REPORTAJE DE CAKE MINUESA

OKDIARIO ‘caza’ a un clan rumano de carteristas: «Saben que si les pillan no les pasará nada»

"Desayunan todas las mañanas, cafetito aquí en el bar de la esquina", confirma una comerciante

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Una investigación de OKDIARIO ha destapado el modus operandi de una red organizada de carteristas rumanos que opera en el transporte público madrileño, encabezada por Vasile Durac. «Es un carterista que se dedica a robar en metro y bus», explican los caza carteristas de Patrulla Madrid, que confiesan su frustración: «Nosotros podemos hacer muy poco porque nos tienen muy atados con el tema este de los carteristas».

Vasile Durac, identificado como uno de los principales miembros del clan, destaca por su peculiar forma de operar: «Siempre viste muy bien», señalan quienes lo conocen. Las cámaras de OKDIARIO lo han captado en plena actividad, en la estación de Ciudad de los Ángeles, en el distrito de Villaverde donde se le ha visto sustrayendo carteras, teléfonos móviles y relojes a los viajeros. «Saben que les pillan. Saben que no les pasa nada. Por eso están tranquilos», explica un agente mientras observa la actitud desafiante de Vasile.

La investigación ha revelado que el piso donde se aloja el clan, situado en un bloque de viviendas sociales, tiene una historia particular: «Ese piso lleva mucho tiempo cerrado porque se lo embargaron a una familia humilde que no pudo pagar su hipoteca», explica un vecino, que añade: «Lo compró la Comunidad de Madrid al banco, lo reformaron, se lo amueblaron y se lo dejaron. Agua, luz y todo gratis».

Los vecinos de la zona han confirmado la masificación del inmueble: «Hay más de 50 personas durmiendo todos los días», asegura una vecina. Otro residente precisa: «Salen en manada. Deben vivir por lo menos 25». El piso se ha convertido en un centro de operaciones donde, según testimonios locales, «se hacen las uñas, las cejas, las pestañas».

La impunidad con la que actúa el clan queda patente cuando son interceptados con grandes cantidades de dinero en efectivo. «Dicen que van al médico y que por eso llevan dinero», relata un agente, «cuando en España nadie paga por ir al médico, porque la sanidad es universal y gratuita». «No podemos hacer nada. Tú les sacas y vuelven a entrar por otra estación», lamenta un vigilante de seguridad.

La situación se complica cuando intentan tomar medidas: «Encima van a denunciar a la comisaría porque dicen que les hemos acosado», explica un agente, a lo que una vecina responde indignada: «¿Qué me cuenta? O sea, el mundo al revés».

Los comerciantes de la zona conocen bien su rutina diaria: «Desayunan todas las mañanas, cafetito aquí en el bar de la esquina», confirma una comerciante local, que añade: «Estaban de forma legal hasta que les cumplió el contrato. Se fueron y vinieron y pegaron la patada».

«Y lo que no puede ser es que este ser viva aquí en un piso de protección oficial», resume un agente, reflejando la indignación general ante una situación que ejemplifica las deficiencias del sistema actual para hacer frente a este tipo de delincuencia organizada.

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