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Vuelve la guerra Rato-Guindos, que tendrá que resolver Calviño

El exvicepresidente del Gobierno con Aznar pide 12 millones por el "acoso" del vicepresidente del BCE cuando era ministro

Rato Guindos
La guerra entre Rato y Guindos.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Como tenemos pocos líos en la política y en la economía españolas, ahora llega uno más: resucita la guerra entre Rodrigo Rato Luis de Guindos. Un enfrentamiento que parecía decantado a favor del segundo tras la salida del primero de la presidencia de Bankia y su paso por la cárcel. Pero ahora puede darse la vuelta porque Rato reclama al Estado una indemnización de entre 10 y 12 millones por el «acoso»de Guindos y una reparación pública de su nombre. En esta batalla, Rato no tiene nada que perder, pero Guindos sí, que es vicepresidente del BCE.

Los orígenes de esta guerra vienen de muy atrás de los tiempos en que Rato era vicepresidente económico de José María Aznar y candidato a sucederle. El primer encontronazo se produjo cuando Guindos salió de la antigua AB Asesores porque le iban a nombrar director general del Tesoro. Pero Manuel Pizarro, el jefe de una de las familias de Rato y con acceso directo a Aznar -donde estaban Francisco GonzálezCésar Alierta- le pidió colocar en ese puesto a Jaime Caruana, y Guindos se quedó compuesto y sin cargo: se tuvo que conformar con la secretaría general de Política Económica.

Morgan Stanley
Sede de Morgan Stanley (Foto: Morgan Stanley)

Y eso tuvo graves consecuencias para su economía personal. Guindos vendió su participación en AB a valor neto contable (muy bajo) y, unos meses después, sus antiguos socios vendieron la firma a Morgan Stanley por 300 millones de euros. Si no le hubieran prometido la dirección del Tesoro, no se habría marchado y se habría beneficiado de esa operación.

Es verdad que, en la segunda legislatura de Aznar, Rato le hizo secretario de Estado de Economía para desagraviarle. Pero fue de rebote. Rato había juntado esa secretaría de Estado con la de Energía y se la había encargado a José Folgado. El trabajo que conllevaba era ingente y Folgado llegó a amenazar con su dimisión. Ante lo cual, el entonces vicepresidente no tuvo más remedio que volver a separar las dos áreas y le concedió Economía a Guindos.

Rescate y venganza

A estas alturas, no hay que descubrir a Rato. Es tan bien conocida su capacidad de gestión como su prepotencia y chulería, que quedó demostrada en la famosa comparecencia en el Congreso en la que soltó la frase que da título a esta tribuna. Ay, aquella imagen con la bufanda. Los que han trabajado con él tanto en la política como en Bankia se dividen entre los que guardan un buen recuerdo por su inteligencia y educación, y los que dicen que se las hizo pasar canutas. Entre ellos, Guindos, según fuentes presentes en aquellos momentos.

Rodrigo Rato, Congreso
Rodrigo Rato en la comisión sobre la crisis financiera del Congreso.

Pasaron los años, ganó las elecciones Mariano Rajoy y nombró a Guindos ministro de Economía con la tarea de arreglar el desastre de las cajas de ahorros que habían dejado ZapateroFernández Ordóñez. Arreglo que pasó por el reconocimiento del agujero que tenía el sector mediante los famosos ‘decretos Guindos’ y el rescate financiero de España para evitar su quiebra masiva.

Y ahí llegó el momento de la venganza contra Rato, que entonces era presidente de Bankia tras suceder a Miguel Blesa en Caja Madrid (puesto para el que le nombró Rajoy para evitar que Esperanza Aguirre colocara a Ignacio González). Bankia era el verdadero agujero negro del sistema financiero y, aunque Rato presentó a última hora un plan para salvarla, Guindos -con la aquiescencia de Emilio Botín, Isidro Fainé y el citado González- decidió que era insuficiente y que, además de inyectar más miles de millones, era necesario que Rato se fuera para recuperar la credibilidad. Como es sabido, fue sustituido por José Ignacio Goirigolzarri.

Tarjetas black y detención

Algunas de las fuentes consultadas aseguran que hubo actitudes de Guindos que se pueden considerar acoso o inquina hacia Rato, que es por lo que ahora éste pide la indemnización. Porque la cosa no acabó ahí, sino que después llegó la filtración a la prensa de las tarjetas black, que las fuentes aseguran que partió desde el Tesoro y que acabó con los huesos de Rato en la cárcel. La denuncia ante la Fiscalía fue de Alfonso Cárcamo, director jurídico del FROB, que posteriormente fue fichado por BMN (Banco Mare Nostrum), donde había sido consejero Guindos antes de ser ministro.

Y aquí entró en escena Cristóbal Montoro, el enemigo íntimo de Guindos pero que tampoco tenía mucho cariño a Rato después de haber sido secretario de Estado de Economía con él antes que Folgado. Montoro fue el que mandó a los agentes de Aduanas (único cuerpo armado del Estado que no depende de Interior) a detener a Rato en su despacho por un presunto caso de blanqueo delante de toda la prensa y las televisiones. Seguro que se acuerdan de aquella imagen del agente poniendo la mano en la cabeza del exvicepresidente.

Rodrigo Rato, detención
Detención de Rodrigo Rato por Agentes de Aduanas en 2015.

Rato también incluye esta detención (que en realidad no fue tal) dentro de su reclamación por acoso, que publicó El Mundo la semana pasada, aunque Montoro tampoco tiene nada que perder ya. Una reclamación administrativa que se dirige al Ministerio de Economía, ya que es preceptivo antes de acudir a los tribunales. Es decir, que tendrá que resolver Nadia Calviño mientras los ministros de la UE siguen deshojando la margarita del BEI entre ella y Margrethe Vestager. Tiene un plazo de seis meses para hacerlo.

Rato cuenta en su favor con su absolución en el caso Bankia, en una de las sentencias más escandalosas de la historia judicial española. Si la decisión de Calviño le es favorable o si consigue la indemnización en los tribunales, Guindos sufrirá un duro golpe en su reputación cuando todavía le quedan tres años de mandato en el BCE. La guerra se presenta apasionante.

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