Sánchez envió un Falcon vacío a Abu Dabi para poder votar la reforma laboral si se estropeaba su avión
Esta aeronave viajó únicamente con la tripulación a bordo detrás del Airbus A310 del presidente y la delegación
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Un Falcon vacío por si el Airbus se estropeaba en el viaje a los Emiratos Árabes Unidos y Pedro Sánchez no podía volver a España a tiempo de votar la reforma laboral en el Congreso. Era tal el nerviosismo que había en Moncloa por la votación de este jueves, que el equipo del presidente extremó todas las precauciones -en el desplazamiento a la Expo de Dubái y luego Abu Dabi- para que el decreto saliera adelante. La cosa podía ir de un voto o dos. Y Sánchez no se podía permitir que ese voto que pudiera fallar, por culpa de una avería imprevista, fuese el suyo.
Por eso, en un gesto nada habitual en un viaje de estas características, el Gobierno movilizó dos aviones de las Fuerzas Armadas españolas a disposición del presidente. Por lo que pudiera ocurrir. Ahora mismo, el voto en el Congreso es presencial. Sólo mientras dure la crisis sanitaria, podrán solicitar autorización para utilizar el voto telemático aquellos diputados que estén enfermos de Covid o que deban guardar cuarentena como consecuencia del virus. No era éste el caso de Sánchez, obligado a acudir al plenario de la Cámara baja.
Ambas aeronaves, un Airbus A310 y un Falcon Dassault 900, partieron de la base aérea de Torrejón de Ardoz el pasado martes al mediodía con escasos cuatro minutos de diferencia. El primero en despegar fue el A310, el avión más grande de la flota del Ejército del Aire, que salió de las instalaciones militares a las 13.49 con Pedro Sánchez, su esposa Begoña Gómez, los ministros José Manuel Albares y Reyes Maroto, una decena de empresarios y otra de periodistas seleccionados por Moncloa a bordo.
A las 13.53 le seguía los pasos a poca distancia un Falcon, un avión mucho más pequeño, con capacidad para unas veinte personas, que ocupaba únicamente la tripulación. Los dos aviones entraron al espacio aéreo de los Emiratos Árabes Unidos poco antes de la medianoche hora local. El primero aterrizaba en Dubái mientras el segundo lo hacía en el aeropuerto presidencial de Abu Dabi.
Diecinueve horas más tarde, alrededor de las siete menos veinte del miércoles 2 de diciembre, los dos aparatos despegaron del aeropuerto de la capital del país con la misma configuración que en el viaje de ida. Sánchez y su séquito en el avión principal, y el Falcon tras él completamente vacío. El Airbus A310 tomó tierra en Torrejon de Ardoz minutos más tarde de las 23.30 de la pasada noche y el Falcon Dassault 900 lo hizo hora y media más tarde -al tener menos autonomía tuvo que hacer una parada técnica en Egipto-. El único objetivo de esta segunda aeronave era estar a disposición de Pedro Sánchez si el avión principal tenía algún tipo de problema técnico. En los últimos años la flota de Estado española ha sufrido varias averías, hasta el punto que el presidente exploró la posibilidad de comprar un nuevo avión, algo que se ha descartado por su elevado coste.