¿Es rentable comprar una vivienda para reformar?
El incremento de las operaciones de compraventa en el mercado inmobiliario está provocando que algunas personas opten por invertir en el sector. Hasta el momento, la mayoría de viviendas que se están comprando son de segunda mano, aunque cada vez más la nueva construcción intenta ganar fuerza. En este último caso, aunque las viviendas presentan unos acabados y características más completos, los precios son aún altos para según qué economías.
En relación con lo expuesto, una de las opciones pasa por adquirir un piso o local que precise de reformas. Es una opción que, aunque requiere trabajo, puede llegar a ser ostensiblemente más rentable que comprar una vivienda lista para usar. Solamente por la necesidad de hacer reformas y porque a simple vista se ve más degradado, el precio ya baja de forma importante. Además, es más fácil negociar algún tipo de rebaja.
¿Qué ventajas conlleva comprar una vivienda que precisa de reformas?
Los puntos a favor de la opción de la compra de una vivienda para reformar son los siguientes:
· Precio más económico: evidentemente, una vivienda o local que precise de reformas es más económico que uno que ya esté terminado y listo para vivir. Por un lado, se entiende que no es nuevo, que ha tenido un uso y desgaste y que, por lo tanto, todo ello le resta valor. De la misma forma, se descuenta el valor estimado de las reformas necesarias para que sea funcional.
· Posibilidad de negociar a la baja: en muchas ocasiones, las personas tomamos decisiones por aquello que nos entra por la vista. Un espacio que precisa de reformas acostumbra a estar en peores condiciones y, por lo tanto, a primera vista resulta desagradable. Ello dificulta mucho la tarea comercial, porque el vendedor debe conseguir que el cliente imagine cómo sería el lugar con todo acabado. Igualmente, no se trata de una tarea fácil y, gracias a ello, existe un mayor margen para negociar un precio menor.
· Capacidad para comprobar la estructura: hasta que uno no entra en una vivienda no sabe de ciencia cierta si existe algún tipo de problema en la estructura. Por desgracia, no es inhabitual que inquilinos se encuentren, una vez dentro, con problemas referentes a aislamientos, ruido… En una reforma, pues, es más probable identificar estos problemas y arreglarlos, hecho que toda de más valor al lugar.
· Posibilidad de adaptar la vivienda o local a las necesidades del comprador: en una vivienda acabada no se le pueden realizar demasiadas reformas. Por lo tanto, solamente la escogerá aquel cliente que se sienta cómodo con la distribución definida. Ahora bien, si hay que reformar, es más fácil realizar una adaptación a aquello que se desea.
· Posibilidad de incorporar elementos innovadores o de diseño: que sea una vivienda o local antiguo no implica necesariamente que no pueda ser funcional o incorporar elementos diferenciadores y atractivos. Es posible incorporar en el espacio todas aquellas mejoras que se precisen.