Instituciones penitenciarias

El circo de Interior con Igor el Ruso: escolta antiterrorista y la cárcel que lo alberga se queda sin luz

Mientras unidades especiales conducen al asesino múltiple cada día a la Audiencia Provincial de Teruel, la prisión de Zuera es un desastre en cuestiones de seguridad.

juicio Igor el Ruso
La escolta descomunal para trasladar a Igor el Ruso contrasta con las deficiencias de la cárcel en la que está encerrado.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

La imagen abrió todos los informativos de todas las cadenas, y no era para menos. Dos vehículos todoterreno escoltaban en la vanguardia y en la retaguardia a una furgoneta de la Guardia Civil con los luminosos parpadeando. En cada una de las puertas de los todoterreno de la Benemérita agentes de pie sobre el suelo del habitáculo y con las puertas abiertas. Y no unos agentes cualesquiera, no. Los más imponentes del Grupo de Acción Rápida, armados hasta los dientes y tamaño XL. Y todo eso por Igor el Ruso.

La Policía que cuidaba el perímetro de los juzgados tampoco se quedó atrás y custodiaron la llegada del detenido empuñando armas largas y en gran número. El resultado fue de una docena de vehículos policiales y más de 30 agentes para custodiar a un solo hombre: Norbert Feher, alias Igor el Ruso, que como si se tratara del mismísimo Aníbal Lecter se ha sentado cada día en la jaula de acero y metacrilato construida expresamente para él.

La fama precede a Igor. Tiene pendiente cumplir dos cadenas perpetuas en Italia por asesinato. En España ya fue juzgado y condenado por intento de homicidio y ahora lo juzgan por asesinar a un ganadero y a dos guardias civiles. Igor reventó literalmente a palos a varios funcionarios de prisiones hace unos días cuando tuvieron que trasladarlo de prisión de cara a este juicio. Es de suponer que a semejante tipo lo deben tener en una cárcel de máxima seguridad y operativa al 100%.

Pues no. Igor el Ruso pasa estos días en la cárcel de Zuera, que esta semana sufrió un apagón de luz de 60 minutos que hizo temer lo peor a sus trabajadores. Una cárcel cuya torre de vigilancia, pieza clave de cualquier penal, está averiada desde hace dos meses. Una cárcel que lleva meses sufriendo errores en los cierres y aperturas de puertas. Pero claro, eso no se ve. Los todoterreno sí.

OKDIARIO ha querido consultar a fuentes policiales sobre la necesidad de escoltar de forma tan llamativa al acusado hasta el juicio. “No lo consigo entender. El peligro del traslado de Igor el Ruso está dentro del furgón, no fuera. La puesta en escena es puramente estética. ¿Alguien iba a atentar contra el detenido?, ¿Alguien iba a rescatarlo? Sólo puede calificarse de circo”, explica un agente a este periódico.

Pero el problema no es dedicar recursos a que le hagan la foto a un espectacular dispositivo policial sin sentido ni necesidad real. De hecho, no es la primera vez que sucede ni será la última. El problema es que mientras Igor no está en su juicio la cárcel que lo acoge ahora sufre graves problemas de seguridad.

Cárcel de alta seguridad

Lo primero es la definición. ¿Qué dice el Ministerio del Interior de su centro penitenciario de Zuera? Es un centro polivalente y de alta seguridad. Pues bien, allí a mediados de semana, entre las 11 y las 12 de la noche, hubo una interrupción de fluido eléctrico. Lo que en cualquier otro lugar provocaría incomodidades en una cárcel es una situación extremadamente delicada.

Así lo explica una fuente penitenciaria consultada por OKDIARIO: “El 14 de abril, a última hora se produjo un apagón que llevó al límite a los funcionarios del turno de noche. Tuvieron que trabajar sin y sin poder usar los sistemas alimentados por corriente eléctrica. Muchos internos se alteraron y comenzaron a aporrear las puertas de sus celdas y a gritar por las ventanas. Hubo que sacarlos de sus celdas por seguridad y hubo que hacerlo desactivando el sistema de cierre manualmente, puerta por puerta, y son más de 1000”.

Al parecer el nerviosismo de los reclusos creció al llegar un fuerte olor y humo que llegaba desde los talleres de la cárcel.

Y el problema de Zuera no es que sufra un apagón con presos en su interior que merezcan escoltas de película como Igor el Ruso. Lo malo es que ese no es ni de lejos el único problema de esta cárcel. Cualquiera que haya visto una prisión, aunque sea desde fuera, se habrá percatado de la presencia de la torre. Se trata del centro neurálgico de cualquier cárcel, de ahí su situación en el centro de la instalación y su altura que permite la total visibilidad del recinto.

Es tan crítica la importancia de la torre que su acceso queda restringido a personas muy concretas por cuestiones de seguridad como control general de aperturas y cierre de puertas o sistemas de alarma. Pues bien, en la torre de Zuera se han detectado varias averías en los últimos meses, y aún no se han resuelto por falta de repuestos.

Los trabajadores penitenciarios vieron por televisión cómo se alimentó la leyenda y el ego de Igor el Ruso conduciéndolo hasta su juicio con las mayores medidas de seguridad posibles mientras ellos se apañaban entre averías y apagones. Pero claro, eso no sale por la tele.

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