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ELECCIONES 23J

Sánchez cederá el «referéndum consultivo» que figura en la Constitución pero Puigdemont lo exige ya

  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

El artículo 92 de Constitución Española puede ser la clave para deshacer el bloqueo político al que España se encamina tras las elecciones del 23 de julio. Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont, exigirá a Pedro Sánchez que le ceda la posibilidad de realizar un «referéndum consultivo» a los catalanes como condición para facilitar su abstención a la investidura. Algo que sigue lejano a día de hoy. Ante la desconfianza en Sánchez, el eurodiputado de JxCAT hará pasar al PSOE por caja antes. Quiere que la actual mayoría Frankenstein del Congreso, que para esto contaría con 179 escaños, dé luz verde a esta concesión antes del debate de investidura. Con el Gobierno en funciones.

A fin de cuentas sería algo similar a la proposición de ley del Parlament que en 2014 defendieron en el Congreso de los diputados Jordi Turull (Convergencia), Marta Rovira (ERC) y Joan Herrera (IU). Por aquel entonces los nacionalistas, con Artur Mas al frente de la Generalitat, pedían permiso a las Cortes Generales para la celebración de una consulta en similares condiciones en Cataluña. La mayoría aplastante del PP de Mariano Rajoy, que contó además con el apoyo del PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba, imposibilitó que el permiso saliera adelante. Aunque la consulta se acabó haciendo meses más tarde, pero sin la posterior declaración de independencia que sí se proclamó tras el 1 de octubre de 2017.

Lo que pide Junts sería un escenario asumible para el PSOE. Ya en 2021, hace dos años, la ex vicepresidenta primera del Gobierno Carmen Calvo apuntó a esta posibilidad. Unas declaraciones que secundó también el entonces ministro de Política Territorial, hoy al frente de Cultura y Deporte, Miquel Iceta. Ambos defendían un «traje a medida» para solucionar el conflicto catalán. Y lo justificaban recordando unas palabras pronunciadas, días antes, por el propio presidente del Gobierno. «Todo lo que pueda estar en el marco de la legalidad constitucional forma parte de la política de nuestro país», dijo Sánchez.

Carmen Calvo matizó en aquel momento: «No estamos en eso». Pero en ningún caso negó que, superada la pandemia, -según ella, entonces, la principal preocupación del Gobierno-, este escenario pudiera situarse de nuevo sobre la mesa. Tras defender su estrategia de distensión con los indultos, «lo que siempre se ha dicho que era un obstáculo para avanzar y salir de esta década tremenda en la que el independentismo es el responsable y en la que el PP no hizo su trabajo y no ayudó a que las cosas circularan por vías políticas». Iceta concretó un poco más su propuesta afirmando que se debía votar un «gran acuerdo sobre autogobierno, financiación y participación de las comunidades autónomas en el diseño de las políticas del Estado». La propuesta de Junts sería un híbrido.

Antes de la investidura de Sánchez

En Junts per Catalunya tienen prisa. Y aseguran que «no regalaremos nada a Sánchez sin hechos tangibles, porque no nos lo creemos, porque nos ha engañado ya demasiadas veces». Una urgencia que hasta ahora no compartía el otro principal partido separatista, ERC, que hace cuatro años facilitó la investidura del líder del PSOE a cambio de una mesa de negociación que debía dar sus frutos a finales de este año. Y de la que Junts se levantó, pese a formar parte del Govern, por discrepancias. Dicha estrategia, por cierto, no ha servido a los de Oriol Junqueras para lograr gran parte de sus objetivos ni para rentabilizar su estrategia de diálogo en las urnas reculando en número de votos y escaños. Con fuertes críticas del independentismo en general y de JxCat en particular por considerarlo una «sumisión».

Precisamente por eso, para seguir diferenciándose de ERC, de cara a recuperar la Presidencia de la Generalitat en las elecciones autonómicas que se deberán celebrar el año que viene, Junts quiere concreciones antes de regalar sus votos. Que Sánchez cumpla con sus exigencias para justificar así ante su electorado un cambio de posición radical a la defendida hasta el momento. En el partido de Carles Puigdemont ven «prácticamente imposible» que puedan abstenerse en la elección de Sánchez «únicamente con el compromiso verbal o escrito de qué va a hacer». Haciendo suyas unas palabras del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, un alto dirigente de JxCAT asegura que «primero le obligamos a hacer y luego le hacemos presidente, si acaso».