El BOE lo hace oficial: el cambio en Bachillerato que van a sufrir los alumnos de estas ciudades de España
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Una vez se acaban los estudios de secundaria, es decir, la ESO, en España el sistema educativo permite cursar o bien Bachillerato, o también se puede acceder a grados medios de formación profesional. La elección de hacer una cosa o la otra está en manos de cada alumno, aunque el bachillerato es la elección de muchos si tenemos en cuenta que suele hacerse con el fin de realizar luego las pruebas de acceso a la universidad. Sin embargo, cada vez son más los alumnos que una vez iniciados sus estudios de Bachillerato, optan por dejarlo. En este contexto de abandono escolar, el Gobierno pone ahora sobre la mesa un cambio que ya aparece reflejado en el BOE y que afectará a los alumnos de Bachillerato de varias ciudades.
Las cifras del Ministerio son claras. Mientras en Europa la media de abandono está en torno al 9%, en España sube hasta el 13,6%. Puede parecer poca diferencia, pero detrás hay miles de alumnos que no llegan ni a terminar el Bachillerato. Eso significa menos oportunidades laborales, menos opciones de futuro. Y lo preocupante es que no hablamos solo de números: hablamos de chicos y chicas que acaban dejando los estudios porque no encajan o no lo sienten así. Es por ello que es importante tener en cuenta, que el Boletín Oficial del Estado ha publicado una novedad importante. Ceuta y Melilla estrenan un modelo de Bachillerato más flexible, que podrá cursarse en tres años en lugar de los dos habituales. No es para todos, ni tampoco se aplicará en el resto de España, pero abre una vía que puede ser clave para muchos estudiantes con situaciones especiales.
El cambio que llega para los estudiantes de Bachillerato
El motivo principal para este cambio en el Bachillerato de las dos ciudades autonómicas es evidente: intentar reducir el abandono escolar. No es una medida milagrosa, pero sí un intento de dar aire a quienes lo necesitan. El Gobierno reconoce que el sistema actual no siempre se ajusta a la realidad de los alumnos. Al fin y al cabo, no todos tienen las mismas circunstancias, ni el mismo tiempo, ni la misma facilidad para seguir el ritmo. La idea de repartir el Bachillerato en tres cursos no busca bajar el nivel, sino que nadie tenga que renunciar a terminarlo por no poder con la carga de golpe.
Qué alumnos podrán acogerse
Aquí es donde entran los matices. No todo el mundo podrá pedirlo. El BOE marca varios perfiles muy concretos:
- Estudiantes de enseñanzas artísticas profesionales, como música o danza, que compaginan los dos estudios.
- Deportistas de alto nivel o rendimiento, reconocidos oficialmente por el Consejo Superior de Deportes.
- Jóvenes con discapacidad, problemas de aprendizaje o enfermedades que se alargan en el tiempo.
- Alumnos que trabajan o que tienen responsabilidades familiares, y que no pueden dedicar las horas que exige el Bachillerato en dos años.
En resumen, se trata de facilitar las cosas a quienes, por motivos muy concretos, acabarían quedándose fuera. Y es que si algo se repite en todos los informes es que la falta de flexibilidad expulsa a muchos alumnos, de modo que con este cambio pueden alargar un año más sus estudios y tener mayor flexibilidad para acabarlos.
Cómo se podrá pedir
No basta con solicitarlo, habrá que demostrarlo. Cada caso deberá acreditarse con documentos oficiales: certificados médicos, contratos de trabajo, justificantes del Consejo Superior de Deportes en el caso de los deportistas… Todo se entregará en el momento de la matrícula de primero de Bachillerato. Y ojo: sólo en los institutos públicos gestionados directamente por el Ministerio en Ceuta y Melilla.
Además, para el curso 2025-2026 hay un plazo extraordinario muy corto. Apenas diez días hábiles desde la publicación en el BOE, el 18 de septiembre. Eso significa que los estudiantes que quieran acogerse tendrán que estar atentos y moverse rápido.
Un avance, aunque con límites
La medida no está exenta de críticas. Para empezar, sólo se aplicará en Ceuta y Melilla, porque son los únicos territorios donde el Ministerio gestiona directamente los centros. Eso deja fuera a miles de alumnos de otras comunidades que se encuentran en la misma situación. Tampoco es una reforma profunda del Bachillerato en toda España, sino una especie de proyecto piloto. Y luego está la burocracia: informes, certificados, plazos, es decir, que todo eso puede convertirse en un obstáculo para muchas familias.
A pesar de todo ello, supone un cambio, ya que es cierto es que el sistema necesita cambios de este tipo, más adaptados a la realidad de muchos alumnos. El Bachillerato en tres años no solucionará todos los problemas, pero puede evitar que muchos jóvenes abandonen antes de tiempo. Y quizá, si funciona en Ceuta y Melilla, sea la puerta de entrada para que otras comunidades reclamen lo mismo y puedan evitar esas cifras de abandono escolar que parecen crecer.