El partido de Colau ve la moción de censura como «una oportunidad para el diálogo»
La portavoz de los comuns en el Parlament, Elisenda Alamany, ha confiado en que la moción de censura presentada por el PSOE prospere y sirva como «ventana de oportunidad para desbloquear la situación entre Cataluña y España, entre Cataluña y el Gobierno de Madrid».
«Es la posibilidad de abrir una nueva etapa, una nueva etapa de diálogo y creo que esto está bien visto por las fuerzas catalanas que han salido muy rápido a expresar su apoyo», ha argumentado la diputada en una entrevista de Europa Press.
Para Alamany es la ‘moción de censura de la decencia’ ya que, aparte de abrir una puerta para el diálogo, también supone una operación de higiene democrática: «No puede ser que España esté gobernada por ladrones y por corruptos. No es el caso Bárcenas, no es Zaplana, no es la Gürtel, es el PP».
Los comuns creen que la moción, en clave catalana, debería servir para abandonar la estrategia de judicialización que ha seguido el Gobierno central hacia los líderes soberanistas, aunque señala que también ha habido «una regresión de derechos fundamentales en el resto del Estado» que hay revertir.
Piden al secretario general del PSOE que no desaproveche el actual escenario para ganar esta partida: «Que Pedro Sánchez, que ganó las primarias hablando de plurinacionalidad, aproveche la oportunidad y empiece a hablar de un proyecto para todo el Estado».
Con C’s sí hace falta
A diferencia de partidos como el PDeCAT, que rechazan que C’s participe en la moción de censura por sus postulados hacia Cataluña, los comuns no descartan al partido de Albert Rivera y justifican: «La prioridad es echar al PP de las instituciones, sea como sea».
Pedro Sánchez se ha mostrado muy crítico con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, pero Alamany considera que aún así hay una esperanza para el diálogo y afirma que «tienen la obligación de sentarse en una mesa, porque para ello fueron escogidos y para ello les paga la ciudadanía».
«Me gustaría pensar que esta moción de censura es una ventana para la esperanza, una ventana de oportunidad para un diálogo más franco y honesto. Lo que sería extraño es que cambiáramos al señor Rajoy por el señor Sánchez y no notáramos ningún cambio», reflexiona.
No desde Berlín
Los comuns siempre han defendido un proceso constituyente para Cataluña, que sume amplias mayorías y que sea fruto de un debate de años, pero expresan numerosas dudas sobre el que planteó Torra porque consideran que está supeditado a la independencia y al expresidente Carles Puigdemont.
Para Alamany, un proceso constituyente tiene que servir para repensar cuestiones como la escuela, la vivienda y el trabajo, y no para «resolver el estatus político de Cataluña» con un debate y una pregunta binaria de fondo que lo capitalice todo: independencia ‘sí’ o independencia ‘no’.
Además, Torra quiere que el expresidente Puigdemont tenga desde el extranjero un papel relevante en este proceso, y Alamany lo rechaza: «Se tiene que hacer desde Cataluña. Es un poco extraño que un proceso para conquistar más soberanía esté controlado por una sola persona que lo dirija desde Berlín».
Los comuns no se cierran al diálogo con el nuevo Govern sobre éste ni sobre los principales retos de la legislatura, como los presupuestos, pero consideran que es demasiado pronto para decir si pueden llegar a acuerdos, ya que el discurso de investidura de Torra «no dijo grandes cosas nuevas».
El PSC: «En la habitación oscura»
Alamany sí que ve más margen para llegar a acuerdos con las fuerzas progresistas del Parlament, como ERC y el PSC, pero considera que los primeros están demasiado subordinados a JxCat, y los segundos tienen que salir «de la habitación oscura en la que se han metido con Cs y PP» por el apoyo al 155.
Sobre la polémica por lazos amarillos en el Parlament, Alamany acusa a Cs de haber mantenido un actitud irresponsable y de «rebaja de la dignidad de las instituciones», y reprocha al partido de Arrimadas querer convertir la Cámara en un show mediático.
Alamany pide que en Cataluña no se utilicen los símbolos, ni de una parte ni de otra, como armas arrojadizas y concluye: «Tenemos una gran asignatura pendiente en nuestra sociedad que es de tolerancia hacia a aquel que piensa distinto, que defiende ideas que no compartimos».