«Mas no quería saber nada de las víctimas del terrorismo y nos retiró la subvención»
José Vargas, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo catalana, ha concedido una entrevista a OKDIARIO para comentar la situación de la agrupación. Vargas fue uno de los 45 heridos en el atentado en el que ETA asesinó a 21 personas el 19 de junio de 1987. «Ser una víctima del terrorismo en Cataluña es ser una persona completamente olvidada, ninguneada y dejada de la mano de Dios», se queja.
La asociación contaba con una subvención que les permitía disponer de un local en el centro de Barcelona, sin embargo, la llegada de Artur Mas al poder supuso el fin de la dotación.
«Una de las primeras cosas que hizo fue quitarnos la subvención que nos daba la Generalitat», cuenta el entrevistado. «Cuando le pedimos explicaciones su excusa fueron los recortes y que no quería saber nada de las víctimas del terrorismo», denuncia.
Ahora, la asociación no tiene sede y todo se tramita desde casa del presidente. «Los archivos los tengo en dos trasteros», comenta. «Nosotros no ponemos cuotas a los socios, vivíamos de la subvención. Las víctimas ya han sufrido demasiado como para encima tener que sufragar los gastos de la asociación que les representa. Nunca hemos pedido ni un solo euro a ninguna de las víctimas», sentencia.
En agosto del año pasado, un atentado yihadista sembró el pánico en Barcelona. Vargas asegura que para las víctimas «solo ha quedado la desgracia y la insolidaridad de las instituciones catalanas». «Ni el Ayuntamiento ni la Generalitat se ha preocupado por el bienestar de las víctimas ni por decirles lo que podían reclamar», añade.
Fredi Bentanachs y Carlos Sastre, de Terra Lliure, han jugado un papel importante en Cataluña en los últimos meses. Bentanachs ha llegado a liderar manifestaciones independentistas y Sastre organizó una de las huelgas generales del pasado mes de noviembre.
Sobre este último, Vargas no entiende que «una persona que ha sido condenada por terrorismo y haber pertenecido a una banda terrorista como Terra Lliure esté al frente de un sindicato». Además, declara que se trata de algo «indignante y es una incongruencia total con lo que debe ser ser la ética y moral de toda persona».