El 'Bolinaga' de Sánchez

Bildu media para sacar de prisión por enfermedad a un etarra condenado por asesinato

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Pedro Sánchez y Arnaldo Otegi.
Pelayo Barro

EH Bildu quiere cobrarse los favores a Pedro Sánchez. En el marco del último de ellos, el del apoyo parlamentario a los Presupuestos Generales del Estado, la formación que dirige Arnaldo Otegi está realizando gestiones «al más alto nivel» para que el Ministerio del Interior agilice la salida de prisión de un etarra de forma inminente. Se trata de Gregorio Vicario, condenado por asesinato y al que le han colocado recientemente un bypass coronario. La izquierda abertzale exige sacarle de prisión con un tercer grado express y dejarle libre. Una situación como la que se le planteó al Gobierno de Rajoy con el etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga.

La izquierda abertzale tiene línea directa con el Gobierno, gracias a los cauces de comunicación que PSOE y EH Bildu han mantenido abiertos para asentar el apoyo a los Presupuestos. Y los de Otegi, tal y como admiten fuentes de Interior a OKDIARIO, ya han comenzado a utilizar esos canales para cobrarse los favores pendientes. El principal frente de acción son los presos de ETA, para quienes ya han pedido gestos después de que el colectivo haya anunciado su renuncia a los recibimientos al salir de prisión.

El caso de Gregorio Vicario, que estuvo durante semanas hospitalizado en León debido a problemas cardiacos y al que se le ha colocado un bypass, se ha convertido en caballo de batalla para Bildu. El preso se encuentra en segundo grado aún, y la obtención del tercer grado -y por tanto su libertad condicional- es cuestión de tiempo. Esta misma semana ha sido trasladado desde la prisión de Burgos a una del País Vasco, en la última tanda de 7 traslados que ha firmado el Gobierno de Pedro Sánchez para terminar el año. Sin embargo, los de Otegi presionan estos días para que el proceso sea inminente.

Bildu ha exigido al Gobierno de Sánchez que facilite la salida de Vicario de la cárcel por vía urgente, asumiendo que se trata de una enfermedad grave y que requiere una medida excepcional de gracia. Todo depende de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior. Una decisión que, en último término, deberá ser avalada por los técnicos de la prisión en base a criterios médicos.

Sin embargo, en fuentes penitenciarias explican que una dolencia como la de Vicario «no es en sí motivo para que se tramite una libertad condicional», ya que no puede ser entendida como una enfermedad terminal.

Otro Bolinaga

El caso recuerda al de Josu Uribetxeberria Bolinaga, el secuestrador del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Bolinaga fue detenido durante el secuestro de Lara pero decidió no dar datos sobre su paradero para que falleciese de hambre. «Que se muera ese carcelero», les dijo a los guardias civiles que le interrogaron entonces y que sabían que el funcionario estaba al borde de la inanición.

A Bolinaga se le diagnosticó un cáncer terminal en agosto de 2012 e inmediatamente inició una huelga de hambre para que el Gobierno le pusiese en libertad. La presión surtió efecto y la Audiencia Nacional decretó su condicional pese a que la Fiscalía se opuso tajantemente a la medida. Salió de prisión ese mismo mes y se mudó a Mondragón, donde moriría dos años y medio después.

Los colectivos de presos lo exigen

La exigencia de Bildu viene marcada por las presiones que también recibe de la red de apoyo a los presos de ETA, Sare, y al colectivo de familiares Etxerat. Ambas plataformas han requerido la puesta en libertad de Vicario por sus problemas cardiacos.

Sare y Etxerat han señalado en un comunicado que desde 1988 seis presos de la banda terrorista han fallecido en prisión como consecuencia de problemas derivados de dolencias cardiovasculares.

Gregorio Vicario Setién (Durango, 1957), condenado entre otras acciones por los secuestros en 1996 del empresario Cosme Delclaux y del industrial José María Aldaya en 1995, fue trasladado de la prisión de Burgos al Hospital de León, donde ha sido sometido a una operación urgente para colocarle «cuatro bypass, ante el riesgo inminente para su vida», tal y como señalaron Etxerat y Sare. El primer paso, el de llevarle a una prisión del País Vasco, ya se ha dado.

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