El precio de la luz que pagan las familias españolas baja un 6,7% interanual en septiembre
Los hogares españoles se beneficiarán en su próximo recibo de la rebaja del 6,7% experimentada por el precio de la electricidad en septiembre respecto al mismo mes de 2015. Esa es la rebaja que se ha producido en la tarifa que abonan los pequeños consumidores, lo que supone una reducción media de 53 euros en la factura global anual para aquellos clientes con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y un consumo anual de 3.000 kilovatios hora (kWh).
En lo que va de año, el recibo medio se ha reducido un 13,6%, situándose en los 463 euros en los primeros nueve meses de 2016, según datos avanzados por la agencia EFE. El importe de la factura está determinado, en buena parte, por la evolución del precio de la electricidad en el mercado mayorista, que ha caído este año en un contexto de bajos precios de las materias primas y bastante peso de las renovables.
Junto a este componente, conforman la tarifa esos peajes de acceso -que fija el Gobierno para sufragar las actividades reguladas, como la distribución, el transporte o las renovables- y los impuestos.
Entre estos costes regulados destacan los destinados a sufragar el transporte y la distribución de electricidad, las subvenciones a las fuentes renovables y a los generadores extrapeninsulares (Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla), los pagos por capacidad (a centrales que garantizan la seguridad de suministro), y las subvenciones a la producción de carbón nacional. Estos costes no se financian mediante impuestos, sino a través de la factura de la luz.
El déficit de tarifa, como consecuencia de la intervención del Estado en el precio de la electricidad, lleva dos años reduciéndose aunque la deuda vida todavía ronda los 30.000 millones de euros. Esta brecha se produce porque los costes reconocidos a las empresas por la producción eléctrica es superior a los ingresos que reciben por su venta. Estos ingresos proceden del 40% del importe de la factura que pagan los consumidores y el 60% restante se reparte entre recargos establecidos por el Estado y tres tipos de impuestos diferentes.
Se trata del IVA y el Impuesto sobre la electricidad (un gravamen especial similar al existente sobre el tabaco o las bebidas alcohólicas) y una batería de tributos a la generación, tales como el impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica, el canon por utilización de aguas para la producción de energía eléctrica, los tributos aplicables a los procesos de generación con energía nuclear, el impuesto al consumo de gas natural en centrales eléctricas, el impuesto especial sobre el consumo de carbón y los tributos medioambientales establecidos por las comunidades Autónomas.