Elecciones en el País Vasco

Los militantes de Bildu festejaron sus resultados al grito de «¡Jo ta ke!», proclama criminal de ETA

Gritos y consignas vinculados al enaltecimiento a ETA para recibir Otegi y Otxandiano

Las Jotake es el nombre que recibían las granadas que lanzaba ETA contra las casas cuartel de la Guardia Civil

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Pelayo Barro

Bildu festejó en la noche electoral de este domingo los que ya son los mejores resultados que la izquierda abertzale y los herederos políticos de ETA han conseguido en toda historia. Fueron el candidato Peio Otxandiano, así como el coordinador general de la formación, Arnaldo Otegi, quienes subieron al escenario ante sus fieles para valorar sus resultados. De fondo, mientras saludaban a todos los presentes, se oía al unísono en el público el cántico «¡Jo ta ke, irabazi arte!» («¡Dales duro hasta ganar!») un grito de incitación a la violencia terrorista que se utilizaba en tiempos de ETA para enaltecer los atentados. Las Jotake, de hecho, es el nombre que recibían las granadas que lanzaba la banda terrorista contra las casas cuartel de la Guardia Civil.

Como si fuese uno de los conciertos de alguna banda proetarra o una manifestación de apoyo a ETA en los años 90, el «¡Jo ta ke, irabazi arte!» volvió a sonar en el momento clave de la noche electoral de Bildu. Cuando el candidato Otxandiano y el aún líder de la formación, Otegi, saludaban y aplaudían a los suyos por los resultados obtenidos.

Este grito de «¡Jo ta ke!», acompañado de otras consignas como «¡independencia!», es ampliamente conocido en ambientes proetarras y también entre las fuerzas de seguridad especializadas en la lucha antiterrorista. Era uno de los lemas que se coreaban cuando los simpatizantes de ETA tenían cualquier oportunidad de mostrar su apoyo a la banda y enaltecer al terrorismo. La frase proviene de una canción del grupo de rock eibarrés Su Ga Tar, denunciando en muchas ocasiones por realizar apología del terrorismo, que la banda le dedicó a las granadas utilizadas por ETA en sus ataques.

El lanzagranadas Jotake, del que se desarrollaron varias versiones, fue una de las armas más recurrentes en el arsenal etarra de mediados y finales de los años 80. Consistían en un tubo metálico de fabricación casera, que se colocaba orientado hacia edificios oficiales o acuartelamientos de Policía Nacional y Guardia Civil, donde se introducían las granadas a modo mortero o se programaba su detonación para permitir al comando huir del lugar. Fue una de las tácticas más usadas por ETA en esos años, junto al coche-bomba y el tiro en la nuca.

Una granada ‘Jo ta ke’ junto al tubo lanzador.

La presencia de estas consignas en el acto electoral de Bildu, con una clara referencia al terrorismo de ETA, no han pasado desapercibidas para los colectivos de víctimas. Desde Covite denuncian que allí estaban presentes «las mismas caras de la vieja Herri Batasuna», las «mismas soflamas de independentzia y jo ta ke». «Y el mejor resultado histórico de Bildu», recalcaba el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, acompañando su mensaje con el vídeo del momento captado cuando Otxandiano y Otegi se subieron al escenario. Bildu, dicen, «no sólo no condena el terrorismo, ni siquiera consideran terrorismo los crímenes de ETA». «Y no les pasa ninguna factura», han denunciado.

Resultados

El escrutinio ha sido tan reñido como habían anticipado todos los sondeos. PNV y Bildu se han ido alternando la victoria hasta que, finalmente, la diferencia de papeletas se ha decantado en favor del primero. El resultado confirma la enorme igualdad entre las dos grandes fuerzas nacionalistas en el País Vasco y la amenaza que representa Bildu. Los de Otegi crecen seis escaños -y más de 84.000 papeletas- en relación a las elecciones de 2020 y ponen en jaque a un partido como el PNV que ha gobernado siempre en el País Vasco en democracia, a excepción del periodo de 2009 a 2012, cuando lo hizo el PSOE pese a haber quedado segundo. Los peneuvistas resisten, sí, pero a duras penas: pierden cuatro escaños y cerca de 13.000 votos en cuatro años y superan por la mínima una agónica pugna con los proetarras. Duro despertar para un partido que se creía inmortal.

Lejos de la mayoría absoluta -38 escaños-, el partido de Andoni Ortuzar -que ha apostado esta vez por sustituir al lehendakari Iñigo Urkullu por un desconocido Imanol Pradales- logrará retener así el gobierno autonómico gracias a su pacto con el PSOE de las últimas legislaturas. El resultado es el más digerible para los socialistas, que temían verse en la tesitura de pactar con Bildu si este partido resultaba el ganador, como avanzaban los sondeos. El PSOE es tercera fuerza con 12 escaños (dos más que en 2020) y se confirma como partido llave. Con estos datos, PNV y PSOE podrían reeditar su coalición y alcanzar la mayoría absoluta ya que la suma de los dos asciende a 39 representantes.

Mientras, el PP consigue siete representantes, uno más que en 2020 (el partido liderado por Javier de Andrés logra crecer más de 35.000 votos), Vox mantiene su escaño, Sumar entra por la mínima en el Parlamento con un representante y Podemos desaparece de la Cámara vasca. El resultado es devastador para el partido fundado por Pablo Iglesias, que pierde seis escaños y deja en la irrelevancia al espectro ideológico a la izquierda del PSOE.

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