Los investigadores encontraron en casa de los padres Nadia relojes por valor de 50.000 € y marihuana
Los Mossoss D’Esquadra que investigan el caso de la presunta estafa de Fernando Blanco, padre de la pequeña Nadia, encontraron relojes de lujo por valor de 50.000 euros y marihuana en el domicilio de la familia cuando procedieron a su registro.
La incautación de los relojes y de varios muebles procedentes de viviendas anteriores desmentiría la versión de Blanco, puesto que declaró que llegó a venderlos para costear el tratamiento de su hija.
Los investigadores calculan que el dinero total recaudado por parte del padre de la pequeña Nadia sería de casi un millón de euros, en torno a 900.000 euros.
En este sentido, también apuntan a que tanto él como la madre, Marga Garau, se habrían gastado hasta 600.000, quedando por tanto tan sólo 300.000 euros que el juez que instruye el caso ya ordenó embargarlos.
Cabe recordar que ambos progenitores fueron detenidos el pasado miércoles, quedando la pequeña Nadia a cargo de unos vecinos de la localidad, amigos del matrimonio, para proteger a la menor, después de que Servicios Sociales estuviera advertido por esta situación.
«Exageré por el temor a perder a mi hija»
Y es que el pasado lunes, el padre de Nadia reconoció públicamente que recaudó más de 153.000 euros en donaciones para curar a su hija a través de un relato estremecedor si no llegaba a ser operada.
«Hay partes de la historia que son exageradas por el temor a perder a mi hija», admitía el propio Blanco. No obstante, la menor está afectada por una enfermadad rara conocida como Tricotiodistrofia.
Pero este escándalo de presunta estafa no supone el primer encontronazo de Fernando Blanco con las autoridades, debido a que en septiembre de 2000 fue condenado por la Audiencia Provincial de Palma a cuatro años y diez meses de cárcel por estafar 120.000 euros de la empresa en la que trabajaba.
Blanco trabajó entre 1994 y 1997 como jefe de la delegación jefe de la delegación en Menorca de una empresa distribuidora de bebidas. Según la sentencia, el padre de Nadia «fue suministrando productos de la empresa a espaldas y sin conocimiento de ésta, quedándose para sí lo que cobraba», llegando a ganar unos veinte millones de pesetas (120.000 euros).
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