En su 'hoja de ruta' 2018-2019

La ANC también recula: “No podemos vernos afectados por intereses personales o políticos”

Carles Puigdemont
Carme Forcadell, Carles Puigdemont y Jordi Sánchez. (Foto: EFE)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) quiere curarse en salud ante posibles presiones de un nuevo gobierno catalán.

Aunque en público defiende sin fisuras la candidatura de Carles Puigdemont, lo cierto es que la hoja de ruta de la asociación de cara a los próximos meses marca las líneas rojas a sus responsables: «No podemos vernos afectados por intereses personales o políticos».

«Es preciso que el nuevo Secretariado Nacional que salga de las próximas elecciones haga un proceso de análisis e incorpore las mejoras necesarias para hacer de la ANC una entidad más eficiente y ágil que pueda funcionar de manera óptima en los tiempos tan convulsos que vivimos. Una ANC que no se puede ver afectada por los intereses personales o políticos», se señala en el texto. El documento advierte además sobre la necesidad de «mantener y reforzar la independencia de la ANC respecto de los partidos políticos como garantía de una transversalidad clave en el compromiso y la movilización de la sociedad».

La organización busca preservar su margen de autonomía, después de un proceso en el que se ha visto fuertemente implicada en las decisiones del gobierno independentista. De hecho, el propio exsecretario general Jordi Sánchez se encuentra en prisión acusado, entre otros delitos, de rebelión.

El auto del Tribunal Supremo indicó que Sánchez-junto al exvicepresidente Oriol Junqueras, el exconseller de Interior Joaquim Forn y el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart- estaba fuertemente implicado en la estrategia para llevar a la independencia unilateral y «sus aportaciones (de los cuatro) están directamente vinculadas a una explosión violenta que, de reiterarse, no deja margen de corrección o de satisfacción a quienes se vean alcanzados por ella», dice.

Sánchez dimitió en noviembre de su cargo al frente de la ANC para concurrir como número dos de la lista de Carles Puigdemont, y ha sido designado esta semana, pese a encontrarse en prisión, como responsable-con Elsa Artadi-del grupo parlamentario.

Además, en medios internos se le señala como posible recambio de Puigdemont, llegado el momento. Un extremo que tiene nulas posibilidades de prosperar, ya que, al igual que el expresident, será inhabilitado en cuanto se dicte auto de procesamiento.

La estrategia de la ANC-que se ratificará el próximo febrero-mantiene la construcción de la República como objetivo, pero sin plazos. Además de la restitución del Govern, la derogación del 155 en Cataluña y la liberación de los encarcelados o el regreso de los fugados.

La asociación defiende que Puigdemont tiene que seguir siendo el candidato, como así avaló su Secretariado Nacional, reunido este pasado miércoles en sesión extraordinaria, y que el pleno de investidura debe celebrarse. Asimismo, se advirtió de que volverá a convocar movilizaciones en la calle si «el Estado o sus tribunales paralizan la investidura».

Pero una cosa es eso y otra distinta es hasta qué punto están dispuestos a entregarse por la causa.

De hecho, recientemente ya se han apreciado muestras de contención. Como el pasado martes, cuando la CUP y los CDR asumieron la presión más radical en las calles, mientras la ANC optaba por desconvocar las concentraciones en protesta por el retraso del pleno de investidura.

Mientras Arran- la sección más radicalizada de los antisistema-y los comités aprobaban en asamblea la ocupación de las calles, desde la ANC se daba marcha atrás después de que cientos de separatistas rompiesen el cordón policial de los Mossos d’Esquadra y protagonizasen algunos incidentes violentos.

Lo ocurrido da pues idea de la nueva estrategia, más orientada a las concentraciones pacíficas que a la versión más radical que hasta ahora se ha venido apoyando, con Sánchez dando incluso instrucciones al mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, durante el asedio en la consejería de Economía, según los informes de la Guardia Civil.

De hecho, así se marca entre los objetivos prioritarios: «Preservar el carácter no violento y pacífico del proceso y de las movilizaciones, denunciar cualquier provocación que intente generar violencia y colaborar con otras entidades especializadas en la formación popular de acciones no violentas de protesta, intervención y oposición pacífica».

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