Gobierno Pedro Sánchez

El Gobierno presentará los Presupuestos en septiembre tenga o no asegurado el apoyo de ERC

El Gobierno mete presión a ERC mientras negocia las cuentas públicas con formaciones como Ciudadanos

Presupuestos
Oriol Junqueras y Pedro Sánchez.
Joan Guirado

El Gobierno se está cansando de ERC, pero aun así no puede romper completamente con los separatistas. Moncloa les necesita para sacar ciertas leyes adelante y para no poner fin a la legislatura, de forma prematura, como amenaza su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián. El Ministerio de Hacienda, que dirige María Jesús Montero, llevará el próximo mes de septiembre los Presupuestos Generales del Estado al Congreso sí o sí.

Los separatistas, en uno de los encuentros que han mantenido a lo largo de las últimas semanas, le han pedido tiempo a la coalición socialcomunista para iniciar el trámite parlamentario de las cuentas. Consideran que cuanto más tarde se puedan debatir, para no interferir en el calendario judicial de Quim Torra y en las inminentes elecciones catalanas, será más fácil garantizar su apoyo.

Pero en Moncloa quieren tener el proyecto de ley de presupuestos aprobado cuanto antes. Y eso pasa por llevar las cuentas a la Cámara baja el próximo mes de septiembre, previsiblemente a finales de mes. Son los tiempos habituales de la ley más importante que tiene que aprobar un Gobierno. En 2019, no obstante, cuando el Gobierno del PSOE no logró los apoyos suficientes, el trámite se iba a iniciar en febrero, momento en el cual Pedro Sánchez activó el botón electoral.

Los socialistas ya han transmitido a sus socios preferentes que en esta ocasión no les van a esperar. Si cuando se presenten en el Congreso ERC se abre a negociar las cuentas, lo harán. Si no, alegan, hay otros grupos parlamentarios dispuestos a hablar con el Gobierno de cara a sacar adelante los presupuestos públicos, prorrogadas desde 2018.

En concreto el Ejecutivo se remite a Ciudadanos. El cambio de estrategia de los 10 diputados de Inés Arrimadas les permite pensar que es posible sumar esos votos al bloque del sí. Con los naranjas, el PNV, EH Bildu y los partidos minoritarios, prácticamente, Sánchez podría dar luz verde a las cuentas.

Pero en el complejo presidencial no sólo ven posible alcanzar un acuerdo con los liberales. El giro del Partido Popular en los últimos días, con quien ya negocian las conclusiones de la comisión de reconstrucción de la crisis que se debatirán y aprobarán este viernes, también genera confianza en contar, como mínimo, con la abstención de los de Pablo Casado a los Presupuestos Generales del Estado.

Dudas sobre el PNV

Aunque de momento los cuentan en el bloque del sí, en Moncloa hay cierto temor con lo que pueda ocurrir con el Partido Nacionalista Vasco. Admiten que miran con «preocupación» el resultado que pueda obtener el lehendakari, Iñigo Urkullu, en las elecciones vascas del próximo 12 de julio. Si lograra la mayoría absoluta, y no necesitase al PSE-PSOE para gobernar, como hasta ahora, en Ferraz creen que la lealtad de los nacionalistas al Ejecutivo se podría acabar.

Cesiones y renuncias

Con el fin de alcanzar el mayor número de apoyos posibles, la coalición formada por el PSOE y Podemos está dispuesta a conceder cesiones a los diferentes grupos parlamentarios, e incluso a renunciar a propuestas que llevaban en su programa electoral. Los socialistas son los que; en este sentido, se muestran más partidarios a ceder a cambio de grandes acuerdos. Podemos prefiere mantener el bloque de la investidura sin tener que renunciar a sus principios.

Los equipos económicos de ambos partidos trabajan desde hace días, junto con los equipos de Hacienda y Presidencia, para analizar cuáles de las partidas que se habían acordado podrían congelarse. No se trata de una renuncia total, sino temporal, a cambio de lograr ese apoyo de partidos tan distanciados de sus postulados políticos, como el Partido Popular o Ciudadanos.

Nuevas mayorías

Lo cierto es que, a medida que pasan los días, la estrategia de Moncloa pasa cada vez más por dejar atrás la mayoría de la investidura, con la que se contaba agotar la legislatura, y sacar adelante las votaciones claves mediante la negociación y los pactos puntuales. Por eso ahora son válidos todos los grupos presentes en la Cámara baja.

Esta nueva estrategia no gusta a los socios preferentes que facilitaron la elección de Sánchez. Es el caso de ERC que en distintas ocasiones ha avisado al PSOE que debían elegir entre ellos o la derecha. Gabriel Rufián considera imposible la cohabitación de los diferentes grupos en el día a día de la legislatura y apresura a socialistas y podemitas a decidirse por unos o por otros. La elección, admiten en el entorno del presidente, no es fácil.

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