S&P confía en la fortaleza de la economía española aunque no haya gobierno
Standard and Poor’s ha mantenido hoy la nota de España en un aprobado alto (BBB+) con perspectiva estable, a pesar de la situación de incertidumbre política, aunque ha alertado de que unas terceras elecciones tendrían un impacto negativo sobre el consumo de las familias y la confianza empresarial.
Las posibilidad de nuevos comicios supone un riesgo a la baja para las proyecciones macroeconómicas de la agencia de calificación, que espera, como otros organismos, que el crecimiento económico sea del 3,2 % este año, pero que se ralentice al 2,3 % en 2017 y al 2 % tanto en 2018 como 2019.
Según la entidad, el crecimiento de este año se apoya en la demanda interna y en la buena evolución de las exportaciones, aunque explica que el dinamismo del consumo privado tiene mucho que ver con el buen comportamiento del mercado laboral, la baja inflación, la reforma fiscal del Gobierno y la política del BCE.
La calificación que la agencia otorga a España refleja en términos generales que prevé una continuación de la recuperación económica y una progresiva reducción del déficit público, a pesar de la situación de interinidad en la que se encuentra el país, con un Gobierno en funciones.
S&P augura que el próximo Gobierno será previsiblemente débil y dependerá en mayor medida del resto de partidos políticos, pero ve probable que se implementen las reformas estructurales necesarias para hacer frente a las vulnerabilidades que todavía presenta la economía española.
«Suponemos que habrá una continuidad en términos generales en las políticas del próximo Gobierno y que la evolución de la situación en Cataluña no debilitará la confianza del inversor», dice la agencia en su informe, que descarta la posibilidad de que esta comunidad autónoma llegue a independizarse.
La entidad espera que la demanda interna (consumo e inversión) siga siendo el motor del crecimiento económico y que la creación de empleo se mantenga, si bien alerta de que, en ausencia de nuevas reformas, el mercado laboral podría desacelerarse, dada sus rigideces y el envejecimiento de la población.
A juicio de la agencia, el elevado nivel de desempleo debe ser tenido en cuenta a la hora de formular cualquier política económica, dada la importancia que el empleo tiene también en los resultados fiscales y las consecuencia negativas que puede suponer para el crecimiento a largo plazo.
Al respecto, subraya que el desafío fundamental del mercado laboral está en acabar con la dualidad entre temporales y fijos, si bien reconoce que las reformas que han flexibilizado la negociación colectiva han contribuido a la recuperación de España.
No obstante, considera que la economía podría recibir un impulso aún mayor si se acometen reformas pendientes como la de los colegios profesionales, la educación, las políticas activas del mercado de trabajo o la política energética.
Según S&P, la actividad económica en España muestra mayor fortaleza que en el resto de los países de la zona del euro, si bien los puntos débiles del país siguen estando en los altos niveles de endeudamiento y déficit públicos, y en las dudas respecto a la situación política.
La agencia destaca el esfuerzo que España ha hecho en los últimos años para reequilibrar la economía y apuntalar la estabilidad del sistema financiero, y asegura que la prueba de ese progreso está en que a finales de este año el PIB en términos reales recuperará el nivel previo a la crisis.