El caos de Interior con las pateras: 4 policías para controlar a 50 inmigrantes ilegales en Cartagena

Pateras
Llegada de una patera a Cartagena este mes de octubre
Ángel Moya

La caótica gestión del Ministerio del Interior con las pateras que llegan a Cartagena pone en peligro a inmigrantes y policías. Falta de personal, instalaciones tercermundistas y, de fondo, enfrentamiento entre administraciones. Cada desembarco de una patera se convierte en un reto para los agentes, que en algunos casos se han visto obligados a controlar entre cuatro policías a más de 50 inmigrantes recién desembarcados. Sólo este mes ya han arribado a costas murcianas más de un centenar de inmigrantes en varias pateras que deben ser atendidos por los policías que trabajan en condiciones precarias en los Centros de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) de Cartagena.

Los parches puestos por Interior para solucionar la situación de una zona, la del litoral murciano, que se está convirtiendo en una receptora habitual de las pateras de la inmigración ilegal, son insuficientes y obligan a los policías a trabajar en precario poniendo en peligro su seguridad y la de los inmigrantes. La situación es especialmente grave en el CATE de Cartagena, según el Sindicato Unificado de Policía (SUP).

Para empezar, con la reciente obligación de desembarcar las pateras en Escombreras (una diputación de Cartagena) en vez de en el puerto de Santa Lucía. Esta decisión obstaculiza la labor de los agentes y hace que los trámites de recepción de los inmigrantes aumenten de 20 minutos a casi una hora y media. Al estar más alejada la zona de desembarco del CATE, los pocos policías disponibles para el control de los recién llegados se ven obligados a hacer viajes más largos por carretera creciendo las posibilidades de sufrir accidentes o altercados.

La falta de personal, ligeramente corregida en las últimas semanas, es otra de las reclamaciones del SUP. Se han vivido situaciones especialmente graves cuando sólo había dos agentes disponibles para controlar el desembarco de una patera con decenas de inmigrantes. Ahora, una vez reforzado el servicio, lo habitual es que sean cuatro agentes los que se encarguen y en ocasiones hasta seis. Un número de cualquier forma escaso, que obliga a sacar a policías de las calles para atender el trabajo creciente en el Centro de Atención de Extranjeros. Se ha dado la situación de que ninguna patrulla ha podido acudir a tiempo a atender un caso de homicidio porque los que había disponibles estaban atendiendo la llegada de pateras.

El nombre de CATE le viene grande al grupo de módulos (o barracones, como se aprecia en esta imagen de OKDIARIO) que constituyen ese centro, donde los policías trabajan en condiciones precarias gestionando la llegada de decenas de inmigrantes recién desembarcados.

En los «módulos» del CATE trabajan policías de Seguridad Ciudadana, con especialistas en Extranjería o los de Frontex, con la única electricidad que proporciona de manera discontinua un generador. Sin internet, ni intranet, ni aire acondicionado. En esas condiciones, los policías intentan identificar a los inmigrantes, descubrir a los miembros de las redes clandestinas de inmigración y detenerles, o planificar la expulsión o distribución de los recién llegados a los centros donde pueden acogerlos.

La acumulación de residuos y basuras no se recogen cada día. Ese es otro de los problemas a añadir a un lugar que por las características de su ubicación no permite el paso de autobuses, obligando a trasladar a decenas de inmigrantes ilegales en furgonetas o microbuses, o custodiarles durante más de un kilómetro a pie hasta el lugar donde puedan recogerlos para su traslado.

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