Bofetón de Aragonès a Sánchez: cambia la Conferencia de Presidentes por una reunión independentista
La «concordia» con la que Pedro Sánchez justifica sus cesiones al independentismo queda en cuestión con los movimientos de los separatistas. El presidente catalán ha desdeñado la Conferencia de Presidentes, que se celebra este viernes en Salamanca, y, en su lugar, se ha reunido en Ginebra con la secretaria general de ERC, la fugada Marta Rovira. En el encuentro, según ha comunicado el partido, se ha hablado de «la amnistía y la autodeterminación» como «el camino para hacer posible el retorno de las personas exiliadas».
Aragonès es el único presidente autonómico que no asiste a la conferencia, el órgano de máximo nivel político de cooperación multilateral entre el Estado y las comunidades autónomas.
El dirigente independentista ha criticado la reunión y ha considerado que los fondos europeos «no se deciden con una intervención de cinco minutos». «Los fondos se deciden con trabajo conjunto, con trabajo compartido», aseveró el republicano esta semana.
La Generalitat espera el encuentro bilateral que mantendrá el próximo lunes con el Gobierno de Pedro Sánchez, donde planteará el traspaso de competencias.
Sánchez ha lamentado que Aragonès no acuda al encuentro porque se tratarán, ha dicho, temas «muy importantes». «Es mejor ir a Salamanca que tanto viaje a Waterloo», ha dicho Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha.
La XXIV Conferencia de Presidentes viene marcada además por las quejas de las comunidades autónomas, principalmente del PP, por el formato de esta reunión, criticando Pedro Sánchez sólo ha incluido dos puntos en el orden del día. Además, los dirigentes territoriales sólo dispondrán de cinco minutos para exponer sus planteamientos.
El que sí acude finalmente a esta conferencia es el lehendakari vasco, Íñigo Urkullu, que confirmó su asistencia después de que el Ejecutivo accediese a convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico. Esta circunstancia ha provocado las críticas de las regiones, especialmente Madrid, que la ha calificado de «cesión» de Sánchez.