poner en marcha las negociaciones para el endeudamiento del País Vasco. El lehendakari ganaba la batalla y se abría a participar en el encuentro. Pero sin decírselo aún a nadie.

Tras la llamada, Sánchez ordenó a su equipo de Moncloa y el Ministerio de Hacienda satisfacer las demandas de los peneuvistas. Las llamadas y el intercambió de documentos se alargó toda la noche y toda la madrugada. A contrarreloj, el Gobierno de coalición buscaba encaje a los chantajes de los nacionalistas vascos a cambio de sumar a Urkullu en la foto de la «unidad» de este viernes. Sólo el catalán Quim Torra ha impedido el pleno al quince del presidente con todos los líderes autonómicos en su primera conferencia presencial.

A última hora del jueves Urkullu decidió acercarse hasta La Rioja. Lo comunicó así a su equipo, organizando un desplazamiento exprés, sin saber aún si entraría o no a la reunión. Poco más tarde de las seis de la mañana emprendía un viaje, de unos 150 kilómetros, en su Audi A6 y con su equipo más cercano.

En un pueblo cercano

A las ocho y cuarto, con toda su comitiva aparcada en un pueblo cercano a San Millán de la Cogolla, recibía la confirmación de su consejero de Hacienda, Pedro María Azpiazu, de que las cosas iban bien. En diez minutos estaba desfilando frente a las cámaras, con un posado serio, pero con la satisfacción interna de saber qué había ganado antes de empezar el partido. Mientras sus colegas bajaban del autobús.

La alegría vasca contrastaba, a lo largo de la mañana, con el enfado del resto de Comunidades Autónomas. Todos, con la excepción de Navarra, con un régimen foral como el del País Vasco, cargaban contra las cesiones del Gobierno al Ejecutivo de Iñigo Urkullu. Lo hacían en privado y en público. Sin demasiados filtros. Con un enfado evidente.

Al acabar la reunión, en la rueda de prensa de valoración, el lehendakari evitaba entrar en polémica con otros presidentes regionales. «Respecto las opiniones de otros líderes, que desconozco, no voy a entrar» zanjaba Urkullu. Pero sí les recordaba, para evitar críticas, que «el País Vasco tiene un régimen especial por su carácter histórico».

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