La reconstrucción de la imagen de DIA se topa con los tribunales
Mijáil Fridman se coloca en el foco de la Fiscalía Anticorrupción por el caso del grupo Zed y entorpece el renacimiento de los supermercados DIA después de su debacle.
La reconstrucción de la imagen y la reputación de Supermercados DIA, fuertemente dañada tras un año dramático en el que la empresa ha rozado el concurso de acreedores mientras se hundía en bolsa y era adquirida con una opa por la compañía Letterone, se ha iniciado a marchas forzadas con la llegada de su nuevo consejero delegado, el alemán Karl-Heinz Holland.
Holland, reputado ex CEO de Lidl y hombre de prestigio en el sector retail europeo, va a cobrar un sueldo de tres millones de euros acorde al de un fichaje ‘estrella’ para DIA. Con su background y un grupo de directivos alemanes en su mayoría, su trabajo diario está intentando reconstruir la imagen, las relaciones con los proveedores y las ventas de DIA.
Sin embargo, pese a la buena voluntad de Holland, DIA se encuentra ya desde su mismo nacimiento con una piedra en el camino para su reputación: el agravamiento del cerco judicial de la Audiencia Nacional sobre Mijail Fridman, su nuevo propietario. Un cerco que, tras anunciarse durante meses, ha explotado esta misma semana con el anuncio de Fiscalía Anticorrupción de que quiere que el ruso pise suelo español para tomarle declaración y eventualmente poder meterlo en prisión de forma preventiva por el caso de presunta corrupción del grupo Zed. La Fiscalía quiere que Fridman acuda a España «antes o después en persona», mientras que el millonario ruso ha alegado motivos de salud para no abandonar Reino Unido ante la duda de que pudiera ser detenido en territorio español.
Además, está próximo y pendiente de resolución la decisión de la Audiencia Nacional sobre el caso penal en el que está inmerso la mayor parte del antiguo equipo directivo de DIA, comandado por Ricardo Currás, y sobre el que pesan varias querellas sobre administración desleal y delitos en los negocios que el tribunal especial decidirá si investiga o no. En estas querellas también se pide la investigación del auditor KPMG.
Estos dos casos, que circulan por caminos completamente paralelos sin que uno tenga influencia en otro pero ambos en la Audiencia Nacional, pueden dar al traste con el intento de DIA de recuperar su reputación si siguen avanzando en contra de sus administradores y ex administradores.
Defensa de Fridman
Mientras tanto, Fridman ha contratado abogados nuevos para que le defiendan ante la Audiencia Nacional. Se trata de Baker McKenzie, que ha alegado que se va a someter a una intervención quirúrgica que le impide viajar.
El bufete recuerda que el caso Zed no es solo penal sino mercantil y concursal y que Javier Pérez Dolset, que era accionista y presidente de la empresa, entró en prisión por delitos de insolvencia punible, administración desleal, fraude en subvenciones, coacciones, falsedad documental y tráfico de influencias.
Sus argumentos para pedir que Fridman sea exculpado (ya pidieron sin éxito que fuera tan sólo llamado como testigo) son que nunca tuvo control de Zed ni de VEON, «así como tampoco tenía control alguno sobre un crédito sindicado de 140 millones en el que el Amsterdam Trade Bank era el prestamista minoritario [con un 13,3 por ciento, frente al 17,3 por ciento que tenía cada uno de los restantes bancos prestamistas: ING, Santander, BBVA, HSBC y Raiffeisen Bank».
Los abogados recuerdan que Zed estaba controlado por Dolset pero hay críticos que ven en la quiebra de esta sociedad una acción muy parecida a la que ha realizado presuntamente Fridman en DIA con posterioridad, rebajando el precio de la compañía para poderla comprar a precios de derribo. Sea como se la evolución en el mercado de DIA en los próximos trimestres, va a tener muy difícil despegarse del otoño judicial que se le avecina.