Ábalos se va al Grupo Mixto: «Con tanta presión, el PSOE no me ha dejado otra»
La dirección del PSOE le había dado un ultimátum de 24 horas para que renunciara al acta
El PSOE amenazó con expulsarlo del partido si no renunciaba al acta
José Luis Ábalos no cede a las presiones del PSOE, desafía al líder del partido al que contribuyó a aupar y mantendrá su escaño en el Congreso, a partir de ahora en el Grupo Mixto. «Con tanta presión, el PSOE no me ha dejado otra», ha asegurado el ex número 2 del PSOE a fuentes de su entorno. La Ejecutiva Federal le había exigido este lunes por «unanimidad» que entregase el acta de diputado. El ex ministro, que defiende no tener relación alguna con la presunta trama de corrupción de su ex asesor y por la que no está investigado, ha optado por mantener su escaño en el Grupo Mixto, junto a cuatro diputados de Podemos, uno del BNG, otro de Coalición Canaria y uno más de UPN.
Desde que estalló el caso Koldo de supuesta corrupción socialista por la compra de mascarillas durante la pandemia la semana pasada, todas las miradas se han puesto en José Luis Ábalos, ex ministro y número 2 del PSOE en la primera etapa de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Aunque el ex responsable de Transportes no está siendo investigado por el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional que instruye la causa, pese a que hay más de veinte detenidos, sus compañeros de partido creen que el que fuera secretario de Organización debería asumir su responsabilidad por haber tenido a Koldo García de asesor y no haber fiscalizado su labor.
A García, ex concejal del PSOE de Navarra, lo trajo a Madrid el ahora secretario de Organización socialista, Santos Cerdán. Fue el también diputado navarro el que se lo presentó a Ábalos y le pidió que le contratara primero en el partido, como chófer y escolta, y posteriormente en el Ministerio de Transportes como asesor y asistente personal.
La vicesecretaria general y vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, fue la primera en enseñar a Ábalos la puerta de salida el pasado viernes. «Yo sé lo que yo haría», explicó la también ministra de Hacienda. Un día después, el sábado, Sánchez mostró su compromiso contra la corrupción «venga de dónde venga y caiga quién caiga». A partir de ese momento varios ministros, como la portavoz Pilar Alegría o los titulares de Transformación Digital e Industria, José Luis Escrivá y Jordi Hereu, repitieron el mismo mensaje.
En paralelo a esos mensajes, a lo largo del fin de semana, se sucedieron varias llamadas y reuniones entre dirigentes del partido y Ábalos para negociar su dimisión. Una «salida pactada», decían fuentes conocedoras de los contactos, que no ha sido posible acordar. Por eso, sin previo aviso al que fuera secretario de Organización del PSOE, la Ejecutiva Federal le exigió este lunes su renuncia al cargo de diputado y la entrega de su acta al partido.
La encargada de transmitir a la opinión pública y al propio José Luis Ábalos la decisión de la dirección de pedirle su dimisión fue la portavoz Esther Peña. Y lo hizo con unas palabras y unas formas que no gustaron al entorno del ex ministro ni a otros cuadros del PSOE. «Este es un partido con casi 150 años de historia, aquí no caben los corruptos» advirtió.
La diputada burgalesa sentenció que «un corrupto defrauda la confianza de los millones de votantes que han confiado en el PSOE, ensucia el legado de los cientos de miles de militantes socialistas que a lo largo de nuestra historia han hecho de España un país más grande». En su opinión, «las personas que han sido señaladas por el juez y la Fiscalía ya no son militantes de este partido, no lo eran a las pocas horas».
Pero Ábalos, al que ahora el PSOE quiere como cabeza de turco para que el caso no afecte más al partido, no está siendo investigado en ninguna causa penal.