Urkullu gana pero necesitará al PSOE para gobernar al dispararse los proetarras de Bildu
El partido de Abascal logra que la candidata por Álava, Amaia Martínez, tenga asiento en la Cámara de Vitoria
La formación de Pablo Iglesias pierde la mitad de sus representantes y pasa a ser la cuarta fuerza
El PNV del lehendakari, Íñigo Urkullu, ha ganado las elecciones autonómicas vascas de este domingo al obtener 31 escaños, tres más que en 2016. Un respaldo suficiente para iniciar su tercer mandato reeditando su alianza con el PSOE de Idoia Mendia, que consigue 10 parlamentarios, uno más que hace cuatro años. Nacionalistas y socialistas suman por encima de la mayoría absoluta (38) que se les resistió por un escaño en la cita anterior.
Por su parte, los proetarras de EH Bildu repiten como segunda fuerza con 22 parlamentarios, cuatro más que ahora y el mejor resultado de su historia, como han jaleado la candidata Maddalen Iriarte y Arnaldo Otegi. Un crecimiento producido fundamentalmente a costa de Elkarrekin Podemos-IU, que se desploma de 11 escaños a 6 y cede la tercera plaza al PSOE.
La formación de Pablo Iglesias ha acusado especialmente su presencia en el Gobierno central. Con estos números, la opción de un tripartito Bildu-PSOE-Podemos llega también a los 38 de la mayoría absoluta, pero los actuales socios, el peneuvista Urkullu y la socialista Mendia, han ganado apoyos, apuntalando de esta forma su alianza en Ajuria Enea. Por ejemplo, los soberanistas se han quedado a un escaño de su récord histórico. Con todo, el partido de Pedro Sánchez sólo ha ganado un diputado y no ha sabido aprovechar la fuga de votos de Podemos, que se han ido sobre todo a Bildu.
Por su parte, Vox ha logrado entrar en el Parlamento con un representante por Álava. En concreto, la formación de Santiago Abascal tendrá voz en la Cámara de Vitoria con Amaia Martínez.
Por su parte, la alianza PP+Ciudadanos ha cosechado 5 parlamentarios (entre ellos José Manuel Gil, primer diputado de Cs en la Cámara), mientras que hace cuatro años los populares en solitario consiguieron 9 representantes. Populares y naranjas han sido quinta fuerza por detrás de Elkarrekin Podemos-IU, que pasa de tercera a cuarta.
El gran objetivo del PNV en esta campaña fue en todo momento mejorar sus resultados de los anteriores comicios para poder sumar con sus socios del PSOE y alcanzar juntos la mayoría absoluta que quedó a solo un escaño hace cuatro años.
Si bien Urkullu salvó la investidura con mayoría simple en segunda votación, sí que encontró estos años mayor dificultad para sacar adelante en el Cámara de Vitoria las principales leyes del Ejecutivo vasco, como los Presupuestos autonómicos.
En este caso, los nacionalistas vascos tuvieron que negociar la abstención del PP hasta en dos ocasiones para aprobar las cuentas de 2017 y 2018. Los populares de esta región estaban capitaneados entonces por Alfonso Alfonso y el PNV pactaba con el Gobierno de Mariano Rajoy acuerdos clave en el Congreso de los Diputados, como los Presupuestos Generales del Estado de 2018, junto antes de la moción de censura que aupó a Pedro Sánchez y donde los peneuvistas acometieron un acto de traición al Ejecutivo popular.
Podemos, al rescate
A finales de 2018, el Gobierno de Urkullu ya no consiguió la abstención del PP ni de Podemos ni de Bildu, lo que obligó al lehendakari a prorrogar la cuentas de aquel ejercicio. Ya el año pasado, tras las elecciones generales del 20 de noviembre y el preacuerdo de PSOE y Podemos para formar un Gobierno de coalición en la Moncloa, la formación de Iglesias sí salió al rescate de PNV y PSOE y se abstuvo a fin de que salieran adelante los Presupuestos autonómicos de 2020, allanando así el apoyo de los nacionalistas vascos a la investidura de Pedro Sánchez que traería un Ejecutivo socialcomunista por primera vez en democracia.
Por su parte, el sondeo preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que dirige el socialista José Félix Tezanos vaticinó un paseo de Urkullu, atribuyéndole de 31 a 34 escaños y dándole mayoría absoluta con el PSE y sus 11-13 asientos. Por su parte, EH Bildu quedaba con 16-18 parlamentarios y Podemos, con 11-12 representantes.
La encuesta de Tezanos bajó a la coalición de centroderecha PP+Cs hasta los 3-6 escaños en la Cámara vasca, mientras que a Vox no le otorgó representación alguna en el Parlamento autonómico.
«Nuevo estatus»
Durante la campaña, Urkullu fijó como meta de la próxima legislatura «completar» el Estatuto del País Vasco para establecer «un nuevo estatus político que reconozca la realidad nacional» de la región y afianzar una «relación bilateral» con el Gobierno de España.
Así, aludió a su propósito de «completar el Estatuto de Autonomía de Gernika, todavía incumplido tras más de cuatro décadas y, por otra parte, acordar un nuevo estatus político de futuro que reconozca la realidad nacional, la singularidad del autogobierno vasco, asiente una relación bilateral con el Estado y favorezca la presencia y proyección internacional de Euskadi», enfatizó.
En unos comicios marcados por la pandemia del coronavirus, los nacionalistas han alentado en todo momento la participación, ya que un notable aumento de la abstención iba en contra de sus intereses para llegar a la mayoría absoluta con el PSE. El Gobierno de Urkullu incluso retiró el voto a 200 infectados por coronavirus que había dado positivo en PCR. La participación ha sido del 52,8%, el mínimo histórico.
Junto al riesgo de los rebrotes, la campaña del 12-J también ha estado caracterizada por episodios de violencia contra los actos de Vox, que obligó a la Ertzaintza a intervenir para evitar que los proetarras sabotearan mítines de la formación de Santiago Abascal. En uno de ellos, resultó agredida la diputada de Vox Rocío de Meer.