VIOLENCIA CALLEJERA

La Policía detecta células durmientes con 2.000 antisistema violentos a la espera de un cambio de Gobierno

"No van a desaparecer, es una corriente que contagia, aflora y se retira"

antisistema violentos
Ángel Moya

Los expertos de la Policía Nacional tienen identificados a cerca de 2.000 antisistema violentos que permanecen en estado «durmiente» a la espera de un cambio de Gobierno en España para regresar a las algaradas callejeras. Las zonas calientes donde cuentan con más efectivos dispuestos a movilizarse se hallan en Cataluña, donde predominan los grupos violentos de inspiración anarquista, seguida del País Vasco y la Comunidad de Madrid, donde están dominados por las corrientes comunistas más radicales.

Asumiendo el riesgo de perder capacidad de convocatoria, los extremistas antisistema de la izquierda radical optaron por mantener un perfil bajo durante el mandato del Gobierno de coalición. Sin embargo, la Policía tiene claro que estos grupos no van a desaparecer. Simplemente, permanecen «durmientes» sin perder las características que les definen, entre ellas las de «parasitar» las manifestaciones por reclamaciones justas o legítimas como la Educación o la Sanidad, para convertirlas en escenarios de guerra.

Un especialista policial los define de la siguiente manera: «Los antisistema violentos son oportunistas, se organizan muy bien y estudian el terreno. Esto no lo hace todo el mundo, lo hacen los grupos más radicales. Analizan el itinerario de las manifestaciones que van a parasitar, observan donde se encuentran las cámaras y las ciegan y destruyen, estudian depósitos de materiales como contenedores con escombros a lo largo de los recorridos y señalan los edificios emblemáticos como bancos y empresas para atacarlos».

«Frente a la falta de organización de los radicales de la extrema derecha, espontánea y desorganizada, incluso deficiente, ellos llevan a las manifestaciones y concentraciones hasta sanitarios propios y los números de sus abogados escritos en el brazo para usar los recursos legales del sistema», puntualiza el mismo especialista.

A la hora de ponerle cara a estos grupos, los policías especializados de las unidades de Información de la Policía Nacional no dudan en señalar al llamado Movimiento Anti Represión o Movimiento Antirrepresivo. También grupúsculos como Izquierda Castellana, Yesca o los Bukaneros vinculados al equipo de fútbol del Rayo Vallecano.

Estrategia del silencio

El ex comisario principal y ex jefe de la Comisaría General de Información, Germán R. Castiñeira, confirma y refuerza con una sola frase las predicciones de sus antiguos compañeros: «La estrategia actual de estos grupos radicales de extrema izquierda es la del silencio. Parece que han entrado en un periodo de decadencia, pero no van a desaparecer. Es una corriente que contagia, aflora y se retira»

El experto, durante una serie de ponencias organizadas por el Sindicato Unificado de Policía (SUP), recalca la poca actividad que han demostrado esta serie de grupos antisistema en los últimos años. «Sus últimas apariciones fueron durante los graves disturbios de 2021 en las protestas contra los raperos Valtonyc y Hasel, pero volverán a emerger y «parasitar» cualquier concentración. Manejan muy bien los resortes del odio para movilizar y empujar a sus correligionarios a las calles», apunta el ex jefe de Información.

Expertos en propaganda

«Ellos buscan siempre que la Policía les regale una reacción», su dinámica es la de «acción-reacción-acción», explica el ex comisario que conoce bien a estos grupos.

Los expertos en este tipo de violencia manejan los mismos argumentos: «Los violentos de la extrema izquierda se caracterizan por el manejo de la propaganda en las redes sociales con mayor maestría que la extrema derecha». Las mismas fuentes policiales aseguran que estos grupos envían a sus fotoperiodistas afines a las manifestaciones para difundir la reacción policial en las redes sociales.

Según el ex jefe de la Comisaría General de Información, estos grupos de antisistema violentos siguen siempre un mismo modo de operar. Emplean la violencia contra la Policía, también contra edificios públicos o edificios emblemáticos como las cadenas rápidas o sucursales bancarias. «Si no lo logran, se dedican a destrozar el mobiliario urbano hasta que consigan hacer actuar a la Policía. Ellos tratan de aparentar espontaneidad y venden su violencia como una respuesta espontánea frente a la «violencia fascista» de la Policía».

Por todas estas razones, los especialistas de la Policía tienen los ojos puestos en varias zonas concretas de España como son Madrid, Cataluña y el País Vasco. El ejemplo que define a la perfección la forma de actuar de estos grupos son los disturbios en el barrio burgalés de El Gamonal.

Fue en 2014, cuando estos grupos de violentos antisistema de la izquierda radical «parasitaron» una sencilla protesta vecinal por unas obras en la avenida principal del barrio convirtiéndola en una guerra contra la Policía. Cuanto todo terminó, la inmensa mayoría de los detenidos no era ni del barrio, ni de Burgos. Se habían desplazado desde Navarra, País Vasco y Madrid para desatar la violencia en la zona.

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