La mano derecha de Puigdemont dice que viajar a Rusia para hablar de independencia «no es delito»
El jefe de la oficina del ex presidente Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, ha admitido este viernes por la noche que viajó a Rusia y habló de «asuntos que interesan a la creación de un Estado independiente en un futuro», algo que, según ha recalcado, «no es ningún delito».
Así lo ha afirmado en declaraciones al canal de televisión 3/24, después de que el diario The New York Times haya publicado una investigación que dice que Alay buscó el apoyo de Rusia al proceso independentista catalán.
El periódico cita como fuentes un informe europeo de inteligencia corroborado por funcionarios españoles, expedientes de dos investigaciones realizadas por jueces en Barcelona y Madrid, entrevistas a políticos y activistas independentistas en Cataluña, y funcionarios de seguridad en España y el extranjero.
The New York Times señala que Alay se reunió en Moscú con funcionarios rusos, ex agentes de inteligencia y el nieto de un espía de la KGB con el objetivo de «garantizar la ayuda rusa».
El reportaje no aclara qué tipo de ayuda dio el Kremlin al independentismo ni si le brindó algún apoyo, pero apunta que tras los viajes de Alay a Moscú, que tuvieron lugar en 2019, surgió la plataforma de protesta Tsunami Democràtic.
Alay, en declaraciones al canal de información de la televisión pública catalana, ha argumentado que su viaje a Rusia tenía como objetivo principal «preparar una posible conferencia» de Puigdemont allí, «a la que había sido invitado por un medio de comunicación muy importante del país», aunque «finalmente no pudo viajar».
Eso «no quita que se hicieran otros contactos», principalmente con «medios de comunicación» rusos, para intentar ligar entrevistas a Puigdemont, algunas de las cuales se llevaron a cabo.
«Rusia es una gran potencia mundial»
Alay ha dado a entender que en sus contactos habló sobre la independencia de Cataluña y ha reivindicado poder ir a Rusia para «hablar de qué necesidades energéticas puede tener Cataluña en un futuro».
«A Rusia la tratamos como una gran potencia mundial, muy importante. Rusia es una potencia europea», ha recalcado.
Y ha arremetido contra las filtraciones de mensajes privados extraídos de sus teléfonos móviles y «obtenidos probablemente de una forma fraudulenta», cuando el caso «estaba bajo secreto de sumario».
«No es propio de un Estado de Derecho. ¿Cómo podemos criticar a Rusia viviendo en un Estado en el que estamos viviendo en este momento? ¿Qué es esta hipocresía?», ha denunciado.