Los médicos se derrumban ante los conflictos éticos: «Estamos dejando morir a pacientes en casa»
Los sanitarios de urgencias: «Vimos el terremoto, no nos preparamos para el tsunami y ahora lo lamentamos»
Coronavirus en España: última hora del Covid-19 hoy, en directo
Los médicos no esconden el drama que supone estar en la primera línea de batalla contra el coronavirus. Explican que se enfrentan a dilemas éticos constantemente que les están «carcomiendo por dentro». No entubar a un contagiado, parar maniobras de reanimación por no tener tiempo para ponerse bien el EPI o dejar a pacientes muy graves en casa son algunas de las duras decisiones que afrontan estos días.
Estos profesionales, que lo están dando todo en el desempeño de sus funciones, se llevan el trabajo a casa y reconocen con profunda emoción que no están llegando a todos los casos, lo que les genera «mucho estrés y tensión». Así lo han expuesto en un encuentro virtual organizado por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES).
El médico José Ignacio Garrote muestra a la perfección ese sentimiento. «Me quito mi sombrero, todos hemos trabajado como bestias, la situación es difícil…Me emociono porque estamos poniendo sobre la mesa nuestra realidad, el esfuerzo de todos, cómo luchamos, cómo intentamos dar lo mejor de nosotros mismos», dice mostrando con total sinceridad el lado humano de los sanitarios.
«Hemos dejado a pacientes morir en casa…Es un trabajo que va más allá de la capacidad que teníamos antes», añade.
Sin principio de autonomía
Por su parte, Raquel Rodríguez, médico en las emergencias de Madrid, explica con ejemplos claros cuándo la ética de los sanitarios se pone a prueba. «Desde luego, ahora el principio de autonomía del paciente yo no lo veo por ningún lado. El paciente casi no decide nada. Decidimos nosotros lo que tenemos que hacer, cómo y cuándo. Y ahí también tengo un dilema ético», expone.
Señala lo duro que son las paradas cardiorrespiratorias en estos momentos. Sobre todo, porque se plantean situaciones, dice, en las que se frenan las operaciones de reanimación por el hecho de que el hospital no podría mantener a ese paciente aunque haya superado la crisis. «Eso es lo que personalmente me duele más», agrega.
Además, en estas operaciones RCP (reanimación cardiopulmonar) se da otra circunstancia: la posibilidad de no llegar a tiempo si el médico quiere protegerse a sí mismo de un contagio. En los equipos han tomado la decisión de siempre haya «un hombre limpio», encargado de avisar de si un EPI o una mascarilla están mal colocados. Otra novedad son los equipos estancos, para que el virus no se trasmita entre grupos de sanitarios diferentes.
Sobre esto es muy claro Fernando Ayuso, médico en Córdoba. «Las paradas cardiorrespiratorias son las situaciones en las que más se plantea el tema ético. Cuando te enfrentas a una parada con el EPI puesto hay procedimientos que son muy complejos de llevar a cabo: una intubación endotraqueal, un masaje cardíaco… Eso con un traje impermeable puesto te hace pasar mucho calor. Los dos minutos máximos recomendados son una eternidad», indica.
«Hay veces que nos tenemos que plantear ¿esa parada reanimada nos lo van a admitir en el hospital? La mayoría de paradas con Covid-19 que se atienden tienen una supervivencia muy cercana a cero. ¿Vale la pena ponernos en riesgo y realizar las maniobras?», se pregunta.
Este doctor también menciona el dilema de entubar o no. Ante el debate abierto opina: «Creo que poner un límite a la edad de las personas es algo inasumible por un profesional sanitario. Es decir, que a una persona con más de 70 años no se le puede poner ventilación mecánica invasiva a mí personalmente me inquieta. ¿Cómo se puede plasmar en un documento?».
«Una guerra biológica»
«Esto es efectivamente una guerra biológica donde por supuesto es importante el número de muertos pero es mucho más importante el impacto demoledor en la sociedad. Es la desestructuración de nuestra forma de asistir a los pacientes, nuestros principios médicos. Lógicamente nos va a pasar factura. Y va a ser importante», agrega también el doctor Garrote.
La doctora Rodríguez, por su parte, resalta que «sales de la guardia con el equipo con el que llevas trabajando siete años y sales a las ocho de la mañana discutiendo. Eso es lo que no podemos tolerar. Generamos una tensión que tenemos que aprender a manejar».