INVESTIDURA DE SÁNCHEZ

El trato privilegiado de Sánchez a Junts enoja a ERC y al PNV: «Nuestros votos también son necesarios»

ERC y PNV, socios preferentes en la última legislatura, recuerdan a Sánchez que sin sus votos tampoco saldrá investido

El PSOE prioriza el acuerdo con Junts ya que los consideran los menos confiables y los más inestables

Sánchez, ERC, PNV
Pedro Sánchez, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Andoni Ortuzar
Joan Guirado

El trato preferencial que está dando el PSOE a Junts, de cara a la investidura de Pedro Sánchez, está causando un profundo malestar en ERC y el PNV. Socios preferentes de los socialistas durante la última legislatura y cuyos votos también son necesarios para la reelección del presidente en funciones. Ambas formaciones, según ha sabido este periódico, han hecho llegar a Moncloa y a Ferraz una advertencia: «Nuestros votos también son necesarios».

Y es que más allá de los siete apoyos de Junts, cuyo voto afirmativo es imprescindible para que la investidura de Sánchez no fracase, el sí de ERC y el PNV que el PSOE ya da por hecho es igual de relevante. Por ahora el secretario general socialista sólo tiene amarrados los seis votos de EH Bildu -también socio preferencial durante los últimos cuatro años-. Pero tras finalizar la ronda de contactos ni tan siquiera logró el sí definitivo de sus actuales socios de coalición, de Sumar.

Tanto ERC como el PNV le critican a Sánchez que «está centrado sólo en los votos de Junts, como si el resto no importásemos o se diera por hecho que tenemos que votar a favor». Los catalanes, que se juegan la hegemonía del separatismo con los de Carles Puigdemont quieren tener su cuota de protagonismo. Y poder vender avances en su anhelo independentista durante la negociación. Imposibilitando que todos los frutos los recoja Junts. Los vascos, por su parte, siguen con su estrategia habitual de exprimir al máximo con la mirada puesta en las elecciones autonómicas del año que viene.

Podemos quiere ser como ERC y el PNV

Instalados en la irrelevancia política, con sólo cinco diputados dentro del grupo parlamentario de Sumar, Podemos quiere entablar una negociación como ERC y el PNV con Pedro Sánchez. De tú a tú. Sin la tutela de Yolanda Díaz -pese a que se presentaron bajo la misma fórmula electoral y el acuerdo dejaba claro que no tendrían autonomía para esto. Ya tras las elecciones los de Ione Belarra empezaron a amenazar con desvincularse de Sumar e incluso de no facilitar la investidura de Sánchez.

El coportavoz de la formación morada, Javier Sánchez Serna, desvinculó esta semana a su partido de las negociaciones que mantiene Sumar con el PSOE de cara a la investidura. Serna dice que afrontan dicha negociación de forma diferenciada aunque admitió que aún no tienen conversaciones con los socialistas, a los que exhortan a tomarse en serio las propuestas del partido morado.

Es más, subrayó que Podemos y Sumar son dos fuerzas distintas que acudieron en coalición a las elecciones del 23J, pero que negocian «por separado» porque «aspiran a hacer proyectos diferentes».

Ante esa falta de respuesta del PSOE a los requisitos planteados por Podemos, el portavoz morado planteó que desconoce si este partido está priorizando las negociaciones con Junts primero y después atender en último término al resto de actores políticos que deben votar la candidatura del presidente en funciones, Pedro Sánchez.

De esta forma, Sánchez Serna marcó distancias respecto a la negociación que despliega Sumar, pese a que forma parte del equipo que mantiene contactos con el PSOE el dirigente del partido morado y secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. «Nosotros no estamos en esas negociaciones de Sumar, nosotros las negociaciones las hacemos como Podemos», manifestó en el programa Parlamento de RNE.

Entre otras medidas, Podemos exige al PSOE subir el salario mínimo a 1.500 euros, congelar los precios del alquiler durante la legislatura, renovar el Consejo General del Poder Judicial o la continuidad de la ministra de Igualdad, Irene Montero, al frente de ese departamento. Consideran que son peticiones de «sentido común» y que su aceptación por parte del PSOE sería celebrada por las bases progresistas.

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