Entrevista al Presidente del Principado de Asturias y líder de la FSA

Adrián Barbón: «Las elecciones no se ganan con abucheos, sino con votos»

Adrián Barbón recibe a OKDIARIO en la sede del Gobierno de Asturias el día después de la Fiesta Nacional para analizar su gestión y el rumbo de España

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Joan Guirado

Con la resaca del 12 de octubre Adrián Barbón nos recibe en su despacho de la sede de la presidencia de Asturias para hablar de su gestión en esta comunidad, del clima político en España y de los retos de futuro que tiene el país.

PREGUNTA.- Excepto la oposición que tiene usted en Asturias, la mayoría pone como ejemplo su gestión de la pandemia y la vacunación. ¿Qué ha hecho?

RESPUESTA.- Bueno, y no toda la oposición. Hay una parte importante que reconoce que Asturias lo ha hecho bien. No el Gobierno de Asturias, Asturias en general. Tuvimos muchas precauciones. Somos la comunidad autónoma más vulnerable, la más envejecida y con mucha patología previa pulmonar. Y eso nos preocupaba. Nos guiamos siempre por la ciencia, nuestros expertos en salud pública, los epidemiólogos con los que trabajamos en todo momento, nos fueron aconsejando. Y tomamos decisiones duras, pero también sabiendo que estábamos haciendo lo correcto. En la vacunación, sencillamente, aprovechamos los recursos de Asturias, muchos años invirtiendo casi el 40% de nuestro presupuesto anual en sanidad, que nos permitió llegar con una logística a todas partes. Hasta el punto de que somos una comunidad que tiene el 85% de su población total vacunada.

P.- Eso es una cifra de las más altas, no solo de España, sino a nivel internacional. ¿Cómo se consigue que tan pocos ciudadanos no quieran vacunarse?

R.- Hicimos mucha pedagogía. Nosotros, aquí, tomamos como camino de referencia el explicar la realidad. La primera vez que me dirigí a los asturianos, antes incluso de declararse el estado de alarma, les dije que no les iba a ocultar nunca la verdad. Y lo que hicimos fue explicarles el porqué era necesario que nos vacunásemos. Y no sólo por la protección de uno solo, sino por tu familia y por Asturias en general. Y creo que ha calado muy bien, que la gente ha entendido que las vacunas con el mecanismo eficaz para vencer definitivamente esta pandemia.

P.- Comenta usted que prometió no ocultar nunca la verdad. ¿Cree que alguien ha ocultado datos, en este país, durante estos meses?

R.- Bueno, a mí no me gusta decir si otros han ocultado datos, si otras comunidades autónomas lo han hecho. Eso tiene que contestarlo cada uno. Yo prefiero hablar en positivo, de que prometí transparencia y di transparencia, y creo que eso lo ha valorado muy bien la ciudadanía. En política, la transparencia y la cercanía son dos valores fundamentales.

P.- Y el sistema sanitario público, que algunas comunidades, por ejemplo, Cataluña, han desmantelado en los últimos años, ha sido clave.

R.- Lo decía al principio. Mientras en otras comunidades autónomas, en la anterior crisis económica, la de Rajoy, se optaba por cerrar hospitales, en Asturias se abrieron dos. El 40% de nuestro presupuesto va destinado casi todos los años a la sanidad. De hecho, tenemos una de las inversiones por habitante por cápita en materia sanitaria más alta de España.

P.- Me da la sensación, en esta España tan volátil en lo que se refiere a política, España, Europa y el mundo, de que usted es de los que se sienten más cómodos en la gestión que en el ruido.

R.- Ah, por supuesto. A mí nunca me va a encontrar en el ruido, no es mi forma de ser. Yo a veces veo posicionamientos en la política que tienden a tensionar por sistema, a generar tensión y crispación. La polarización, que tanto se dice ahora. Yo entiendo que eso es un error. Uno puede defender sus posiciones respetando al que tiene enfrente. Siempre. Toda mi vida lo he hecho así. He intentado por todos los medios que la crispación que vemos en Madrid, que es una de las cosas que me sorprende cada vez que voy y que se palpa, no se traslade a Asturias. Y creo que lo estamos consiguiendo.

P.- Me dará la razón en que esa crispación que comenta en Madrid, tanto en la Comunidad como también en el Gobierno de la nación, no sólo es por parte de la oposición, también por parte del Partido Socialista…

R.- No me refiero a Madrid, me refiero a la política madrileña que se desarrolla en Madrid en su conjunto, no la de la Comunidad. Para que no se malinterprete.

P.- Lo que le quería decir es que también colabora a veces el partido que gobierna la nación a generar esa crispación.

R.- Yo le doy la vuelta. La oposición no puede plantear sus propuestas, y creo que es un error, en base a la crispación permanente. Escuché al señor Casado decir que los insultos que escuchamos ayer [12 octubre] en el desfile, que eran un cambio del clima social. Eso es falso, porque ha habido insultos a Felipe González, a Zapatero y a Pedro Sánchez. A los tres presidentes socialistas. Uno no puede hacer oposición sobre el insulto. Yo ayer escuché auténticas barbaridades. Yo creo que con la crispación y el odio nunca se llega a ningún lado. Si pudiera aconsejar al señor Casado, le diría que hiciera una política constructiva, que no se equivoque, que la gente está harta de eso y que los insultos, el decir que aquello es el reflejo de la España real. Ésa no es la España real. Las elecciones no se ganan a golpe de abucheos, se ganan por resultados electorales, por el voto de la gente.

Asalto del Capitolio

P.- ¿Teme que España, en unos años, pueda vivir situaciones como la que vimos en el Capitolio, por ejemplo?

R.- Bueno, en el Capitolio hubo responsables de esa crispación. Todos vivimos lo insólito de que el país más seguro del planeta, con el mejor equipo de seguridad en su núcleo principal del Poder Legislativo, fuera invadido por un tumulto que además todo el mundo sabe de quién partió, que fue el señor Trump. Creo que están surgiendo líderes políticos que creen que a lomos de la crispación van a llegar al poder o influir o ganar posiciones. Y de verdad, opino que se equivocan. La gente está harta de crispación, de tensión y de polarización. Lo que piden es que los partidos defiendan su alternativa y se ganen la confianza con esperanza.

P.- ¿Tan difícil es trasladar el modelo de hacer política asturiana suyo y de la posición, más calmado, al Gobierno de la nación o otras comunidades autónomas? ¿Tiene una receta para compartir?

R.- Creo que no hay receta. El contexto y el ambiente es muy difícil. El día que se votaba la investidura de Pedro Sánchez, salí asustado de los discursos que escuché en la oposición. Un Gobierno que nace de un acuerdo parlamentario, que nace de una votación parlamentaria…. Creo que flaco favor estamos haciendo la democracia, porque además los demonios familiares de este país, y de algo nos tendrían que servir, evidencian que hay que tener siempre determinadas líneas rojas que no podemos pasar.

Alianzas

P.- ¿No es posible mantener la alianza que se tejió durante los peores meses de la pandemia entre presidentes autonómicos, para avanzar en la recuperación del país? Porque parece que aquello se ha diluido un poco.

R.- Sería bueno que siguiera, sobre todo para los grandes acuerdos de país y la transformación que tiene que dar en España. En los presidentes autonómicos veo en general, y esto lo digo con sinceridad, un mejor clima. Lo definió muy bien el presidente Revilla, cuando dijo en Salamanca que una cosa es lo que os contamos fuera y otra cosa lo que vivimos dentro. Dentro de esas conferencias de presidentes no se vive en modo alguno ningún clima de crispación, todo lo contrario. Hay buen clima. Cada uno defiende sus posiciones, lógicamente. Imagínense el debate de la financiación, va a ser totalmente contrario todo el eje mediterráneo al eje del noroeste, por poner un ejemplo. Pero se pueden hacer las cosas desde el respeto. Con independencia de la acción política diaria que hagamos, somos personas y yo creo que es un buen ejemplo que las personas nos entendamos.

P.- Me choca eso de las conferencias porque lo escuchamos en Salamanca, pero sin embargo, cuando la presidenta Ayuso compareció, nos dijo que ella había plantado cara, que había sido muy dura.

R.- Hubo alguna vez que abandoné la sala porque tenía llamadas que atender [risas], pero desde luego, el tono que yo escucho fuera no se corresponde con el que escuché a dentro de modo alguno, de verdad.

P.- Y en la próxima conferencia que se celebrará en La Palma en diciembre, ¿no sería posible también sumar a Pere Aragonès, después de tantos años sin ir Cataluña?

R.- Ojalá se lo planteara, porque el lehendakari ya ha ido en varias ocasiones. Tengo que reconocer que no entiendo el papel del Govern de Cataluña. Yo no le voy a decir que no sea independentista. Yo no lo soy, pero para defender los intereses de tu tierra lo mejor es que estés en los foros, que además se traslada una visión de España que que es mejor incluso para la propia Cataluña, no, el mejorar las relaciones con el resto de España, salvo que alguien quiera construir su proyecto contra todos los demás, eso sería un error. Si yo fuera un estratega no se lo recomendaría. No le diría «tú construye contra todos los demás», sino «intenta llevarte bien».

Mesa de diálogo con Cataluña

P.- ¿Y entiende el papel, por ejemplo del Gobierno, con el trato diferente a Cataluña a veces con bilaterales, con mesas, que no hay otras comunidades, que no tiene Asturias?

R.- Las comisiones bilaterales están previstas en la ley.

P.- ¿Pero la mesa de negociación o de diálogo?

R. Sí, dependiendo de quién lo diga. Yo creo que el Gobierno lo que está haciendo es una cosa que muchos ciudadanos reclaman, y es que hay que bajar el diapasón de la relación con Cataluña. Vamos a ver qué pasa ahí. Cuál es el resultante. Pero desde luego yo creo que el Gobierno está siendo valiente, porque para ellos no es fácil esto, ni mucho menos. Ya digo que hay que ver luego el resultante, pero desde luego, que se sientan a hablar, a dialogar con normalidad, con reconocimiento institucional. No es malo

P.- Si el resultante al final acaba siendo malo para los asturianos, ¿usted lo va a defender?

R.- Yo siempre defiendo los intereses de Asturias. Recuerdo que tuve polémicas con la presidenta Ayuso, pero que no eran por confrontar, sencillamente porque tenía algún planteamiento en la gestión de la pandemia que perjudicaba, según la opinión de mis epidemiólogos, a los intereses de Asturias. También he tenido diferencias con otros gobiernos autonómicos e incluso, en posiciones concretas, con el Gobierno central. Cuando prometí el cargo, el 20 de julio de 2019, dije que iba a ser el presidente de Asturias, con todas las consecuencias. Y todas las consecuencias, es anteponer los intereses de Asturias cuando hay discrepancias, pero haciéndolo desde un clima de normalidad.

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