El colegio de las escolapias de Cabra donde estudió Calvo denuncia la ‘Ley Celaá’ por atacar a la concertada
El centro San José de las Madres Escolapias de Cabra subraya que la Lomloe "atenta contra la pluralidad"
PSOE y Podemos vetan que la comunidad educativa participe en la tramitación de la 'Ley Celaá'
El colegio donde estudió la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Carmen Calvo, ha denunciado en las redes sociales el ataque que supone a la educación concertada y a la especial la conocida como Ley Celaá, que se debate este jueves el Congreso de los Diputados.
Carmen Calvo fue alumna del colegio San José de las Madres Escolapias ubicado en el municipio cordobés de Cabra, la localidad donde nació en 1957. La actual número de Pedro Sánchez en el Ejecutivo se licenció en 1980 en Derecho por la Universidad de Sevilla y aquel mismo año empezó su doctorado en Derecho Constitucional por la Universidad de Córdoba.
A través de las redes sociales y en su página web, el colegio de Calvo se ha unido a la campaña ‘Stop Ley Celaá’ impulsada desde la comunidad educativa para exigir la retirada de la Lomloe, con la que el Gobierno socialcomunista pretende derogar la Lomce o ‘Ley Wert’ sin el consenso necesario.
Este centro denuncia que la ley aprobada en Consejo de Ministros el pasado marzo, con la participación de su antigua alumna y hoy vicepresidenta del Gobierno, rechaza el «pluralismo» y «sólo apuesta por la enseñanza única» y el «modelo único». Y también rechaza que este proyecto de ley orgánica «margina a los trabajadores de la educación concertada». «Pasa olímpicamente de ellos», lamenta.
Además, este colegio se ha adherido al manifiesto de la plataforma ‘Más Plurales’, que aglutina a asociaciones de padres y madres de alumnos, sindicatos, empresas y diferentes colectivos, y que ya ha reunido millón y medio de firmas contra la polémica ley de la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, quien estudió en el colegio Sagrado Corazón de Bilbao, una escuela católica que pertenece igualmente a la red concertada.
El citado manifiesto subraya que la Lomloe es «fuertemente intervencionista, promueve la restricción de derechos y libertades ciudadanas y atenta contra la pluralidad de nuestro sistema educativo que es clave en una sociedad democrática».
«Es una reforma -prosigue el texto- que conduce hacia el dominio sistémico del Estado, dotando a las Administraciones con facultades cada vez más amplias en detrimento de las familias como primeras educadoras de sus hijos», recalca.
Además, los afectados advierten de que la «Lomloe permite distribuir a los alumnos por centros reduciendo significativamente la elección educativa de sus padres, un derecho avalado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos».
El manifiesto difundido también por el colegio de Carmen Calvo destaca que la controvertida ley «se inventa un derecho a la educación pública, cuando el derecho reconocido en la Constitución es el derecho a la educación; la enfrenta al modelo de educación concertada, ampliamente implantado en Europa, rompiendo la complementariedad de redes recogida en la Constitución; devalúa la enseñanza de la asignatura de Religión en la escuela aplicando un laicismo impropio y pone en duda la supervivencia de los centros de educación especial, entre otros aspectos».
«Imposición»
Además, desde la plataforma subrayan que «por primera vez en la historia de la democracia», la ministra Celaá ha excluido a la comunidad educativa de la tramitación de la nueva ley, que supone «la imposición de un modelo de educación único, estatal y laico que pondrá fin a la pluralidad educativa actual», reprueban.
La misma página web del colegio donde estudió Calvo describe que en la primera etapa de su historia, comprendida entre 1899 (año de su fundación) y 1970, «la peculiaridad educativa de las Escolapias tiene más autonomía y se aplican al cien por cien los programas propios, programas que superan con mucho la Ley Moyano de Educación. Se imparten clases de Párvulos, Enseñanza Primaria, Cultura General y clases de Bachillerato, examinándose las alumnas de Bachillerato como alumnas libres del Instituto Aguilar y Eslava de la ciudad con unos resultados excepcionales».
«Presión carcelera»
En su caso, Calvo estuvo hasta 1968 en este colegio religioso pasando aquel año al citado Instituto Aguilar y Eslava, del que guarda un mejor recuerdo a tenor de sus propias palabras en un artículo que escribió en 2011 en Participación Educativa, una revista del Consejo Escolar del Estado. En este artículo, señala que «llegué al Instituto —al único en aquel momento en Cabra— con diez años desde el Colegio de monjas Escolapias, así que dicha llegada significó para mí la libertad (…), no sentías ninguna presión carcelera», sostiene.
Además, afirma que en aquel Instituto pronto entendió «las obligaciones de la libertad, puesto que podías faltar a clase, y tenías unas nuevas situaciones que en mi nido infantil de monjas no habían existido».