Crisis del coronavirus

Asesores del Gobierno critican que se permitiese el 8-M pese a la alerta previa de la OMS

CCOO 8M
Manifestación del pasado 8-M en Cibeles (Foto: Comisión 8M vía Twitter)
Pelayo Barro

Investigadores del Real Instituto Elcano, un centro de análisis estratégico en el que participan el Ministerio de Defensa y el de Exteriores entre otros organismos públicos, han realizado una evaluación en profundidad de la respuesta de España ante la pandemia de coronavirus. En su informe señalan que el país ha sido uno de los más afectados del mundo en parte por la «tardanza» a la hora de imponer medidas y el hecho de permitir manifestaciones pese a las alertas de la OMS desaconsejándolo.

El Real Instituto Elcano, un prestigioso think-tank de titularidad pública, ha evaluado la respuesta ante la pandemia en su artículo «¿Ha sido un fracaso la gestión española del COVID-19? Errores, lecciones y recomendaciones».

El análisis, firmado por los investigadores Miguel Otero-Iglesias (asesor del Gobierno en la fase de desescalada), Ignacio Molina y José Pablo Martínez, hace un repaso a las estrategias puestas en marcha por el Gobierno de Pedro Sánchez como respuesta a la pandemia y ofrece claves sobre las fortalezas y debilidades que se han presentado en estos meses.

El informe apunta a «retrasos en la adopción de medidas de distanciamiento» en la respuesta española, ya que «desde luego, (España) no se encuentra entre los casos exitosos, a la luz de la muy fuerte incidencia de contagios y muertes». Se menciona explícitamente la «tardanza a la hora de imponer medidas de distanciamiento personal (mascarillas, limitaciones de aforo y prohibición de actos masivos) y de restricción a la movilidad».

«Lo cierto es que ya a principios de febrero la comunidad científica alertaba de la virulencia del SARS-CoV2,12 y el 28 de febrero la OMS, en su informe tras la visita de una misión a China, aconsejaba tomar medidas de confinamiento tan drásticas como las que se habían aplicado en el gigante asiático».

Respecto a esa alerta de finales de febrero, se señala que «ese mismo día, Alemania reforzó el control de fronteras y canceló acontecimientos multitudinarios. En España, como es sabido, se permitieron fiestas populares y manifestaciones hasta 10 días después», advierten en referencia a las manifestaciones feministas del 8-M alentadas por el Gobierno, que sacaron a la calle a más de 600.000 personas.

Lo hizo pese a tener 589 casos activos, que en realidad eran 20 veces más, superando los 12.000 tal y como ha revelado recientemente OKDIARIO en base a la última actualización de datos oficiales. El Ministerio de Sanidad lo admite.

Más muertos que los contabilizados

Entre otras debilidades señaladas, el informe apunta directamente a las capacidades de detección de contagios (realización de test y rastreo) y a la «recogida y sistematización de datos de manera eficaz y homogénea».

«No sólo ha habido infracontabilidad de contagios y fallecimientos por encima de la media europea (debido a la falta de tests suficientes), sino que la información disponible no ha sido siempre comunicada de modo transparente», apunta el documento.

Que España no ha contado bien sus casos y sus fallecimientos por coronavirus es un hecho constatable. Basta recurrir al sistema Monitorización de Mortalidad diaria (MoMo), un índice que elabora el Insituto de Salud Pública Carlos III (ISCIII) para detectar excesos de mortalidad por encima de lo esperado y detectar anomalías que estén provocando muertes masivas. Se creó para las olas de calor pero se aplica también a la temporada de gripe y ha sido de gran utilidad durante la pandemia de coronavirus.

Según este sistema, España registra desde el pasado 10 de marzo un total de 46.096 muertes ‘no esperadas’. De ellas, hay que restar las 28.924 que el Ministerio de Sanidad adjudica oficialmente a la pandemia. En buena parte del resto, 17.172, se encontrarían todas las defunciones no contabilizadas por el Gobierno.

«No parece haber muchas dudas de que España está a la cabeza de incidencia del COVID-19 en, al menos, Europa y así lo demuestran también los primeros estudios de seroprevalencia», asegura el informe del Real Instituto Elcano.

Coordinación autonómica

Además, señalan, «el Gobierno central y las Comunidades Autónomas tienen que coordinarse mejor, y eso vale tanto para la dimensión asistencial como la de salud pública, tratando de evitar los errores del pasado y que el COVID-19 o un nuevo virus se cuele por las rendijas del sistema».

«En suma, todos los datos disponibles apuntan a que España ha sido uno de los países de Europa, y a comienzo del verano también del mundo, con mayor incidencia», refleja el análisis.

Además, señalan otros factores determinantes que han conducido a España a ser uno de los peores países en cifras absolutas de coronavirus, como la «falta de preparación y experiencia» ante pandemias en la atención primaria, las carencias hospitalarias, la «mala praxis» en muchas residencias de mayores, la «mejorable coordinación» entre administraciones y los «retrasos en la adopción de medidas de distanciamiento».

Se evitó el colapso

También hay algunas luces en la respuesta española a la pandemia, según el documento. Sus autores aseguran que «pese a las situaciones de estrés sufridas y el desbordamiento que se ha producido en algunos hospitales en Madrid y Barcelona (donde hay que recordar que se produjeron la mitad de las muertes en el país), en el resto del Estado el sistema sanitario y demás servicios públicos no se han colapsado».

«En general, se ha demostrado la profesionalidad del personal médico y demás empleados públicos que han sabido adaptar su trabajo, con cierta capacidad de improvisación, al estado de alarma, aplicado por vez primera con carácter general y de modo prolongado», concluye.

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