Urkullu negó por carta al PP que necesitara hospitales militares pero desaloja residencias en busca de camas
La misiva es de cinco días antes de desocupar a los ancianos para tener más espacio para enfermos de coronavirus.
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El Gobierno vasco de Íñigo Urkullu ha desalojado una clínica-residencia de ancianos en busca de camas y ha mandado a los mayores a sus casas o las de sus familiares. Lo ha hecho días después de que el PP le pidiera a los dos partidos en alianza en el Gobierno vasco -PNV y PSOE- que aceptaran los hospitales de campaña ofrecidos por el Ejército. La contestación por carta de Urkullu, que hoy muestra OKDIARIO, no pudo ser más contundente. Ni más falsa: “Estas medidas no son necesarias”. La comunicó el sábado pasado, cinco días antes de desalojar a los ancianos para buscar espacio para enfermos de coronavirus.
El PP vasco se dirigió al presidente Íñigo Urkullu por carta. La misiva, de Amaya Fernández, expresaba “la preocupación del partido en torno a la situación por la que atraviesa Euskadi en este momento y para pedirle encarecidamente que desde su posición de lehendakari demande al Ministerio de Defensa del Gobierno de España toda la ayuda que efectivos de entidades como la Unidad Militar de Emergencia (UME) puedan prestar en el País Vasco”.
La carta de los ‘populares’ destacaba que “desde nuestros hospitales se incide en que en unos días la situación se volverá complicada en términos de personal sanitario y el Gobierno vasco ha establecido turnos de 12 horas para la Ertzaintza a partir del próximo lunes debido a la ingente carga de trabajo que se debe abordar. En este contexto, creo firmemente que no es momento de descartar ningún tipo de ayuda, como creo que tampoco es hora de advertir, como hizo usted ayer, de que no es necesaria la ayuda del Ejército para fumigar o para desplegar un hospital de campaña en caso de que sea necesario”. Le pide «encarecidamente que reclame al Ministerio de Defensa del Gobierno de España la ayuda del Ejército, con el objetivo de prevenir los posibles efectos adversos de un virus cuyo pico de contagios se prevé, en palabras de la propia Consejería de Salud de su Ejecutivo, para dentro de diez días”, concluía.
Pero Íñigo Urkullu, como ya hiciera con el desastre del vertedero de Zaldibar, no está por la labor de dar prioridad a las necesidades de su gente. Y sí de demostrar que su separatismo está blindado. El presidente vasco contestó el sábado pasado, día 21, a la carta de la ‘popular’. Pero lo hizo para señalar que “en respuesta a su carta y a las preocupaciones que expresa […] no hay previsión de que esta medida sea necesaria”.
“Tras el análisis de la situación realizado hoy por los equipos del Gobierno vasco-continúa la misiva-, esa medida u otras similares siguen sin ser necesarias en el corto plazo. En estos momentos Osakidetza es capaz de responder a la situación que se le plantea en materia de espacios hospitalarios. Cuenta, además, con toda una red de infraestructuras puestas a su disposición por ofrecimiento generoso de entidades e instituciones vascas. Las prioridades ahora y en las próximas semanas están en el refuerzo de las plantillas profesionales y en el suministro de material sanitario”, añade la carta.
Y este mismo jueves, en contra de lo afirmado en la carta, el Servicio de Salud del Gobierno vasco desalojaba una clínica-residencia de ancianos en Vitoria en busca de camas. La medida ha supuesto que decenas de ancianos que viven en la capital vasca hayan sido instados a abandonar las instalaciones de la clínica-residencia. Es más, el Gobierno de Urkullu, conformado entre el PNV y el PSE-PSOE, ha invitado a los mayores y a sus familias a acoger en sus domicilios particulares a los desalojados por la necesidad de más camas para atender a los enfermos de coronavirus. Todo ello, mientras el mismo Gobierno ha rechazado la presencia del Ejército en las infraestructuras no estatales del País Vasco; ha rechazado los servicios de desinfección de la UME en los inmuebles y localizaciones bajo competencia autonómica; y ha rechazado, igualmente, la implantación de hospitales de campaña militares como refuerzo de la infraestructura sanitaria regional.
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