Los fondos europeos no tendrán impacto sobre el voto

El PP podrá gobernar: ni la economía ni la presidencia de la UE salvarán a Sánchez, según Freemarket

Feijóo Cataluña
Alberto Núñez Feijóo (Foto: Europa Press).

El cambio político en España está más cerca que nunca. El PP sumará junto a Vox la mayoría absoluta imprescindible después de las próximas elecciones generales, según un estudio comparado de los sondeos publicados hasta ahora por todas las empresas de opinión, según un informe elaborado por la consultora Freemarket al que ha tenido acceso OKDIARIO. Hay varias razones que explican este vuelco político, pero muchas de ellas tienen que ver con razones económicas.

Según la consultora, la coyuntura no va a mejorar en 2023: el ritmo de actividad se frenará bruscamente este año y rondará el 1% de crecimiento frente al superior al 5% de 2022 -el FMI pronosticó un aumento del PIB del 1,1%-.  La inflación va a seguir siendo muy alta, pues aunque el índice general ha retrocedido hasta el 5,9%, es muy probable que se acelere este mes y los siguientes tras la desaparición de la subvención a los combustibles y el suelo que marca la inflación subyacente -que está en el 7%, la cota más alta de la Unión Europea-. La conclusión es que la economía no va a beneficiar al Gobierno porque el escenario de estanflación que se avecina -estancamiento económico con precios al alza- se percibirá con mayor claridad en la situación financiera de los hogares y en la evolución del empleo.

Además, señala Freemarket, si el Banco Central Europeo deja de comprar deuda soberana a partir de marzo, la prima de riesgo -la diferencia entre lo que se paga por un bono español en relación al alemán- se incrementará de manera significativa. «Tampoco creemos que los fondos europeos, aunque la Comisión permita un uso laxo de los mismos, sean un instrumento político útil para la compra de votos por el Gobierno a causa de sus enormes problemas para ejecutarlos, ni pensamos que es fácil repetir un Plan E -la iniciativa puesta en marcha en su momento por Zapatero para impulsar la obra pública y la actividad, y que tuvo efectos desastrosos sobre el déficit público-.

Abundando en la misma idea de los factores presuntamente positivos que Sánchez maneja para dar un vuelco a las encuestas, la Presidencia española de la UE en el último semestre de este año tendrá poco impacto sobre la coyuntura política interna. De hecho, nunca lo ha tenido. En 1995, Felipe González fue presidente de turno de la entonces Comunidad Europea y eso no le sirvió para ganar las elecciones de 1996, que perdió. Adicionalmente, el deterioro institucional y la colaboración-concesiones a fuerzas independentistas, ERC, y a independentistas con una marca aún peor en el resto de España, Bildu, comienza a percibirse y a causar rechazo, no sólo en los ambientes ilustrados o de derechas, sino en sectores de la población considerados como progresistas.

«La consecuencia es que el presidente Sánchez comienza a tener un creciente rechazo-desconfianza en amplias capas de la sociedad española que no se circunscriben a los votantes de opciones opositoras. Sus niveles de popularidad dentro de su propio espacio sociológico son los más bajos de todos los líderes políticos dentro de los suyos. Vemos un claro deterioro de las perspectivas electorales del Gobierno y una consolidación de la diferencia entre su intención de voto y la del PP tras el análisis de los sondeos más sólidos realizados en el último semestre».

Según el estudio comparado de todas las encuestas publicadas hasta ahora, el Partido Popular consolida la distancia con relación al PSOE que empezó a registrarse en junio de 2022, ganando 10 puntos respecto a los resultados obtenidos en los comicios de noviembre de 2019. El PSOE perdería alrededor de 4 puntos respecto a los alcanzados entonces. Vox mejora ligeramente los sufragios cosechados en 2019, alrededor de 0,8 puntos, lo que, por ahora, muestra la solidez de su suelo electoral con lo que se mantendría como la tercera fuerza política en el Parlamento. El declive de Unidas Podemos prosigue con una pérdida de 3 puntos respecto a la votación lograda en las anteriores elecciones generales.

Por último, las formaciones menores repiten con ligeras variaciones marginales sus resultados del 10 de noviembre de 2019 con la excepción de Ciudadanos y de UPN, que probablemente desaparecerán del Parlamento. Desde esta perspectiva, y de cara a adivinar quién obtendrá la mayoría suficiente y necesaria para formar Gobierno, se comprueba que la pérdida de soporte electoral del PSOE no se ve compensada por una mejoría de las expectativas de UP. Ambos caen y reducirían en 6,3 puntos la votación cosechada en 2019.  PP y Vox pasan a una intención de voto del 45% frente a una votación efectiva del 36,2% en 2010. El agregado del centro derecha es superior al obtenido por Aznar y Rajoy en 2000 y 2011, cuando llegaron a la mayoría absoluta con un soporte electoral del 44,5% y del 44,6%, respectivamente.

La subida del PP responde al hundimiento de Ciudadanos mientras, de momento, la caída en la intención de voto de la izquierda nacional se debería a un aumento de la abstención, ya que no hay trasvase relevante hacia el PP. Los voxistas mantienen una elevada fidelidad de voto tanto por la radicalización de la política gubernamental que galvaniza a sus electores como por la persistencia de la desconfianza ante el PP tras la gestión de Rajoy en un amplio sector del espectro sociológico de la derecha. Creen que Vox es una garantía para que los populares no repitan lo hecho y no hecho en su anterior etapa de Gobierno. Si se realizase una proyección de escaños,  la suma del PP y de Vox debería lograr con relativa facilidad una cómoda mayoría absoluta.

Según Feemarket, la amenaza de un Gobierno PP-Vox podría movilizar a los sectores de la izquierda que, en la actualidad, parecen haber optado por la abstención, pero esta hipótesis ha perdido fuelle, al menos entre los sectores más moderados del PSOE que han optado a priori por abstenerse. «En nuestra opinión, el uso del “miedo a la derecha” ha perdido efectividad ante las alianzas realizadas por el PSOE, no ya con UP si no con ERC y Bildu, que despiertan una alta animadversión en sectores no desdeñables de la izquierda», concluye el informe.

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