Sánchez planea rescatar a Bernardino León, hombre de Zapatero, como futuro embajador en Rabat

León, un hombre de Zapatero, tuvo que salir del panorama público envuelto en una fuerte polémica

Bernardino León destaca la labor de Anwar Gargash al frente de la diplomacia de Emiratos

Bernardino León
Bernardino León. (Foto: Getty)
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez baraja ya un nombre como nuevo embajador en Rabat: Bernardino León, el que fuera hombre de confianza de José Luis Rodríguez Zapatero. Se trata de una de las plazas más delicadas en estos momentos para España y Sánchez ha pensado en un hombre que tuvo que salir del panorama público envuelto en una fuerte polémica. León se vio rodeado de una gran polvareda en 2015. La polémica saltó al trascender un posible caso de conflicto de intereses en los últimos meses de la gestión de Bernardino León, quien había estado trabajando en funciones públicas durante más de dos décadas en cargos en España, en la UE y en la ONU.

La noticia la publicó The Guardian, que señaló que Bernardino León habría estado negociando las condiciones de un nuevo empleo como director de la Academia de la Diplomacia de los Emiratos Árabes Unidos mientras permanecía como enviado especial de la ONU, puesto para el que, inicialmente, se había comprometido por un año.

The Guardian citó una serie de documentos privados, incluyendo correos que el diario atribuyó al diplomático, en los que se plasmaban acciones llevadas a cabo y algunas de las condiciones económicas de su futuro puesto en Abu Dabi. Esa dedicación, según el diario, ponían en duda la imparcialidad de León: Emiratos Árabes mantenía intereses en el conflicto libio. Según The Guardian, Bernardino León negoció un contrato de 35.000 libras al mes (casi 50.000 euros) con Emiratos Árabes, siendo aún representante especial en el Consejo de Seguridad para Libia. León afirmó que no existía conflicto de intereses porque ya había anunciado su intención de abandonar ese puesto en Naciones Unidas.

Embajador Ricardo Díez-Hochleitner Rodríguez

Sánchez plantea ya sustituir al actual embajador en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner Rodríguez, destinado desde junio de 2015 como embajador de España en Marruecos, por Bernardino León. Díez-Hochleitner fue anteriormente embajador de España en la OCDE.

Los movimientos se producen después de que Mohamed VI haya mostrado su deseo de iniciar «una nueva etapa inédita» entre Marruecos y España. Y, la primera consecuencia de esta relajación tiene ya nombre: el de la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, a la que Mohamed VI pretende devolver a legación de Madrid, tal y como publicó hace días un medio marroquí afín a los servicios secretos del país alauí, que cita a «fuentes muy fiables». Estas señalan que el primer cometido de Karima Benyaich será la organización de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos países.

La embajadora de Marruecos en Madrid fue llamada a consultas el pasado 18 de mayo en plena crisis diplomática con España tras la llegada de una avalancha más de 10.000 inmigrantes a Ceuta desde el país marroquí.

El citado medio marroquí, Rue20, que cita a «fuentes muy fiables», señalaba que la vuelta de Benyaich se producirá «en unos días». Las fuentes consultadas por el citado medio afín a los servicios secretos marroquíes señalan que el primer cometido de la embajadora de Marruecos será la organización de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos países, prevista para diciembre pasado, pero que quedó aplazada por la pandemia inicialmente hacia febrero o marzo y sigue sin haberse celebrado.

Las palabras de Mohamed VI, que habló de «crisis inédita» en la relación, han sido vistas como un gesto de distensión en el Gobierno. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio la bienvenida al discurso del rey de Marruecos, subrayando que «sobre la confianza, el respeto y la colaboración presente y futura podemos construir una relación sobre bases mucho más sólidas que las que hemos tenido hasta ahora».

La crisis vino motivada inicialmente por la acogida el pasado abril en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, por motivos humanitarios para ser tratado por COVID-19. Marruecos criticó que no se le avisara de antemano, como corresponde entre países amigos y, tras una escalada de reproches, permitió el 17 de mayo la invasión masiva de inmigrantes ilegales en Ceuta.

Como consecuencia de ello, la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, convocó en el Ministerio a la embajadora para pedir explicaciones al día siguiente, tras lo cual esta fue llamada a consultas.

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