Análisis

¡Revolución liberal!

"La sociedad que antepone la igualdad a la libertad no tendrá ninguna de las dos cosas", Milton Friedman

Tesla ataque Berlín
Tesla

«La sociedad que antepone la igualdad a la libertad no tendrá ninguna de las dos cosas. La sociedad que antepone la libertad a la igualdad obtendrá una gran medida de ambas», Milton Friedman.

Dicen que después de la primera mentira, toda verdad se convierte en duda, ¿no les parece? Y por ello, agradable cautela la que muestra mi querido Mr. Market en una semana en la que muchos agoreros se temen lo peor, y en la que los traders estamos al 200%. Y es que el mal de alturas empieza a agobiar a muchos inversores señores. La vuelta de las bolsas a sus máximos históricos es el argumento simplista al que los siemprebajistas atienden para crear una nube de toxicidad conspiranoide para seguir temiendo al todo poderoso y más en una semana de bancos centrales y arranque en la publicación de resultados de 2024.

Ciertamente, el deterioro de Tesla empieza a preocupar a unos accionistas que ven ya como el rendimiento de sus acciones se despeña nada menos que un -55% desde marcar un clímax en los 407 USD y dejando la capitalización de Tesla por encima del trillón de USD. ¿Tiene sentido que Tesla capitalice el doble de toda la industria automovilística europea? Les preguntaba justo cuando Tesla conquistaba el trillón de dólares de capitalización. Ahí tienen la respuesta, ¡NO! Es cierto que Tesla tiene grandes ventajas competitivas en toda su cadena de producción, pero a pesar de haber perdido un -55% de su capitalización sigue cotizando muy cara, con sus 52 veces beneficios, una cifra considerable si tenemos en consideración que podemos pagar 12 veces beneficios por Porsche ó 4 veces beneficios por Volkswagen.

Sin embargo, a pesar de que Tesla ha acelerado sus caídas convirtiéndose ya en el patito feo de las 7 magníficas, el Nasdaq sigue brillando por encima del resto de índices y dejando clara una cosa, el mercado exagera las expectativas creadas con la política monetaria y descuenta un escenario de tipos 0, que creo es exagerado. Ya conocen mi máxima: satisfacción = percepción – expectativas.

Hace algunos meses les explicaba desde ésta, mi tribuna semanal de opinión, que uno de los principales factores que han dirigido la deflación desde 2009 a 2020, ha sido sin lugar a dudas los costes laborales. Este hecho es el que me hacía pensar que el objetivo de inflación debería de establecerse por encima del 2%, ya que va a ser muy complicado para los bancos centrales el encaje de bolillos. Mantener elevados tipos de interés para contener la inflación es su objetivo del 2%, y es sin duda la espada de Damocles para unos Estados cruelmente intervencionistas y endeudados que no podrán sobrevivir con unos costes financieros tan exagerados.

Este hecho, inevitablemente dirigirá la política monetaria a un entorno monetario de tipos reales negativos, puesto que las fuerzas laborales han empezado un proceso de reivindicación social que en España ya estamos viendo, y que se va a consolidar en todo el planeta. ¡Y con razón! Sin duda, el mayor cáncer provocado por Ben Bernanke ha sido inflar los mercados y provocar un enorme déficit en la redistribución de la riqueza. Es ahí donde el mercado laboral, en su plena libertad, debe hacer uso de la competencia para exigir mejores condiciones, aprovechando el incremento en los beneficios de las compañías.

No creo en absoluto en la imposición de normas laborales por parte del Estado, más bien creo que el diálogo social entre trabajadores y empresarios debería encajarse en el marco de la Ley dejando al margen al Estado, que siempre es el tercero en discordia. Es necesario que la riqueza se distribuya de manera más eficiente y que se rompan los efectos colaterales del intervencionismo diabólico de los bancos centrales.

Y sí, en efecto, parece que el BCE entiende esta premisa que les exponía a propósito de la última intervención de Christine Lagarde, en la que introdujo un concepto brillante bajo mi punto de vista, que me gustará ver cómo lo encaja en su repertorio propagandístico banal la ministra de trabajo española Yolanda Díaz. Y es que del bochornoso argumentario de la inflación de los márgenes de las empresas de Díaz, hemos pasado a la inflación de los salarios de Lagarde, curioso y sintomático a su vez. La realidad es mucho menos cruda que la que nos plantean mensajes llenos de banalidades y palabras vacías en discursos insulsos y sin sentido, que suele recitar nuestra ministra. Cuando lo cierto es que los únicos márgenes que atentan contra la inflación son los oligopolísticos con capacidad de incidir en los precios intervencionismo y de unos salarios que en aumento son claramente inflacionistas (y no lo critico).

Así es como la Sra. Lagarde explicaba que el BCE sigue atento, aunque con moderada preocupación, los acontecimientos del Mar Rojo (sorpresa que lo pasara casi por alto) y centrados en comprender cómo el incremento de los salarios justificados por el incremento de los beneficios de las empresas terminaría repercutiendo en la denominada inflación de los salarios, ¡vaya! Cuanto menos sorprendente.

Milton Friedman, un hereje para muchos libertarios y un dios para muchos neoliberales, explicaba que la sociedad que antepone la igualdad a la libertad no tendrá ninguna de las dos cosas, mientras que aquellas sociedades que antepongan la libertad a la igualdad obtendrá una gran medida de ambas. Y razón no le falta, ya que las ansias de poder de unos pocos que entienden que imponer sus ideas a los demás es justicia social, es sin duda el mayor tumor de una enfermedad social que se llama intervencionismo. Y ya sabemos que una sociedad carente de libertad, está carente de incentivos. El mundo se dirige peligrosamente hacia un camino superfluo de valores y sin atractivo en estímulos. Hagamos, pues uso de la pedagogía intelectual para abrazar las ideas de la libertad y salvar un mundo, que honestamente merece una gran revolución liberal, ¿me acompañan?

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