Torra cumple 100 días al frente del Govern envuelto en polémica y sin gobernar Cataluña

Quim Torra-Catauña
Quim Torra en una reciente imagen (Foto: EFE).
Joan Guirado

Se cumplen los 100 primeros días de Quim Torra al frente del Govern de la Generalitat. Son los días de gracia que se da a un Gobierno, que en este caso se han dedicado a la retórica sin hechos consumados. De los 100 días en la presidencia de la Generalitat, Torra ha dedicado más de treinta a visitar a los políticos presos y a los fugados viajando a Berlín, Bélgica, Escocia o a Madrid, para visitar a los presos que ahora están en Lledoners, Figueres o Tarragona -prisiones que visita recurrentemente-.

En la capital también se ha reunido con el presidente Pedro Sánchez, en un encuentro en el que ambos aseguraron que se había avanzado aunque el presidente catalán continúe desafiando al Estado. Además, el jefe del ejecutivo catalán ha cruzado el Atlántico para hacer una visita oficial a Estados Unidos.

Aunque ha viaja el mucho durante estos 100 días -el presupuesto del Govern para desplazamientos e internacionalización es elevado- su presidencia destaca por ser de un perfil bajo. Desde el primer día que recuerda casi a diario que “no soy yo quién debería estar aquí, es Carles Puigdemont”, reivindicando la figura de líder de JXCat como ‘President legitim’.

Ese bajo perfil que le ha querido dar a su presidencia es el mismo que el que ha tenido el Govern, con solo cinco proyectos legislativos tramitados durante estos más de tres meses, la gran mayoría de los cuales heredados del anterior Ejecutivo. Por eso, sí ha dado luz verde a reactivar Diplocat o la reapertura de las mal llamadas por los separatistas ‘embajadas’ catalanas en el exterior o la creación de nuevos organismos, como una oficina para recuperar todas las competencias que padecieron el efecto de la aplicación del artículo 155, en especial los Mossos de Escuadra.

Durante estos 100 días, el nuevo presidente catalán también ha creado una fuerte polémica anunciando que la Generalitat rompía las relaciones con la Casa Real. Actuando más como un hooligan activista que como un representante institucional, Torra ha dejado plantado al rey en Gerona, ha preferido ir a manifestarse contra su presencia a recibirle en Tarragona o se ha saltado el protocolo presentándole la esposa del preso Quim Forn durante el primer aniversario de los atentados de Barcelona. Ese mismo día, el presidente de la Generalitat realizó una de sus declaraciones más polémicas afirmando que “vamos a atacar al Estado”.

Con una hoja de ruta sin definir y permanentemente cuestionada por el PDeCAT y Esquerra Republicana, los partidos que dan apoyo al Govern, la presidencia de Torra parece estar más al final de la legislatura que al principio. Cuando Carles Puigdemont le diga que convoque elecciones, lo hará. Y eso podría producirse a finales del mes de octubre.

El Parlament, parado

Sus comparecencias en el Parlament, durante estos 100 días, también han sido contadas. La cámara catalana, que no tendrá sesiones de control al Govern hasta octubre, se ha convertido en una herramienta al servicio del independentismo no exenta de polémica, por las diferencias entre JXCat y ERC.

Aún la radicalización de la presidencia de la Generalitat desde la llegada de Torra, el jefe del ejecutivo también ha tenido encontronazos con sus socios de la CUP o la ANC. Con los antisistema principalmente por la gestión de los Mossos o la dilatación de aplicación de la ‘República’. Con la ANC, por ejemplo, por el intento de retirada de la pancarta contra el rey de los CDR por parte de la policia de la Generalitat. Los independentistas también le acusan de no actuar con dureza contra los que retiran simbología independentista de las calles.

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