España se queda fuera de la próxima gran cumbre antiyihadista mientras EEUU pide que participe Marruecos

Marruecos valla Melilla
El rey de Marruecos, Mohamed VI, y Pedro Sánchez.
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez se hace un selfie de 29 segundos con Joe Biden, y todo sigue igual. Moncloa ha vendido el paseíllo del presidente español con el de EEUU como el inicio de una nueva era internacional. Pero lo cierto es que los días 23 y 24 de este mes de junio se celebrará en Berlín la nueva Conferencia sobre Libia y España no participará en ella. Y, mientras, Estados Unidos ha solicitado la participación de Marruecos.

Mañana miércoles dará inicio en Berlín la segunda Conferencia sobre Libia. El objetivo es el de conseguir una estabilización del país norteafricano por medio de la implicación de las grandes potencias. Pero entre ellas, no estará España.

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, y el secretario general de la ONU, António Guterres, ha impulsado esta cumbre y han diseñado el elenco de países con los que debe trazarse este esquema internacional. Por ello, las naciones presentes serán las llamadas ya al denominado proceso de Berlín. Entre los invitados estarán también el Gobierno de transición libio y Estados Unidos ha solicitado la presencia de Marruecos.

Entre las medidas a definir se encontrará la unificación de las fuerzas de seguridad de Libia. Y España se queda fuera, como ya ocurriera en las principales cumbres de 2020 en esta materia.

Ausente en dos cumbres anteriores

Hay que recordar que las dos últimas cumbres internacionales en las que se han debatido asuntos decisivos en materia de terrorismo o mafias de la inmigración tampoco han contado con España. Los representantes del Gobierno socialcomunista han asegurado en todo este periodo extraoficialmente que no había un interés nacional por acudir, pero fuentes diplomáticas consultadas por OKDIARIO han asegurado que nunca hubo un intento de invitar a España para que estuviera presente junto con el resto de potencias. De hecho, la evidente realidad es que los gobernantes nacionales ni estuvieron, ni se les esperaba.

La primera de estas citas se desarrolló en la segunda mitad de enero. El anfitrión fue de nuevo Alemania. Berlín acogió a líderes internacionales y partes en conflicto para dialogar y solucionar la crisis en Libia: fue la primera Conferencia sobre Libia. Los puntos encima de la mesa no podían ser mas decisivos para España: avance del yihadismo, situación de Libia y su consiguiente expulsión de refugiados, y presión del islamismo radical en los países vecinos de España en la orilla opuesta del Mediterráneo.

Las partes involucradas en el conflicto libio y diferentes líderes acudieron sin dudarlo para solventar el tablero político y mostrar su apoyo al alto el fuego en el país del norte de África.

Los asistentes fueron aquellos que Alemania y sus socios consideraron decisivos en la toma de postura del tablero internacional: los presidentes de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; de Francia, Emmanuel Macron; de Rusia, Vladimir Putin; el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte; el secretario general de la ONU, António Guterres; la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro británico, Boris Johnson; el presidente del Consejo de la Unión Europea, Charles Michel; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Egipto, Abdel Fattah el-Sisi. Ni rastro de España.

Espacio Schengen 

El segundo de los encuentros en los que España brilló por su ausencia fue aún más evidente. Mitad de noviembre. Francia, Alemania, Austria y Países Bajos se reúnen para una cumbre netamente antiterrorista. Y España vuelve a quedarse fuera de juego, junto a Italia y Grecia.

En la mesa de discusión, nada menos que la reforma del espacio Schengen y el blindaje y refuerzo de los sistemas de control en las fronteras exteriores. Traducido: justo uno de los principales problemas de España, inmersa en esas fechas en una nueva crisis de las pateras.

Y es que sólo las Islas Canarias se han visto desbordadas por la llegada de inmigrantes ilegales en los últimos años. Pero España volvía a quedarse al otro lado de las puertas de los países que decidían los mecanismos de control de la inmigración ilegal.

La cumbre debatía el futuro del control del yihadismo tras la sucesión de atentados registrados en París, Niza o Viena. Pero el Gobierno francés, del mismo Macron con el que Sánchez afirma tener una potente alianza estratégica en Europa, se reunía con la canciller alemana Angela Merkel; el presidente austriaco, Sebastian Kurz, y el holandés Mark Rutte, además del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Con España no. Según afirman extraoficialmente desde el Gobierno, porque no hubo interés por su parte por acudir.

Todo ello, cuando España se ha convertido en la principal puerta de entrada de inmigrantes sin control en el espacio europeo, muchos de ellos procedentes de áreas de influencia islamista.

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