Batet estrecha lazos con Marruecos mientras la UE negocia con Argelia una alianza energética

Meritxell Batet.
Meritxell Batet.
Rafael Gallego

Qué contraste en las prioridades. El mismo día que España centra su iniciativa exterior en estrechar lazos con el vecino marroquí, la Unión Europea impulsa una alianza estratégica con Argelia, su gran rival en el norte de África y un actor clave ante la crisis energética, probablemente el mayor problema al que se enfrenta el Viejo Continente actualmente.

La presidenta del Congreso de los Diputados español, Meritxell Batet, ha viajado este lunes en Falcon a Marruecos para mantener una reunión con su homólogo en el país alauita en una misión diplomática que ha coincidido en la misma fecha con otro viaje, en esta ocasión el protagonizado por la Unión Europea, a Argelia para intensificar la alianza en materia energética. El simbolismo de esta coincidencia es claro y señala la mala puntería en la elección de la fecha por parte española. Conocida es la mala relación entre los vecinos del norte de África Marruecos y Argelia, y cómo la crisis entre ambos países afecta de lleno al envío de gas desde los yacimientos argelinos hacia Europa.

Pues lo que ha ocurrido este lunes es que, en el mismo día en que la Unión Europea negociaba en Argel impulsar a empresas europeas para participar en la exploración de nuevos yacimientos gasísticos, España enviaba a la presidenta de su Congreso a reunirse con su homólogo marroquí para estrechar lazos entre ambos países. Hay que recordar que, actualmente, España sólo recibe gas desde Argelia por uno de los dos tubos que conectan ambos países desde que este país decidió cortar todo envío a través de Marruecos. De hecho, España tiene prohibido reenviar gota alguna de gas con origen argelino a Marruecos. A pesar de que en las últimas semanas se ha dado algún (muy) pequeño paso en la normalización de las relaciones entre los dos rivales africanos, Argelia está lejos de celebrar cualquier alianza en Europa -incluyendo a España- con Marruecos.

La gran baza de Argelia para ser un aliado decisivo de Europa en materia energética es su enorme reserva gasística, cuya importancia se ha disparado exponencialmente a raíz de la invasión de Ucrania por parte ruso y el paulatino corte en la relación energética con Rusia. La comisaria de Energía de la UE, Kadri Simson, ha sido la dirigente comunitaria que se desplazó este lunes a Argel para impulsar esta alianza energética. «Argelia es un suministrador importante y fiable de gas para la UE. Los dos nos beneficiamos de un creciente volumen de gas argelino que puede estar disponible para su exportación a Europa», ha destacado allí Simson. Para ello, la comisaria ha abogado por la exploración de nuevos yacimientos con la participación de empresas europeas.

En este escenario, el panorama para empresas españolas que ya operan en Argelia abre nuevas oportunidades (Naturgy es el principal operador, junto a la argelina Sonatrach, del gasoducto Medgaz que conecta España con el país africano). Pero mientras la UE explora esta alianza, la tercera autoridad española, la presidenta del Congreso, estrecha lazos con el gran rival local, Marruecos, impulsando el llamado V Foro Parlamentario Hispano-Marroquí, cuyo objetivo es profundizar en las relaciones entre los parlamentos de ambos países y avanzar en la colaboración y cooperación en los ámbitos de interés común.

Oportunidades y crisis

Pero precisamente, en Argelia este mismo lunes se ha informado de la entrada en fase de producción dos nuevos yacimientos de hidrocarburos en Berkine Sur resultado de un contrato firmado entre la empresa estatal argelina Sonatrach y la italiana ENI. Los dos yacimientos comenzaron a producir en septiembre, seis meses después de la entrada en vigor del contrato «gracias al desarrollo en modalidad acelerada», destaca Sonatrach.

Estos dos campos generan un millón de metros cúbicos al día de gas y 4.000 barriles de líquidos asociados. A finales de año la producción aumentará hasta los dos millones de metros cúbicos.

La crisis de Argelia con España estalló el pasado 8 de junio, cuando el país africano anunciaba la suspensión del Tratado de Amistad con España, en lo que era un paso más en su reacción a la decisión del Gobierno de apoyar el plan de autonomía marroquí para el Sáhara, el punto donde nacen todas las fricciones.

Inicialmente, Argelia procedió el 19 de marzo a llamar a consultas a su embajador en Madrid y posteriormente amenazó con subir los precios de gas natural que exporta a España, si bien las autoridades argelinas siempre han dicho que cumplirán con el suministro. El mismo día que se conoció la suspensión del Tratado de Amistad, de 2002, también se hizo pública una circular de la Asociación Profesional de Bancos y Entidades Financieras (Abef) anunció la congelación de las domiciliaciones bancarias para operaciones de comercio exterior con España.

El Gobierno acudió entonces a Bruselas, toda vez que el comercio exterior es competencia europea, con la premisa de que Argelia podría haber incumplido el Acuerdo de Asociación con la UE, y la Comisión Europea advirtió de que podría actuar llegado el caso. A su vez, el Ejecutivo argelino criticó a España por querer resolver en Bruselas una cuestión que considera bilateral y dio a entender que la orden de suspender las operaciones comerciales no se había producido.

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